2012-04-23 14:33:50

Presentar a Cristo como respuesta suprema a los interrogantes del hombre de hoy


(RV).- Se hizo público el Mensaje del Santo Padre dirigido al Cardenal Antonio Maria Vegliò, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L.C., Obispo Prelado de Cancún-Chetumal, firmado en el Vaticano el pasado día 18, con ocasión del VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo, que se celebra en Cancún, México, a partir de hoy y hasta el próximo 27 de abril.

Benedicto XVI les dirige su cordial saludo, extensivo a los venerados Hermanos en el Episcopado y a los participantes en estas jornadas de reflexión sobre la labor pastoral que la Iglesia lleva a cabo en el ámbito del turismo, manifestando asimismo a los congresistas su cercanía espiritual, así como su saludo deferente a las autoridades civiles y a los representantes de organizaciones internacionales que han querido estar presentes en este evento.

El Papa destaca que “el turismo es ciertamente un fenómeno característico de nuestra época, tanto por las significativas dimensiones que ha alcanzado como por las perspectivas de crecimiento que se prevén”. Y afirma que al igual que toda realidad humana, “debe ser iluminado y transformado por la Palabra de Dios”. Desde esta convicción –prosigue–, “la Iglesia, con su solicitud pastoral, y siendo consciente del importante influjo que este fenómeno tiene sobre el ser humano, lo acompaña desde sus primeros pasos, alienta y promueve sus potencialidades, al mismo tiempo que señala y trabaja para corregir sus riesgos y desviaciones”.

Tras destacar que el turismo, junto con las vacaciones y el tiempo libre, es un “espacio privilegiado” para la restauración física y espiritual, que posibilita el encuentro de quienes pertenecen a culturas diversas, y es ocasión de acercamiento a la naturaleza, lo que favorece “la escucha y la contemplación, la tolerancia y la paz, el diálogo y la armonía en medio de la diversidad”, Su Santidad afirma que, como toda realidad humana, el turismo “no está exento de peligros ni elementos negativos”.

“Se trata de males que hay que afrontar urgentemente” –escribe el Papa–, ya que “conculcan los derechos y la dignidad de millones de hombres y mujeres, especialmente de los pobres, los menores y los discapacitados”. En efecto, refiriéndose al turismo sexual, Su Santidad afirma que “es una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras”.

Después de señalar que en muchos contextos turísticos se producen tristemente la trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos, así como la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso y la tortura, el Papa recuerda que “todo esto ha de inducir a aquellos que se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo, y a toda la comunidad internacional, a aumentar la vigilancia, a prevenir y contrastar estas aberraciones”.

Su Santidad invita a que este Congreso, reunido precisamente bajo el lema, “El turismo que marca la diferencia”, colabore para desplegar esa pastoral que nos conduzca paulatinamente hacia este “turismo distinto”, tal como él mismo lo ha enmarado en su encíclica “Caritas in veritate”.

Benedicto XVI destaca asimismo en su mensaje tres ámbitos en los que la pastoral del turismo debe centrar su atención: Iluminar este fenómeno con la doctrina social de la Iglesia, promoviendo una cultura del turismo ético y responsable, de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico.

En segundo lugar, que la acción pastoral nunca debe olvidar la “vía de la belleza”, dado que muchas de las manifestaciones del patrimonio histórico-cultural religioso “son auténticos caminos hacia Dios, Belleza suprema”. Razón por la cual también es importante “cuidar la acogida y organizar las visitas turísticas siempre desde el respeto al lugar sagrado y a la función litúrgica para la que nacieron muchas de estas obras y que sigue siendo su destino primordial”.

Y, en tercer lugar, el Santo Padre señala que la pastoral del turismo ha de acompañar a los cristianos en el disfrute de sus vacaciones y tiempo libre, de modo que sean de provecho para su crecimiento humano y espiritual. Porque como escribe, “éste es ciertamente un tiempo oportuno para que el cuerpo se relaje y también para alimentar el espíritu con tiempos más largos de oración y de meditación, para crecer en la relación personal con Cristo y conformarse cada vez más a sus enseñanzas”.

Aludiendo a la nueva evangelización, a la que todos estamos convocados, el Papa afirma que “nos exige tener presente y aprovechar las numerosas ocasiones que el fenómeno del turismo nos ofrece para presentar a Cristo como respuesta suprema a los interrogantes del hombre de hoy”. Por esta razón, el Santo Padre exhorta a que la pastoral del turismo “forme parte, con pleno derecho, de la pastoral orgánica y ordinaria de la Iglesia, de modo que coordinando los proyectos y esfuerzos, respondamos con mayor fidelidad al mandato misionero del Señor”.

Con estos sentimientos, Benedicto XVI encomienda los frutos de este Congreso a la poderosa intercesión de María Santísima, Nuestra Señora de Guadalupe y, como prenda de abundantes favores divinos, imparte complacido a todos los congresistas la implorada Bendición Apostólica.

(María Fernanda Bernasconi – RV).








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