(RV).- A lo largo de estos días les hemos venido ofreciendo diversos testimonios de
afecto y cercanía al Santo Padre por su reciente cumpleaños y el aniversario del inicio
de Pontificado. Escuchemos ahora a Mons. Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio
Consejo para los Textos Legislativos, que alienta a dar gracias a Dios porque nos
ha regalado a Benedicto XVI como guía, recuerda su reciente viaje apostólico a México
y Cuba e invita a rezar por el Papa: (Audio)
El reverendo
Luis Romera, rector de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, se expresa con
cariño sobre los siete años de Pontificado del Papa.
También nos
habla sobre el encuentro que tuvo el Papa el primero de abril con los jóvenes de España
y los de Brasil, en el ámbito de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
(PY-RV)
Hace siete años
(RV).- «Mi verdadero programa de gobierno es dejarme
conducir por Cristo de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta
hora de nuestra historia». Palabras de Benedicto XVI en la primera homilía de su Pontificado. Un
día como hoy, hace siete años, Benedicto XVI daba comienzo a su Pontificado con la
Santa Misa, la imposición del Palio y la entrega del anillo del pescador en el solemne
inicio de su Ministerio Petrino como Obispo de Roma...
En su homilía, evocando
con profunda emoción y devoción a su amado predecesor, Juan Pablo II - «el Papa
que durante 26 años ha sido nuestro pastor y guía en el camino a través de nuestros
tiempos» – Benedicto XVI hizo hincapié en que quien cree, nunca está solo, y que en
ese momento en que él «débil siervo de Dios», debía asumir ese «cometido inaudito,
que supera realmente toda capacidad humana», se preguntaba «¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo
seré capaz de llevarlo a cabo?»
Para luego responder que gracias a la muchedumbre
de los santos, «representada por algunos de los grandes nombres de la historia que
Dios teje con los hombres», se reavivaba en él «esta conciencia: no estoy solo. No
tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre
de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce». «Sí, la Iglesia está
viva; ésta es la maravillosa experiencia de estos días», enfatizó Benedicto XVI, destacando
que «precisamente en los tristes días de la enfermedad y la muerte del Papa, algo
se ha manifestado de modo maravilloso ante nuestros ojos: que la Iglesia está viva
y nosotros lo vemos: experimentamos la alegría que el Resucitado ha prometido a los
suyos»:
«Sí, la Iglesia
está viva; la Iglesia es joven. Ella lleva en sí misma el futuro del mundo y, por
tanto, indica también a cada uno de nosotros la vía hacia el futuro».
Poniendo
de relieve que una de las características fundamentales del pastor debe ser amar a
los hombres que le han sido confiados, tal como ama Cristo, a cuyo servicio está,
el nuevo Papa señalaba textualmente ¡Queridos amigos! En este momento no necesito
presentar un programa de gobierno:
«Mi verdadero
programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino de
ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del
Señor y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la
Iglesia en esta hora de nuestra historia».
Y «para que sea el Señor quien nos
lleve y nosotros aprendamos a llevarnos unos a otros» pidió que roguemos unos por
otros y por él y su ministerio de Pastor y timonel de la Iglesia Universal, ante cualquier
desafío: «Queridos amigos, en este momento sólo puedo decir: rogad por mí, para que
aprenda a amar cada vez más al Señor:
Rogad por
mí, para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, a vosotros, a la Santa Iglesia,
a cada uno de vosotros, tanto personal como comunitariamente. Rogad por mí, para que,
por miedo, no huya ante los lobos». «Quien deja entrar a Cristo en su propia vida
no pierde nada, nada – absolutamente nada – de lo que hace la vida libre, bella y
grande», dijo también hace siete años, Benedicto XVI dirigiéndose ese primer día como
Papa a la juventud:
«Sólo con
esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera. Así, hoy, yo quisiera,
con gran fuerza y gran convicción, a partir de la experiencia de una larga vida personal,
decir a todos vosotros, queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita
nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de
par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida» (CdM - RV)