(RV).- (Audio) Ciertamente la madre
es un regalo y esta imagen de la Madre de Dios y Madre nuestra encontrada por humildes
pescadores, es un regalo precioso. Por eso todo cubano la conoce bien. Desde pequeñitos
vieron su imagen en un rincón de la casa, aunque en la escuela o en la calle no se
la viera y no se hablara de ella. De ahí que el deseo de años, el anhelo de cada cubano
es peregrinar a su santuario. Durante 400 años, de generación en generación la contemplan,
la veneran, le rezan sus plegarias, le cuentan sus alegrías y sus penas, su dolor
y sus anhelos de libertad, de vida, de futuro.
Ahí está en el santuario El
Cobre, es María de Nazaret morena, con Jesús Hijo de Dios en sus brazos, vestida de
dorado y con el sol dorado detrás cubriendo sus hombros y su cabeza, porque ella está
en Dios y Dios está con ella. Como le decimos en el Ave María: “El Señor es contigo”. El
niño Jesús que la Madre sostiene en sus brazos, sostiene a su vez el mundo en su mano
izquierda rematado por la cruz, y con su mano derecha nos bendice.
“He venido
como peregrino hasta la casa de la bendita imagen de Nuestra Señora de la Cariad
del Cobre –dijo el Papa. Su presencia en este poblado de El cobre es un regalo del
cielo para los cubanos – dijo. Y agregó que ha confiado a la Madre de Dios el futuro
de Cuba y que rezó por los que sufren, por los que están privados de libertad, separados
de sus seres queridos. Dijo también, entre otros, que no se olvidó de los campesinos
y sus familias que ofrecen sus casas como centros de misión para la celebración de
la Eucaristía.
Nuestra Señora de la Caridad, ruega por nosotros. Desde
Cuba, jesuita Guillermo Ortiz para la Radio Vaticana (RC/CA-RV)