(RV).- Poco antes de mediodía en la plaza de San Pedro a los participantes en el encuentro
organizado por el movimiento de Renovación en el Espíritu Santo.
Con alegría
el Papa acogió en la plaza de San Pedro a numerosos miembros de la Renovación en el
Espíritu Santo, con ocasión del 40° aniversario de su nacimiento en Italia, como expresión
del más vasto movimiento de renovación carismática que ha atravesado a la Iglesia
Católica después del Concilio Ecuménico Vaticano II. A todos ellos el Obispo de Roma
los saludó con afecto, comenzando por su Presidente Nacional, a quien agradeció sus
palabras en nombre de todos los presentes. Y formuló votos para que su peregrinación,
que les ofrece la oportunidad de detenerse en oración ante la tumba de san Pedro,
refuerce su fe, aumente su testimonio cristiano y les permita afrontar sin temor,
guiados por el Espíritu Santo, la tarea de la nueva evangelización.
(Audio)
Me alegra encontraros
en vísperas de Pentecostés, fiesta fundamental para la Iglesia y tan significativa
para vuestro Movimiento, y os exhorto a acoger el amor de Dios que se nos comunica
mediante el don del Espíritu Santo, principio unificador de la Iglesia.
Y
tras destacar que en estos decenios se han esforzado para ofrecer su aportación específica
a la difusión del Reino de Dios y a la edificación de la comunidad cristiana, alimentando
la comunión con el Sucesor de Pedro, con los Pastores y con toda la Iglesia, Su Santidad
les dijo:
(Audio) Queridos amigos,
seguid testimoniando la alegría de la fe en Cristo, la belleza de ser discípulos de
Jesús, el poder del amor que brota de su Evangelio en la historia, así como la incomparable
gracia que cada creyente puede experimentar en la Iglesia con la práctica santificadora
de los Sacramentos y el ejercicio humilde y desinteresado de los carismas, que, como
dice san Pablo, deben ser utilizados siempre para el bien común. Y ¡no cedáis a la
tentación de la mediocridad y de la costumbre! ¡Cultivad en el ánimo deseos altos
y generosos! ¡Haced vuestros los pensamientos, los sentimientos y las acciones de
Jesús!
Al reafirmar que el Señor llama a cada uno de ellos a ser colaboradores
incansables de su designio de salvación, que cambia los corazones, Benedicto XVI les
dijo que también tiene necesidad de ellos para hacer de sus familias, de sus comunidades
y de sus ciudades lugares de amor y de esperanza.
(Audio) En la sociedad
actual vivimos una situación en cierto modo precaria, caracterizada por la inseguridad
y por el carácter fragmentario de las elecciones. Con frecuencia faltan válidos puntos
de referencia en los que inspirar la propia existencia. Por tanto, se hace cada vez
más importante construir el edificio de la vida y el conjunto de las relaciones sociales
sobre la roca estable de la Palabra de Dios, dejándose guiar por el Magisterio de
la Iglesia.
El Papa les recordó asimismo que el Señor “está con nosotros”,
y que obra con la fuerza de su Espíritu, invitándonos a crecer en la confianza y en
el abandono a su voluntad, en la fidelidad a nuestra vocación y en el empeño a llegar
a ser “adultos en la fe, en la esperanza y en la caridad”. Porque como explicó, “adulto,
según el Evangelio, no es aquel que no está sometido a nadie y que no tiene necesidad
de nadie, sino que adulto, es decir maduro y responsable, sólo puede ser quien se
hace “pequeño, humilde y siervo ante Dios”. De ahí que el Pontífice haya hecho hincapié
en la necesidad de “renovar el alma de las instituciones” y fecundar la historia “con
semillas de vida nueva”.
(Audio) Hoy los creyentes
están llamados a un convencido, sincero y creíble testimonio de fe, estrechamente
unido al empeño de la caridad. En efecto, mediante la caridad, también personas lejanas
o indiferentes al Mensaje del Evangelio logran acercarse a la verdad y convertirse
al amor misericordioso del Padre celestial.
A esto propósito el Papa les
expresó su complacencia por cuanto hacen para difundir una “cultura de Pentecostés”
en los ambientes sociales, proponiendo una animación espiritual con iniciativas a
favor de cuantos sufren situaciones de malestar y de marginación. Por esta razón los
animó a proseguir en su empeño por la familia, lugar imprescindible de educación al
amor y al sacrificio de sí mismos.
Y antes de impartirles su Bendición Apostólica
que extendió con afecto a todos sus miembros y familiares, Benedicto XVI les dejó
la siguiente consigna: (Audio)
Queridos
amigos de la Renovación en el Espíritu Santo, ¡no os canséis de dirigiros hacia el
Cielo: el mundo tiene necesidad de oración! Sirven hombres y mujeres que sientan la
atracción del Cielo en su vida, que hagan de la alabanza al Señor un estilo de vida
nueva. ¡Y sed cristianos gozosos! Os encomiendo a todos a María Santísima, presente
en el Cenáculo en el acontecimiento de Pentecostés. Perseverad con Ella en la oración,
caminad guiados por la luz del Espíritu Santo viviendo y proclamando el anuncio de
Cristo.