Empeño renovado para la salud de las almas del Pueblo de Dios
(RV).- A los miembros del Tribunal de la Rota Romana, el Santo Padre les manifestó
que representa siempre un motivo de alegría recibirlos en el ámbito del encuentro
anual con motivo de la inauguración del año judicial. Tras saludar al Colegio de los
Prelados Auditores, comenzando por su Decano, Mons. Antoni Stankiewicz, a quien agradeció
las palabras que le había dirigido previamente, el Papa extendió sus saludos a los
Oficiales, Abogados y demás colaboradores presentes en esta audiencia.
En
esta circunstancia, Benedicto XVI renovó su estima por el delicado y precioso ministerio
que desarrollan en la Iglesia y que requiere siempre “un empeño renovado” dada la
incidencia que tiene para la “salus animarum” del Pueblo de Dios. Y se refirió
ante todo a uno de los importantes eventos eclesiales que viviremos dentro de algunos
meses, a saber, el Año de la Fe, que siguiendo las huellas de su venerado Predecesor,
el Siervo de Dios Pablo VI, ha querido convocar en el 50° aniversario de la apertura
del Concilio Ecuménico Vaticano II.
Este grande Pontífice –tal como el Papa
ha escrito en su Carta apostólica de convocación– estableció por primera vez un período
de reflexión “consciente de las graves dificultades de su tiempo y, sobre todo, con
respecto a la profesión de la verdadera fe y de su recta interpretación”. Por esta
razón, teniendo en cuenta una exigencia semejante, pasando al ámbito que interesa
más directamente a su servicio a la Iglesia, el Papa se detuvo sobre un aspecto primario
del ministerio judicial, a saber, el de la interpretación de la ley canónica en orden
a su aplicación.
Y afirmó que el nexo con el tema de la recta interpretación
de la fe no se reduce a una mera asonancia semántica, teniendo en cuenta que el derecho
canónico encuentra en las verdades de la fe su fundamento y su mismo sentido, y que
la “lex agendi” no puede dejar de reflejar la “lex credendi”. Por tanto,
agregó el Papa, la “cuestión de la interpretación de la ley canónica constituye un
argumento muy vasto y complejo, ante el cual se limitó a hacer algunas observaciones.
Hacia
el final de su discurso, el Santo Padre les dijo que estas reflexiones adquieren una
relevancia peculiar en el ámbito de las leyes referentes al acto constitutivo del
matrimonio y de su consumación y a la recepción del Orden sagrado. Y añadió que en
este ámbito la sintonía con el verdadero sentido de la ley de la Iglesia se vuelve
una cuestión de amplia y profunda incidencia práctica en la vida de las personas y
de las comunidades, que requiere una especial atención. Porque como dijo el Papa,
se deben aplicar todos los medios jurídicamente vinculantes que tienden a asegurar
la unidad en la interpretación y en la aplicación de las leyes que es requerida por
la justicia.
Al concluir este momento de encuentro y reflexión, el Papa recordó
la reciente innovación, a la que había aludido Mons. Stankiewicz antes de la alocución
del Pontífice, en virtud de la cual se han trasladado a una oficina de este Tribunal
Apostólico las competencias acerca de los procedimientos de dispensa del matrimonio
“rato” y “no consumado” y las causas de nulidad de la sagrada Ordenación. Benedicto
XVI manifestó su certeza en la generosa respuesta que se dará a este nuevo empeño
eclesial. Y tras animarlos en su valiosa obra, que requiere –dijo– “un trabajo fiel,
cotidiano y comprometedor”, los encomendó a la intercesión de la Bienaventurada Virgen
María, Speculum iustitiae, y les impartió su Bendición Apostólica. (María
Fernanda Bernasconi – RV).