(RV).- Palabras de Benedicto XVI la mañana de este lunes 9 de julio en el Centro
de los Misioneros Verbitas de Nemi : (Audio) Estoy verdaderamente
agradecido per la posibilidad de volver a ver, después de 47 años, esta casa de Nemi.
Tenía un recuerdo bellísimo, quizás el más bello recuerdo de todo el Concilio. Yo
vivía en el centro de Roma, en el Colegio de Santa María del Alma, con todo el rumor:
todo esto es también bello! Pero estar aquí en el verde, tener este respiro de la
naturaleza y también esta frescura del aire, era ya en sí mismo una cosa bella. También
estaba la compañía de tantos grandes teólogos, con un encargo así importante y bello
de preparar un decreto sobre la misión.
Recuerdo sobre todo el General de aquél
tiempo, el padre Schütte, que había sufrido en China, había estado condenado y después
expulsado. Era pleno de dinamismo misionero, de la necesidad de dar un nuevo impulso
al espíritu misionero. Y me tenía a mí, que era un teólogo sin gran importancia, muy
joven, invitado no se porqué, pero era un gran don para mí.
También estaba
Fulton Sheen, que nos fascinaba a la tarde con sus discursos, padre Congar y los grandes
misionólogos de Lovaina. Para mi fue un enriquecimiento espiritual, un gran don. Era
un decreto sin grandes controversias. Estaba esa controversia que yo no he entendido
nunca realmente, entre la escuela de Lovaina y aquella de Münster: finalidad principal
de la misión es la implantatio Ecclesiae (implantación de la Iglesia) o el Anuncio
del Evangelii? Pero todo convergía en un único dinamismo de la necesidad de portar
la luz de la Palabra de Dios, la luz del amor de Dios en el mundo y de dar una nueva
alegría por este anuncio.
Y así nació en aquellos días un decreto bello y bueno,
casi aceptado unánimemente por todos los padres conciliares, y para mí es también
un complemento muy bueno de la Lumen Gentium, porque allí encontramos una eclesiología
trinitaria, que parte sobretodo de la idea clásica del bonum diffusivum sui, el bien
que tiene la necesidad en sí mismo de comunicarse, de darse: no puede estar en sí
mismo, la cosa buena, la bondad misma esencialmente es communicatio. Y esto ya aparece
en el misterio trinitario, al interno de Dios, y se difunde en la historia de la salvación
y en nuestra necesidad de dar a los otros el bien que hemos recibido.
Así,
con estos recuerdos, he pensado a menudo en estos días de Nemi que son en mí, como
he dicho, parte esencial de la experiencia del Concilio, y estoy feliz de ver que
vuestra Sociedad florece – el padre General ha hablado de los seis mil miembros en
tantos países, de tantas naciones. Claramente el dinamismo misionero vive y vive sólo
si está la alegría del Evangelio, si estamos en la experiencia del bien que viene
desde Dios y que debe y quiere comunicarse. Gracias por este dinamismo vuestro. Les
auguro para este Capítulo toda bendición del Señor, mucha inspiración: que las mismas
fuerzas inspiradoras del Espíritu Santo que nos acompañaron en aquellos días, casi
visiblemente, sean de nuevo presentes entre ustedes y los ayuden a encontrar la vía
para vuestra Compañía, así para la misión del Evangelio ad gentes para los próximos
años. Gracias a todos ustedes, el Señor los bendiga. Recen por mí, como yo rezo por
ustedes. ¡Gracias! Traducción del italiano: Mariana Puebla - RV