(RV).- (Audio) La célebre encíclica
Pacem in Terris de Juan XXIII no ha dejado de enseñar a nuestra época lo que se debe
hacer para promover la paz y defender la justicia. Lo escribe Benedicto XVI en su
mensaje enviado hoy a la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, que está celebrando
su Asamblea Plenaria estos días en el Vaticano. Cuando escribió la encíclica el mundo
temía una guerra nuclear. Juan XXIII decidió apelar a la inteligencia y al corazón
de la humanidad, que no olvida y que sabe luchar por el valor universal de la paz.
Por lo tanto - dice Benedicto XVI en su mensaje - la encíclica Pacem in Terris
se convirtió en aquella, que fue definida, "carta abierta al mundo". "Un apremiante
llamamiento de un gran pastor, cercano ya al final de su vida, para que la causa de
la paz y de la justicia fueran promovidas con vigor en todos los niveles de la sociedad,
tanto en ámbito nacional como internacional. "Es un hecho que la extraordinaria importancia
de aquellas páginas escritas hace 50 años son todavía actuales en el mundo globalizado
de hoy. "La visión ofrecida por el Papa Juan - subraya Benedicto XVI - tiene mucho
todavía que enseñarnos a nosotros, que nos esforzamos por cumplir con los nuevos desafíos
a la paz y la justicia en la era de la post-Guerra Fría y en medio de la proliferación
continua de los armamentos."
Aquella del "Papa Juan - escribe Benedicto XVI
- fue una poderosa invitación" para comprometerse en un "diálogo creativo entre la
Iglesia y el mundo, entre creyentes y no creyentes", en el espíritu del Concilio Vaticano
II, que precisamente el Papa Rocalli impulsó. Una invitación seguida en su totalidad
por Juan Pablo II, incluso después de los ataques terroristas de septiembre de 2001,
que llevaron al Papa Wojtyla a reiterar que sin perdón, la justicia es una utopía.
Por eso el Papa exhorta "a que el concepto de perdón tiene que encontrar su camino
en las negociaciones internacionales sobre la resolución de conflictos, con el fin
de transformar el lenguaje estéril de las recriminaciones mutuas que no conduce a
ninguna parte".
Incluso el reciente Sínodo de las Iglesias de África y Oriente
Medio, señala Benedicto XVI, han puesto de manifiesto que "los errores históricos
y las injusticias sólo pueden ser superados si los hombres y las mujeres se inspiran
en un mensaje de sanación y esperanza, un mensaje que ofrezca una salida al callejón
sin salida que a menudo bloquea a los pueblos y a las naciones en un círculo vicioso
de la violencia". La Pacem in terris, es prueba de ello: "a partir de 1963 - observa
el Papa - algunos de los conflictos que parecían insolubles en ese momento pasaron
a la historia".
Comprometámonos, pues, termina Benedicto XVI, a luchar "por
la paz y la justicia en el mundo de hoy, confiados en que nuestra búsqueda común por
el orden establecido por Dios, un mundo en que se respete la dignidad de toda persona
humana, puede y podrá dar sus frutos. " (ER – RV)