(RV).- Benedicto XVI, continuando su visita apostólica a Cuba, esta mañana visita
Santuario Nacional de la Virgen de la Caridad de El Cobre para postrarse a los pies
de la Virgen, como un peregrino más.
La entrañable figura de la Virgen de El
Cobre ha estado desde el principio muy presente tanto en la vida personal de los cubanos
como en los grandes acontecimientos del País. La devoción a «la Virgen Mambisa» ha
sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición
humana. Por eso el Papa había ya manifestado que él deseaba ir como peregrino a El
Cobre a postrarse a los pies de la Madre de Dios, para pedirle que guíe los destinos
de Cuba.
Esta fue la oración del Pontífice a la Virgen del Cobre (Audio)
Y estas
fueron sus palabras dirigidas a los presentes
Texto y audio completo
del saludo de Benedicto XVI (Audio)
Queridos
hermanos y hermanas:
He venido como peregrino hasta la casa de la bendita
imagen de Nuestra Señora de la Caridad, «la Mambisa», como ustedes la invocan afectuosamente.
Su presencia en este poblado de El Cobre es un regalo del cielo para los cubanos.
Deseo
saludar cordialmente a los aquí presentes. Reciban el cariño del Papa y llévenlo por
doquier, para que todos experimenten el consuelo y la fortaleza en la fe. Hagan saber
a cuantos se encuentran cerca o lejos que he confiado a la Madre de Dios el futuro
de su Patria, avanzando por caminos de renovación y esperanza, para el mayor bien
de todos los cubanos. También he suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades
de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos
o pasan por graves momentos de dificultad. He puesto asimismo en su inmaculado Corazón
a los jóvenes, para que sean auténticos amigos de Cristo y no sucumban a propuestas
que dejan la tristeza tras de sí. Ante María de la Caridad, también me he acordado
de modo particular de los cubanos descendientes de aquellos que llegaron aquí desde
África, así como de la cercana población de Haití, que aún sufre las consecuencias
del conocido terremoto de hace dos años. Y no he olvidado a tantos campesinos y a
sus familias, que desean vivir intensamente en sus hogares el evangelio, y ofrecen
también sus casas como centros de misión para la celebración de la Eucaristía.
A
ejemplo de la Santísima Virgen, animo a todos los hijos de esta querida tierra a seguir
edificando la vida sobre la roca firme que es Jesucristo, a trabajar por la justicia,
a ser servidores de la caridad y perseverantes en medio de las pruebas. Que nada ni
nadie les quite la alegría interior, tan característica del alma cubana.