2012-02-10 11:46:05

Jesús: llave para abrir el corazón a Dios Padre


(RV).- Como viene haciendo a lo largo de su Pontificado, Benedicto XVI alienta, una vez más, «a la prioridad de abrir a Dios un camino en el corazón y en la vida de los hombres». En un Mensaje con motivo del Encuentro ‘Jesús nuestro contemporáneo’, organizado por la Conferencia Episcopal Italiana, el Papa, reitera que con Dios o sin Él todo cambia. Y que no se trata de confiar nuestra vida a un ser superior indefinido o a una fuerza cósmica, «sino al Dios, cuyo rostro de Padre se nos ha hecho familiar a través del Hijo, ‘lleno de gracia y de verdad’ (Jn 1,14)».

«Jesús es la llave que abre la puerta de la sabiduría y del amor, que sana nuestra soledad y que mantiene encendida la esperanza ante el misterio del mal y de la muerte», recuerda el Santo Padre, expresando su alegría y gratitud por la elección de dedicar a la Persona de Jesús, algunas jornadas – desde ayer y hasta el sábado - de profundización interdisciplinar y de propuesta cultural, destinadas a una profunda resonancia en la vida eclesial y social.

Refiriéndose a los numerosos signos que revelan que el nombre y el mensaje de Jesús de Nazaret, aun en tiempos tan distraídos y confusos, encuentran a menudo interés y ejercen una fuerte atractiva, también en los que no llegan a adherirse a su palabra de salvación, Benedicto XVI escribe que ello nos impulsa a suscitar en nosotros mismos y por doquier una comprensión cada vez más profunda de la figura real de Jesucristo, que sólo puede brotar de la hermenéutica de la fe, afianzada en una relación fecunda con la razón histórica.

«Con este fin he escrito mis dos libros dedicados a Jesús de Nazaret», señala el Papa, destacando luego la importancia del proyecto cultural de la Conferencia Episcopal Italiana, sobre la evangelización de la cultura, fundado en la convicción de que «la vida de la persona y de un pueblo puede ser animada y transformada en todas sus dimensiones por el Evangelio, para alcanzar en plenitud su fin y su verdad».

«Jesús entró para siempre en la historia humana y sigue viviendo en ella, con su belleza y con su poder, en aquel cuerpo frágil y siempre necesitado de purificación, pero también infinitamente colmado por el amor divino, que es la Iglesia», vuelve a señalar Benedicto XVI, recordando también que la Iglesia se dirige a Jesús en la Liturgia, para «alabarlo y recibir la vida auténtica». Y que «la contemporaneidad de Jesús se revela de forma especial en la Eucaristía, en la cual está presente con su pasión, muerte y resurrección. Y éste es el motivo que hace que la Iglesia sea contemporánea de todo hombre, capaz de abrazar a todos los hombres y todas las épocas, porque está guiada por el Espíritu Santo, con el fin de proseguir la obra de Jesús en la historia».

CdM








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