(RV).- “El secreto de la verdadera alegría es confiarse en Dios”. Lo afirma Benedicto
XVI en el mensaje con motivo del Año de Santa Clara, que celebra el octavo centenario
de la consagración y conversión de la Santa de Asís. El mensaje del Papa fue leído
anoche en la Catedral de San Rufino, por el obispo de Asís-Nocera Umbra, Mons. Domenico
Sorrentino, durante la celebración de las Primeras Vísperas del Domingo de Ramos.
Dice el Papa en su mensaje, que se centra en la actualidad franciscana, que
San Francisco y Santa Clara todavía hoy hablan a los corazones de los jóvenes. "¿Cómo
no proponer tanto a Clara, como a Francisco, a la atención de los jóvenes de hoy",
se preguntó el Santo Padre, que escribe que "el tiempo que nos separa de estos dos
santos “no ha disminuido su atractivo". Por el contrario, señala, "se puede ver la
actual confrontación con las ilusiones y desilusiones que a menudo marcan la condición
de los jóvenes de hoy." Nunca, advierte Benedicto XVI "una época como la actual ha
hecho soñar tanto la imaginación de dos jóvenes, con miles de atractivos de una vida
donde todo parece posible y lícito". Y Aún así, "cuánta insatisfacción que hay, ¿cuántas
veces la búsqueda de la felicidad, acaba tomando caminos que conducen a paraísos artificiales,
como los de las drogas y la sensualidad desenfrenada."
El Papa también se detiene
en su mensaje sobre la "situación actual con la dificultad de encontrar un trabajo
digno y poder formar una familia unida y feliz, que añade nubarrones en el horizonte"
de la juventud. Sin embargo, el Santo Padre afirma con esperanza que "no faltan jóvenes",
incluso en nuestros días, que recogen la invitación de confiarse a Cristo para afrontar
con valentía, responsabilidad y esperanza el camino de la vida, incluso eligiendo
la opción de dejarlo todo para seguirlo en el total servicio a Él y a los hermanos".
Por esto indica el Papa la historia de Clara y Francisco, "es una invitación a reflexionar
sobre el significado de la existencia y buscar a Dios en el secreto de la verdadera
alegría." Y añade el Papa Benedicto: esto "evidencia que quien cumple la voluntad
del Señor y confía en Él, no sólo no pierde nada, sino que encuentra el verdadero
tesoro capaz de dar sentido a todo."
El Papa reitera que la "conversión" de
Clara, que se produjo en los días previos a la Pascua de Resurrección, es una "conversión
del corazón." Como Francisco, recuerda el Papa, "Clara ya no tendrá ropa fina de la
nobleza de Asís, pero sí la elegancia de un alma que se enciende en la alabanza a
Dios y el don de sí misma." Clara por lo tanto, "se hace segura intérprete del ideal
franciscano" implorando el "privilegio de la pobreza", que "dejó largo tiempo perplejo
al mismo Sumo Pontífice, quien finalmente se rindió al heroísmo de su santidad."
El
mensaje de Benedicto XVI también recuerda el "rasgo eclesial" de la historia de Clara
y Francisco, asistidos por el obispo de Asís, a pesar de que muchos quisieron entonces
impedir su elección. "Institución y carisma - escribe Benedicto XVI – interactúan
perfectamente. El amor y la obediencia a la Iglesia, tan marcados en la espiritualidad
franciscana y de las Clarisas tienen sus raíces en esta hermosa experiencia de la
comunidad cristiana de Asís", que acompañó en el camino de la santidad a Clara y a
Francisco. El Papa concluyó su mensaje con un pensamiento a las Clarisas, que "muestran
todos los días la belleza y la fecundidad de la vida contemplativa, para ayudar en
el viaje a todo el Pueblo de Dios"; y a los franciscanos de todo el mundo como "tantos
jóvenes a la búsqueda y necesarios de luz". El Papa termina su mensaje con la esperanza
que los niños de hoy puedan "descubrir cada vez más estas dos figuras luminosas del
firmamento de la Iglesia." (ER-RV)