Otra oportunidad a los gobiernos: ¡No la dejen escapar!
(RV).- “Esta vez la atención de los gobiernos verdaderamente debe estar concentrada
en los pobres los marginados de la sociedad para la erradicación de la pobreza y la
apertura al desarrollo humano en todas sus dimensiones”. Estamos con los ojos puestos
en la Conferencia de Río + 20 al igual que los movimientos y asociaciones católicas
que esperan que la Cumbre sea la oportunidad definitiva. “Tomar nuevamente las riendas
de la familia humana” es también el llamamiento del Grupo católico internacional para
el desarrollo y la solidaridad (Cisde, por sus siglas), en el marco de la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre el desarrollo sostenible que se celebrará en Río de
Janeiro del 20 al 22 de junio. Firman el llamamiento los representantes de las Conferencias
episcopales de varias partes del mundo y responsables de la sociedad civil.
¿Cuáles
son las expectativas de este grupo internacional? Inicialmente que venga lanzado
un verdadero mensaje de esperanza para todos aquellos que sufren pero que incluya
a las generaciones futuras. A los gobernantes de todo el mundo, se le pide a los
hombres y mujeres de buena voluntad que se den cuenta de que esta vez todos tenemos
la oportunidad de trazar juntos el camino hacia un desarrollo equitativo y basado
en los derechos, hacia una verdadera vida humana, hacia un mundo del que nos parte
integrante de aquella Creación que nos ha sido confiada para que la cuidáramos y respetáramos.
La
solución que propone el Grupo católico internacional tiene como punto de partida al
hombre como individuo en una conversión radical para una nueva cultura del respeto
de la creación, a la sencillez y la solidaridad en beneficio del desarrollo humano
más auténtico y una mejor calidad de vida. Los participantes en la cumbre Río +
20 son exhortados a actuar los cambios estructurales que propicien que las mujeres
y los hombres se puedan realizar en plenitud. El organismo católico cuestiona además
la utilidad de un crecimiento económico que se olvida de los pobres, no mejora sus
condiciones de vida, aumenta las desigualdades persistentes, y que se da a costa de
la destrucción de las forestas, océanos y recursos naturales.
Vibra con
fuerza el grito para reclamar una economía que respete la dignidad y los derechos
humanos de las mujeres y de los hombres, con el vivo auspicio de un mercado al servicio
del bien común que tenga presente el principio de la subsidiaridad, el apoyo a las
pequeñas empresas, y en particular la prioridad a los derechos y a las necesidades
básicas de las comunidades y de los Países pobres. “Combatir el hambre en el mundo
es una prioridad porque ésta representa una violación del derecho humano a la alimentación
y un escándalo que no puede seguir siendo solapado”. El último llamamiento que el
Cisde lanza a los participantes de Río + 20 del 20 al 22 de junio próximo en Brasil
es para que se redoblen los esfuerzos para combatir los cambios climáticos, siguiendo
la Convención de las Naciones Unidas en materia. (Patricia L. Jáuregui Romero – Radio
Vaticano)