(RV).- (Audio) Fernando Lugo, fue
destituido por el Congreso Paraguayo el viernes pasado, tras un juicio político que
se le llevó a cabo en el Senado local por “mal desempeño de sus funciones”.
En
total 39 de los 43 senadores presentes entendieron que el mandatario es culpable de
las acusaciones y quedó automáticamente destituido a las 18:27, hora del Paraguay.
Lugo fue reemplazado por el vicepresidente, Federico Franco.
Ante la grave
crisis política que vive la República del Paraguay, la Conferencia Episcopal Paraguaya
el jueves 22 de junio ya se había dirigido a los representantes de los poderes del
Estado y a la ciudadanía en general para expresar, una vez más –como dicen “nuestra
exhortación a la pacificación y a la salvaguarda de la vida humana como valor supremo”.
Los obispos señalaron que “el sistema democrático, regido por la Constitución y por
las leyes, tiene sus mecanismos institucionales para mantener el Estado de Derecho,
que todos estamos obligados a respetar”, y consideraron que “la decisión del Congreso
Nacional de iniciar el juicio político al Presidente de la República, Don Fernando
Lugo, y de éste a someterse al procedimiento constitucional, pone en marcha un mecanismo
institucional que debe desarrollarse en el marco de la normalidad y del respeto irrestricto
a la Constitución y a los Derechos Humanos”.
En este marco, los obispos
paraguayos, exhortaron “a la prudencia política, evaluando serenamente las consecuencias
jurídicas, políticas y sociales emergentes del juicio político”, e hicieron un llamado
a los líderes políticos, a las organizaciones sociales, a los gremios y a la ciudadanía
a “mantener la calma, la serenidad y a evitar todo tipo de enfrentamientos y de violencia
que pongan en riesgo la integridad y la vida de las personas”.
El sábado 23
de junio la Conferencia Episcopal convocó a una jornada de oración con el tema: "Juntos
por la paz y la justicia en el Paraguay", en la misma rogaron a Dios, por las víctimas
mortales de los hechos de violencia ocurridos en Curuguaty, el viernes 16 de junio
pasado”. Y pidieron la paz en la sociedad buscando la reconciliación del pueblo paraguayo
con sus autoridades. Otras peticiones realizadas en esta jornada fue la de pedir como
pueblo que se busquen los mecanismos para la tan anhelada Reforma Agraria Integral.
Buscar el desarrollo agrario integral. Encontrar una solución a la falta de tierra
de los campesinos.
Los obispos constatan que existe una mala distribución de
la riqueza en el país. Y falta un control estricto sobre las tierras mal habidas.
Falta mayor control de las tierras distribuidas a los campesinos. Y existe una manipulación
de los campesinos para fines partidarios y políticos. Por tanto, piden respeto a la
Constitución y las Leyes. El recurso de la violencia en un Estado de Derecho carece
de cualquier justificación. Por tanto, en esta jornada el pueblo paraguayo gritó
un no rotundo a la violencia. Debemos evitar la justicia por manos propias, afirman
los obispos por la violencia engendra más violencia. Además pidieron a los Tres Poderes
del Estado que generen soluciones concretas a los problemas de los paraguayos. Por
último, los obispos afirmaron que con esta jornada pidieron a los líderes campesinos
y a las autoridades que eviten otro derramamiento de sangre entre compatriotas. Que
se genere una mesa de dialogo entre todas las partes. Un país sin Paz es un país sin
rumbo.