Martes, 10 ene (RV).- Por iniciativa del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, esta
tarde tiene lugar la conferencia del Subsecretario del Pontificio Consejo para la
Cultura Mons. Melchor Sánchez de Toca, quien disertará sobre “el Pontificio Consejo
para la Cultura y el diálogo ciencia y teología”, que se desarrolla en el ámbito del
curso denominado “Ciencia y Religión”.
Al respecto recordamos las enseñanzas
de Benedicto XVI del 24 de marzo de 2010, en el curso de la Audiencia General, cuando
el Papa se refería a la figura de San Alberto Magno, profesor de Santo Tomás de Aquino
y Doctor de la Iglesia, destacando que esta gran figura, desde su incansable fe, supo
desplegar su prodigiosa cultura en numerosos ámbitos del saber, de hecho su figura
recuerda que entre ciencia y fe hay amistad y que los hombres de ciencia pueden seguir-
a través de su vocación para estudiar la naturaleza- un verdadero y fascinante recorrido
de santidad.
Otro momento más reciente en el que Benedicto XVI ha aludido al
binomio ciencia y fe, ha sido durante su encuentro con los jóvenes docentes universitarios
en la Basílica de San Lorenzo de El Escorial, el 19 de agosto pasado, en el marco
de su visita a Madrid, España para la celebración de la JMJ. Les proponemos lo que
el Papa decía en nuestro idioma poniendo en guardia sobre los peligros de ignorar
la fe en aras de la razón (AUdio) (PLJR - RV)
TEXTO
DISCURSO PAPA ENCUENTRO CON JOVENES DOCENTES UNIVERSITARIOS EN LA BASÍLICA DEL MONASTERIO
DE SAN LORENZO EN EL ESCORIAL 19.08.2011
"A veces se piensa que la misión
de un profesor universitario sea hoy exclusivamente la de formar profesionales competentes
y eficaces que satisfagan la demanda laboral en cada preciso momento. También se dice
que lo único que se debe privilegiar en la presente coyuntura es la mera capacitación
técnica. Ciertamente, cunde en la actualidad esa visión utilitarista de la educación,
también la universitaria, difundida especialmente desde ámbitos extrauniversitarios.
Sin embargo, vosotros que habéis vivido como yo la Universidad, y que la vivís ahora
como docentes, sentís sin duda el anhelo de algo más elevado que corresponda a todas
las dimensiones que constituyen al hombre. Sabemos que cuando la sola utilidad y el
pragmatismo inmediato se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas:
desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo
político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero
cálculo de poder. En cambio, la genuina idea de Universidad es precisamente lo que
nos preserva de esa visión reduccionista y sesgada de lo humano. En efecto, la
Universidad ha sido, y está llamada a ser siempre, la casa donde se busca la verdad
propia de la persona humana. Por ello, no es casualidad que fuera la Iglesia quien
promoviera la institución universitaria, pues la fe cristiana nos habla de Cristo
como el Logos por quien todo fue hecho (cf. Jn 1,3), y del ser humano creado a imagen
y semejanza de Dios. Esta buena noticia descubre una racionalidad en todo lo creado
y contempla al hombre como una criatura que participa y puede llegar a reconocer esa
racionalidad. La Universidad encarna, pues, un ideal que no debe desvirtuarse ni por
ideologías cerradas al diálogo racional, ni por servilismos a una lógica utilitarista
de simple mercado, que ve al hombre como mero consumidor".