Pactos Lateranenses: 83 años de convivencia pacífica entre el Estado Italiano y la
Sede Apostólica.
(RV).-El Estado de la Ciudad del Vaticano celebra hoy, 83 años de fundación. El 11
de febrero de 1929, con los llamados Pactos Lateranenses Italia reconoció a la Santa
Sede la plena propiedad y soberanía exclusiva sobre el Vaticano, como está actualmente
constituido. Con estos acuerdos se logró, más que una conquista territorial, la posibilidad
de que el Santo Padre desempeñara libremente su Ministerio de gobierno de la Iglesia
universal. En 2008, durante una visita al Presidente de la República italiana en el
Palacio del Quirinal, que fue durante siglos residencia pontificia y escenario del
conflicto entre el Estado y la Iglesia, el Papa Benedicto XVI recordó la importancia
a distancia de tantos años, de estos acuerdos para la convivencia pacífica y fructuosa
de ambos estados.
En cierto momento
de la historia, este palacio se convirtió casi en un signo de contradicción, cuando,
por una parte, Italia anhelaba convertirse en un Estado unitario y, por otra, la Santa
Sede estaba preocupada por conservar su propia independencia como garantía de su misión
universal. Un contraste que duró algunos decenios y fue causa de sufrimiento para
quienes amaban sinceramente a la patria y a la Iglesia. Me refiero a la compleja "cuestión
romana", resuelta de modo definitivo e irrevocable por parte de la Santa Sede con
la firma de los Pactos lateranenses, el 11 de febrero de 1929. En verdad, hoy se puede
afirmar con satisfacción que en la ciudad de Roma conviven pacíficamente y colaboran
fructuosamente el Estado italiano y la Sede apostólica. Mi visita confirma también
que el Quirinal y el Vaticano no son colinas que se ignoran o se enfrentan rencorosamente;
son, más bien, lugares que simbolizan el respeto recíproco de la soberanía del Estado
y de la Iglesia, dispuestos a colaborar juntos para promover y servir al bien integral
de la persona humana y al desarrollo pacífico de la convivencia social.
El
Estado de la Ciudad del Vaticano y la Santa Sede son sujetos soberanos de derecho
público internacional, universalmente reconocido y están unidas indisolublemente a
la persona del Sumo Pontífice, quien es, por así decir, el jefe de Estado y goza
de la plenitud de poderes legislativo, ejecutivo y judicial. El Papa administra el
Estado por medio de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano
(poder legislativo) y de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano (poder
ejecutivo).
El territorio de la Ciudad del Vaticano se encuentra bajo la protección
del Tratado de La Haya, desde el 14 de marzo de 1954, en lo relativo a la salvaguardia
de los bienes culturales en caso de conflicto armado. La Ciudad del Vaticano está
reconocida por lo tanto -también en ámbito de la disciplina internacional- como patrimonio
moral, artístico y cultural digno de ser respetado y protegido como un tesoro para
toda la humanidad. Desde 1984 el Estado de la Ciudad del Vaticano forma parte de los
lugares reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. RV-ATD