(RV).- (Con audio) Así titula nuestro director general, el Padre Federico Lombardi,
su editorial para el semanario Octava Dies del Centro Televisivo Vaticano.
Escuchemos:
En estos años
de debates encendidos y de fuertes críticas a la Santa Sede y a la Iglesia es absolutamente
necesario tener firme el timón también en aguas agitadas e –inspirándose con el Papa
en los criterios evangélicos, de verdad y de rigor moral– mostrar la firme voluntad
de hacer resplandecer un testimonio coherente de los valores anunciados. La cuestión
es urgente en dos ámbitos que atraen una gran atención del público: la cuestión de
los abusos sexuales sobre menores y la cuestión de la transparencia económico-financiera.
En
el primer campo, la línea trazada por el Papa y el empeño desarrollado en diversas
Iglesias locales duramente probadas por el escándalo, han puesto en movimiento una
serie cada vez más vasta de iniciativas de escucha de las víctimas, de intervención
de ayuda, de profundización de las causas, de conciencia y prevención, por lo que
se puede decir con confianza que estamos en el camino justo.
El Congreso
de los próximos días en la Universidad Gregoriana de Roma – “Hacia la curación y la
renovación”– con la participación de representantes de más de cien Conferencias episcopales
y treinta Órdenes religiosas, y con la implementación de un Centro internacional que
proseguirá los impulsos, es prueba de ello. La Iglesia desea hacer justicia, renovarse,
ser capaz de ayudar a una sociedad y a un mundo en el que los abusos sexuales se multiplican
para combatir eficazmente esta plaga.
En el segundo campo, la Santa
Sede se está empeñando para introducir sus instituciones en el sistema internacional
de controles de las actividades económicas para la lucha contra el reciclaje, el crimen
organizado y el terrorismo. Diversas veces las instituciones económicas vaticanas,
en particular el Instituto para las Obras de Religión, han sido acusadas injustamente:
precisamente en estos días en un tribunal de los Estados Unidos se concluyó, por ser
totalmente infundada, también la tercera de tres causas movidas contra el IOR en los
años pasados. Y ahora, una serie de nuevas normativas garantizará cada vez más eficazmente
que las actividades desarrolladas con la motivación del servicio de la Iglesia sean
totalmente transparentes y seguras. El camino es largo y difícil,
pero la ruta es clara y la voluntad segura. De esto se obtendrá una gran ventaja para
testimoniar el Evangelio. (Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).