El cientificismo y la lógica de la ganancia dominan el campo de la infertilidad humana
(RV).-Benedicto XVI reafirmó que la infertilidad no es un mero problema “técnico”
y que la dignidad de la procreación no consiste en un “producto” sino en su relación
con el acto conyugal. Al dirigirse a los más de 200 participantes en la Asamblea de
la Pontificia Academia para la Vida, el Santo Padre concentró su discurso en el tema
de los trabajos de este año: “Diagnosis y terapia de la infertilidad”.
Frente
al problema de la infertilidad de la pareja- explicó el Pontífice- es imperativo considerar
con atención la dimensión moral, buscando un correcto diagnóstico y una terapia que
corrija sus causas. Un acercamiento que no solo busca donar un hijo a la pareja sino
restituir a los esposos su fertilidad y la dignidad de ser responsables colaboradores
de Dios en la generación de un nuevo ser humano. De hecho, el Papa insistió en que
la unión del hombre y de la mujer en esa comunidad de amor y de vida que es el matrimonio
constituye el único ‘lugar’ digno para la llamada a la existencia de un nuevo ser
humano, que es siempre un don.
“La dignidad humana
y cristiana de la procreación, de hecho, no consiste en un 'producto' sino en su relación
con el acto conyugal, expresión del amor de los cónyuges, de su unión no sólo biológica
sino también espiritual. La Instrucción Donum vitae nos recuerda, al respecto, que
“por su íntima estructura, el acto conyugal, mientras une con un profundísimo vínculo
a los esposos, los hace aptos para la generación de nuevas vidas, según leyes escritas
en el ser mismo del hombre y de la mujer”.
Por lo tanto- agregó el Santo Padre-
las legítimas aspiraciones de procrear de una pareja que se encuentra en una condición
de infertilidad deben encontrar, con la ayuda de la ciencia, una respuesta que respete
plenamente su dignidad de personas y esposos. En este sentido, el Papa animó a los
especialistas en este campo a continuar con humildad y precisión sus investigaciones
que si bien para muchos de sus colegas están en “desuso frente a la fascinación de
la tecnología de la fecundación artificial”, responden sobre todo a la “ganancia fácil
o peor aún a la arrogancia de sustituirse al Creador”.
“Efectivamente, el
cientificismo y la lógica de la ganancia parecieran hoy dominar el campo de la infertilidad
y de la procreación humana, alcanzando a limitar también muchas otras áreas de la
investigación. La Iglesia presta mucha atención al sufrimiento de las parejas con
infertilidad, cuida de ellas, y justamente por ello, anima la investigación médica”.
Benedicto XVI reconoció que “la ciencia no siempre es capaz de responder a
los deseos de tantas parejas, por ello les recordó a los esposos que viven la condición
de infertilidad que esta no constituye un motivo de frustración en su vocación matrimonial
“Los cónyuges por
su vocación bautismal y matrimonial, están llamados a colaborar con Dios en la creación
de una humanidad nueva. La vocación al amor, de hecho, es vocación a la donación de
sí y esta es una posibilidad que ninguna condición orgánica puede impedir. Por lo
tanto, donde la ciencia no encuentra una respuesta, la respuesta que dona la luz viene
de Cristo”.
Una amplia parte del discurso del Papa a los participantes en la
Asamblea de la Pontificia Academia para la Vida fue dedicada precisamente a aquellos
que trabajan en el campo de la investigación medico científica donde a veces- como
dijo el pontífice- la verdad resulta ofuscada. De allí la exhortación a no desdeñar
el diálogo con la fe en su recorrido intelectual.
“La gente tiene confianza
en ustedes que sirven a la vida, tiene confianza en su compromiso y apoyo a quienes
necesitan consuelo y esperanza. No cedan nunca a la tentación de tratar el bien de
las personas reduciéndolo a un mero problema técnico. La indiferencia de la conciencia
frente a lo verdadero y el bien representa una peligrosa amenaza para un auténtico
progreso científico”. RV-ATD