2012-02-27 11:03:51

Uruguay, Mes de la Vida: Don de Dios, Tarea Nuestra


(RV).-La Iglesia en Uruguay celebra en este mes de marzo -a través de la Comisión de la Familia y la Vida de la Conferencia Episcopal - el valor de la Vida que este año lleva el lema: “La Vida: Don de Dios, Tarea Nuestra”. En este contexto el Secretario Ejecutivo de dicha Comisión, P. Manuel Pérez, publicó una reflexión en la que se detiene a contemplar diversos aspectos: La vida humana, La vida Don de Dios, La vida, tarea nuestra. En un comunicado de la CEU se destaca que la Pastoral Familiar Nacional dedica todo el mes de marzo de este año, y los próximos, a subrayar pastoralmente el valor de la vida invitando a vivirlo en la Arquidiócesis, y crear las iniciativas oportunas para que en las diversas comunidades parroquiales, educativas y movimientos estén en grado no solo de asumir sino de vivir en plenitud esta “oportunidad pastoral”.

Sobre los temas de este mes dedicado al valor de la Vida:
La vida humana: No es nueva, entre nosotros, la problemática de la violencia e inseguridad a cualquier hora del día o la noche. Los esfuerzos se realizan, pero la fragilidad a la que todos estamos sometidos nos atemoriza: se trata de nuestra propia vida y la de tantos ciudadanos. Ciertamente que la problemática es más amplia y abarca otros aspectos. Nuestros Obispos en su Carta Pastoral, en ocasión del Bicentenario, nos señalan algunos síntomas de fragilidad de nuestra sociedad respecto a la vida: “el drástico y sostenido descenso de la tasa de natalidad, con la consiguiente despoblación y envejecimiento poblacional; la eutanasia, propuesta como una muerte digna, la ideología del género, que pretendiendo barrer las diferencias naturales dadas por el Creador al varón y a la mujer, socava los fundamentos del matrimonio y la familia, y no obstante es implantada en los centros educativos y difundida como progreso cultural; la ausencia o deficiencia, en fin, de políticas públicas que defiendan eficazmente la familia. En este clima tempestuoso, nos preocupan de modo muy particular los repetidos intentos de legalizar el abominable crimen del aborto”

La vida Don de Dios: Es un don precioso que Dios nos ha dado y por ello sagrado e inviolable, respetable desde sus comienzos y en cada etapa y momento de su desarrollo. ¿Quién, en alguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de atentar contra la vida humana? Nuestro recordado Papa el Beato Juan Pablo II, nos planteaba: “La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta ‘la acción creadora de Dios’ y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término: nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente...” (Evangelium Vitae 53). “Explícitamente, el precepto ‘no matarás’ tiene un fuerte contenido negativo: indica el límite que nunca puede ser transgredido. Implícitamente, sin embargo, conduce a una actitud positiva de respeto absoluto por la vida, ayudando a promoverla y a progresar por el camino del amor que se da, acoge y sirve” (Evangelium Vitae 54).

La vida, tarea nuestra: ¡Qué buena oportunidad que nos da esta propuesta pastoral para que en nuestras parroquias, centros educativos y movimientos podamos comprometernos en profundizar este planteo! Es cierto: es tarea nuestra. Lo es construyendo cada día oportunidades para que la vida se desarrolle: en nuestras familias, en nuestro barrio, en nuestro ámbito laboral, con quienes cotidianamente tenemos oportunidad de encontrarnos. Asumamos el compromiso de ser comunicadores de vida, de contagiar el entusiasmo por custodiarla luchando por una vida más humana y más digna. Nos dice el Beato Juan Pablo II: “Desde sus inicios, la Tradición viva de la Iglesia, como atestigua la Didaché, el más antiguo escrito cristiano no bíblico, repite de forma categórica el mandamiento ‘no matarás’: dos caminos hay, uno de la vida y otro de la muerte; pero grande es la diferencia que hay entre estos caminos… El segundo mandamiento de la doctrina, no matarás… no matarás al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido. Pero el camino de la muerte es éste:… que no se compadecen del pobre, no sufren por el atribulado, no conocen a su Criador, matadores de sus hijos, corruptores de la imagen de Dios; los que rechazan al necesitado, oprimen al atribulado, abogados de los ricos, jueces injustos de los pobres, pecadores en todo. ¡Ojalá se vean libres, hijos, de todos estos pecados!” (Evangelium Vitae 54). Ciertamente que es mucho lo que ya estamos haciendo en favor de tantos hermanos, por su dignidad de personas humanas y al mismo tiempo ¡cuánto nos queda por hacer! Está en nuestras manos asumir este compromiso de continuar viviendo jugándonos, como discípulos-misioneros, a favor de la vida.
(Patricia L. Jáuregui Romero – RV)
Fuente: CEU










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