(RV).- Este 21 de junio Benedicto XVI celebró audiencia con los 80 participantes en
la Asamblea anual de la “Reunión de las Obras para la ayuda a las Iglesias Orientales
(ROACO, por sus siglas) a quienes dirigió un discurso en idioma italiano, inglés,
alemán y francés.
La ROACO inició su encuentro anual el pasado día 18
para tratar temas relacionados con la vida de la Iglesia en Oriente Medio con especial
atención a Siria, Tierra Santa, la Iglesia Siro Malabar de la India y la Iglesia Greco
Católica de Ucrania. Se trata de una organización fundada en 1968 por la Congregación
para la Iglesias Orientales, que preside el prefecto de la Congregación el cardenal
Leonardo Sandri.
En su discurso, Benedicto XVI, acogió con agradecimiento
las palabras de saludo que le dirigió el cardenal Sandri, recordando al Arzobispos
Secretario, al subsecretario, colaboradores y todos los participante presentes en
esta Audiencia renovando expresiones de gratitud a las Obras representadas, aproximadamente
20, y a las Iglesias de del Continente europeo y americano, que las ayudan, así como
a los numerosos benefactores; y aludió a la situación de la Iglesia en Oriente, con
una particular mención a la situación de violencia en Siria pidiendo que se detenga
la violencia, a la vez que recordó cuán necesario es el respeto auténtico de los derechos
humanos, especialmente el derecho a la libertad religiosa personal y comunitaria de
cara a la indización del Año de la Fe, a partir del próximo mes de octubre, en el
ámbito conmemorativo del 50ª aniversario del inicio del Concilio Ecuménico Vaticano
II, expresó que la celebración ofrecerá fecundas orientaciones a las Obras de ayuda
a las Iglesias Orientales.
La primera invitación expresada por Benedicto
XVI a la ROACO alude al discurso que dirigió a la Congregación para las Iglesias Orientales,
el 9 junio de 2007, y ha sido aquella de perseverar en el movimiento de caridad, que
por mandato del Papa, la Congregación realiza para que en modo ordenado y equitativo
Tierra Santa y las otras regiones orientales reciban el apoyo espiritual y material
para hacer frente a la vida eclesial ordinaria y a las necesidades particulares en
vista de las fuertes necesidades del momento actual.
La actual coyuntura
económico social, en efecto, tan delicada por la dimensión global que ha asumido,
no parece dar respiro a las áreas del mundo económicamente desarrolladas y en medida
todavía más preocupante se vuelca sobre las más desaventajadas, penalizando seriamente
el presente y el futuro. (Audio)
“El
Oriente, madre patria de antiguas tradiciones cristianas, está interesado en modo
particular por este proceso que genera inseguridad e inestabilidad también a nivel
eclesial y en el campo ecuménico e interreligioso. Se trata de factores que alimentan
las endémicas heridas de la historia y que contribuyen para hacer más frágil el diálogo,
la paz y la convivencia entre los pueblos, así como el respeto auténtico de los derechos
humanos, especialmente el derecho a la libertad religiosa personal y comunitaria”.
Benedicto XVI dijo que este derecho debe ser garantizado en su profesión
pública y no solamente en términos culturales sino también pastorales, educativos,
asistenciales y sociales; todos aspectos indispensables para su efectivo ejercicio.
El
Papa se dirigió también a los representantes de Tierra Santa, al Delegado Apostólico
Mons. Antonio Franco, al Patriarca Latino de Jerusalén y al Padre Custodio que establemente
participan en la ROACO, pero también a los que se unieron este año, los arzobispos
mayores de la Iglesia Siro malabar de la India, Su Beatitud el cardenal George Alencherry,
y de la Iglesia Greco Católica de Ucrania, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, así como
al Nuncio Apostólico en Siria, Mons. Mario Zenari y el Obispo Presidente de la Caritas
Siria.
Tras poner en evidencia la dimensión universal que caracteriza a la
Iglesia de Roma, y que constituye una de las notas esenciales del ministerio de la
Iglesia, Benedicto XVI consideró que este encuentro es también una ocasión para reafirmar
su cercanía a los grandes sufrimientos de los hermanos y de las hermanas en Siria,
en particular a los pequeños inocentes y los más indefensos. (Audio)
“Nuestra
oración, nuestro compromiso y nuestra fraternidad concreta en Cristo, como bálsamo
de consuelo, los ayude a no perder la luz de la esperanza en estos momentos de oscuridad,
y obtenga de Dios la sabiduría del corazón para quien tiene la responsabilidad, a
fin de que cese todo esparcimiento de sangre y violencia que solo lleva dolor y muerte
y deje espacio a la reconciliación, a la concordia y a la paz. Que no sea escatimado
ningún esfuerzo, también por parte de la comunidad internacional, para sacar a Siria
de la actual situación de violencia y de crisis que dura ya mucho tiempo y peligra
de convertirse en un conflicto generalizado cuyas consecuencias serían fuertemente
negativas para el País y para la entera Región. También elevo un fuerte y sentido
llamamiento para que, ante la necesidad extrema de la población venga garantizada
la necesaria asistencia humanitaria, también a tantas personas que han tenido que
dejar sus casas, algunos refugiándose en los Países vecinos: el valor de la vida humana
es un bien precioso que siempre debe ser tutelado”.
A los queridos amigos
de la ROACO, el Papa recordó la indización del Año de la Fe en el ámbito conmemorativo
del 50ª aniversario del inicio del Concilio Ecuménico Vaticano II, recordando que
“ofrecerá fecundas orientaciones a las Obras de ayuda a las Iglesias Orientales”,
que representan –subrayó- una testimonio providencial de cuanto nos dice la Palabra
de Dios a propósito de que la fe sin las obras se apaga y muere, por eso los invitó
a ser siempre “signos elocuentes de la caridad que mana del corazón de Cristo y presenta
al mundo la Iglesia en su más auténtica identidad y misión, colocándola al servicio
de Dios que es amor”.
El Sucesor de Pedro concluyó este encuentro con
los miembros de la Reunión de las Obras para la ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO),
invocando para todos ellos la intercesión del incansable jesuita santo, Luis Gonzága,
cuya memoria litúrgica se celebra este 21 de junio, para sostener el rendimiento de
gracias al Espíritu Santo y para que el Señor suscite también en nuestro tiempo ejemplares
trabajadores de caridad hacia el prójimo, además, se refirió a su próxima visita al
Líbano, con el deseo de abrazar desde este momento a aquella gran Nación. Un abrazo
que hizo extensivo a todos los presentes, a la vez que invocó a la Virgen María. (Audio)
“La intercesión
de la Santísima Madre de Dios acompañe siempre las iglesias orientales en madre patria
y en la diáspora, llevando por doquier aliento y esperanza para un renovado servicio
al Evangelio. Que Ella vele también sobre el próximo viaje que –si Dios quiere- realizaré
al Líbano para sigilar la Asamblea Especial para el Medio Oriente del Sínodo de los
Obispos. Deseo desde ahora anticipar a la Iglesia y a la Nación Libanesa mi abrazo
de padre y de hermano”. (Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano)