(RV).- (Con audio). Esperanza que detiene
la violencia – jesuita Guillermo Ortiz
¿Qué encontraremos en Méjico y Latinoamérica
con el viaje de Benedicto?, ¿Qué bendecirá el Papa?
Atropella, lastima
la imagen dura de la masacre de civiles en la guerra del narcotráfico o de la pobreza
material y moral. Ultraja la dura realidad de las mujeres asesinadas. Infama la situación
de los migrantes secuestrados, traficados ellos o sus órganos, por ejemplo. Pero sería
importante que vieras también en ese fango de muerte, la flor de la esperanza que
lucha por despuntar y subsistir. Porque ahí, entre los miles de damnificados de la
corrupción hay personas, familias riquísimas de esperanza; católicos con verdadera
fe que trabajan honestamente para ganarse el pan; con tesoros culturales y espirituales
tan valiosos como los recursos típicos, abundantes, únicos de nuestra tierra latinoamericana.
El
dinero cuesta trabajo, pero donde todo se compra y vende, se lo puede lograr negociando
la honradez en el círculo perverso de violencia sin límites. Por eso nuestra expectativa
es muy concreta: se trata de creer que “juntos en la esperanza, discípulos de Jesús”,
podemos vencer la tentación de corrompernos; de rendirnos a la violencia; a la ley
del más fuerte. Esta “esperanza” es nuestra mayor riqueza.
El Papa Benedicto
bendecirá esta humanidad que hace 200 años camina en la esperanza, en Latinoamérica;
que necesita vencer; que quiere vivir la vida plena y feliz que Jesús ofrece, según
el espíritu de la Gran Misión Continental, para la nueva evangelización, inspirada
en la V Conferencia del Episcopado en Aparecida en 2007.
Latinoamérica: Un
todo común en rica diversidad - jesuita Guillermo Ortiz
Hay una historia
continental común de progreso y comunión de la “Patria Grande”, como llamamos a Latinoamérica.
Es un largo camino de mucho más de 200 años en la búsqueda de identidad, de lucha
por la libertad, con tantos rostros reconocidos de héroes, santos y mártires.
En
esta “Patria Grande” es imposible separar las luchas por las Independencias, del aporte
católico. En la misma mesa, políticos y religiosos juntos afirmaron la enorme dignidad
de la persona, proclamaron su derecho de libertad, soñaron la unificación y el encuentro
nacional y continental.
Desde aquí, no es un dato menor que el Continente
cuente con más de la mitad de los católicos del mundo y que los cristianos latinoamericanos
son más del 80% de los creyentes. Por esta original matriz histórico cultural, las
celebraciones de los Bicentenarios y el hacernos cargo de los desafíos comunes latinoamericanos
pendientes, no pueden prescindir de la fe en Jesús, que ha sostenido y sostiene el
trabajo por el bien común de la “Patria grande” y la defensa de la dignidad humana.
El
Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), desde 1955, quiere representar este sueño-desafío
de familia de hermanos que se respetan y se ayudan en la Patria grande.
Con
esta historia, que recientemente pasa por la V Conferencia del Episcopado en 2007,
que inspira hoy la Gran Misión Continental, y con el magisterio de Juan Pablo II en
el “continente de la esperanza”, nuestra Patria Grande Latinoamericana es pionera
de la Nueva Evangelización a la que el Papa Benedicto nos llama. En esto y mucho más
Latinoamérica ofrece su gran aporte a la Iglesia y al mundo.
El Papa vuelve a Hispanoamérica:
Es Un Encuentro de Familia – jesuita Guillermo Ortiz
Los medios reflejan
o generan diversas interpretaciones, intenciones sobre el viaje del Papa: la manipulación
política; los costos, etc. Algunos consideran que se trata de culto a la persona y
a la multitud como participes de un espectáculo que no expresa el compromiso cristiano
ni mueve a este. ¿De qué se trata entonces? Se trata de un encuentro de
familia.
La palabra Iglesia viene del griego y quiere decir Asamblea,
congregación de fieles, reunión. Pero en nuestras culturas le decimos iglesia al templo;
a la Casa de familia donde nos reunimos los domingos para rezarle al Padre Dios como
hijos y hermanos.
La Iglesia católica es una familia muy grande, es
universal, y en América latina tiene más del 50% de los fieles del mundo entero. Juan
Pablo II en Latinoamérica, en Méjico, relacionó la fe en Jesús directamente con la
Iglesia, con la familia de los bautizados, porque desde el momento que creo en Jesús
me pongo al lado del otro que cree, y así formamos una comunidad, la Iglesia.
En
nuestra familia Dios es el Padre y tenemos por Madre a María de Nazaret. Así, la casa
de familia se agranda en los santuarios de la Madre de Jesús, Hijo de Dios. En Latinoamérica
es donde está la mayor cantidad de santuarios marianos del mundo.
También
en esta familia grande “Papa” quiere decir papá. Es el padre de la familia católica
universal. En sus viajes recibe los “honores” de “jefe de estado” porque es el jefe
del Estado Vaticano, pero viaja como Padre de familia.
Por tanto, este
viaje también se trata de “un encuentro de familia”. El Papa se acerca para rezar
con esta parte importante de la familia, para darnos su palabra de aliento, sostenida
por la esperanza que suscita el misterio de Cristo herido pero vencedor.
En
estos viajes el adjetivo más utilizado es el de “apostólico”: “Viaje apostólico”,
el Papa es el Sucesor del Apóstol Pedro, que recibió de Jesús la misión de confirmar
a sus hermanos en la fe.
La Tierra de los Padres
– jesuita Guillermo Ortiz
Patria quiere decir “tierra de los padres”. ¡Cuántos
pisan hoy la tierra heredada de los abuelos! Esa tierra Latinoamericana sembrada por
tantos hombres y mujeres, padres y madres, héroes, próceres, mártires, que las regaron
con sudor y sangre mientras los santos, beatos, venerables, las bendecían con oración
y sacrificios. En estas tierras amasadas con amor construyeron sus casas, sus familias,
y las defendieron con dignidad y honor, y conquistaron su libertad, su independencia.
Esto
no es otra cosa que la realización entre luces y sombras de aquel mandamiento de Dios
de los orígenes después de la creación del hombre: “crezcan, multiplíquense, llenen
la tierra…”.
(Dicen los padres que el trabajo de Adán era descubrir
qué planta, qué árbol había dentro de cada semilla creada por Dios. Y ¡cuantas semillas
distintas hay en Latinoamérica y Caribe!) Una tierra bendita por la cruz plantada
por los misioneros en América Latina; continente la esperanza para la Iglesia, pionera
de nueva evangelización. Muchos países de esta tierra latinoamericana y caribeña conmemoran
el bicentenario de la independencia. El Sucesor de Pedro y Obispo de Roma eligió Méjico
para celebrar los bicentenarios de la “Patria Grande” Del 23 al 25 de marzo Benedicto
XVI, reza, bendice y da su palabra de aliento y esperanza en Cristo en Guanajuato,
Méjico.
Con los Peregrinos
– jesuita Guillermo Ortiz
Gerónimo es rico de esperanza en su tierra fecunda.
Gerónimo representa a los crucificados de Latinoamérica. Sí, porque cruz no es sólo
el patíbulo de dos ásperos maderos cruzados. Es cruz la injusticia de la expoliación
con la que los poderosos delincuentes oprimen y roban la libertad; el derecho a vivir
como Dios manda, haciendo rehenes a millones de inocentes.
Gerónimo
es uno de los tantos latinoamericanos que trabajan en condiciones infrahumanas para
ganar 1 peso que no alcanza en estos pueblos, acosados por la corrupción, la violencia
de los carteles de la droga, secuestros, tráfico de armas, de órganos, de personas.
El madero vertical de la cruz de Gerónimo es la injusticia, el madero horizontal es
la violencia sin tregua y sufre en la carne, los huesos, el corazón, al alma.
Agobiado,
Gerónimo decidió peregrinar a la Virgen en los últimos días de marzo, para pedirle
a Dios por manos de María, la luz y la fuerza necesaria para seguir su lucha por su
familia.
El caso es que allí, en la larga fila de los peregrinos Gerónimo
se encontrará con otro peregrino que viene de más lejos, que decidió ponerse también
él en el camino de los peregrinos de la Madre de Jesús venerada en Cuba: la Virgen
de la Caridad del Cobre. Se encontrará con un hombre vestido de blanco, un sacerdote,
el Papa Benedicto, que además de rezar con Gerónimo, compartirá con él su esperanza
en el poder del amor liberador de Cristo.
Jesús de Nazaret ofrece una
respuesta a la pregunta más honda de Gerónimo. Ofrece un camino de vida plena y feliz
a todos los peregrinos latinoamericanos y caribeños; a las familias, al mundo.
Peregrino de la Caridad
– jesuita Guillermo Ortiz
El Papa se pone en el camino de los peregrinos
de la Virgen de la Caridad del Cobre.
La Virgen de la Caridad del Cobre
es bandera del pueblo cubano y está en el corazón de la gente. Por el camino
de los peregrinos de la Virgen han pasado generaciones enteras y de todos los estamentos
de la sociedad. Allí está la Virgen que, según la tradición, fue encontrada hacia
1612, en la bahía de Nipe, ubicada en la costa oriental de Cuba, cuando dos hermanos,
humildes trabajadores de campo: Juan y Diego de Hoyos, acompañados por un niño negro,
Juan Moreno, descendiente de esclavos africanos, vieron flotando sobre las aguas una
imagen sostenida por una tabla en la que se leía: “Yo soy la Virgen de la Caridad”.
Fue conducida primero al Hato de Barajagua, donde vivían y trabajaban, y poco después
al Real de Minas del Cobre. Primero se le erigió una ermita que dio lugar, a finales
de esa centuria, a un verdadero santuario, enriquecido y transformado en la misma
medida en que su culto se fue expandiendo.
Hasta este pueblo peregrino
en Cuba llega el Sucesor de Pedro y Obispo de Roma para contemplar la imagen de la
Virgen que sostiene a Jesús en sus brazos, para rezar con la gente, estrechar sus
manos, mirarlos a los ojos y dar su palabra de aliento y esperanza como Vicario del
Hijo de esta mujer, la Virgen de la Caridad del Cobre, Jesús de Nazaret.
Jesús,
el Hijo de Dios hecho hombre en el seno de esta mujer, crucificado, muerto y resucitado
ofrece una respuesta al interrogante del cubano y la cubana; ofrece un camino para
el latinoamericano, para el hispano aquí y allá, en este continente que después de
la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribeño en Aparecida, Brasil, puso
en marcha la Gran Misión Continental, que propicia el Encuentro con Jesús para vivir
la vida plena que ofrece como discípulos misioneros suyos.
Del 26 al
28 de marzo Benedicto XVI, reza, bendice y da su palabra de aliento y esperanza en
Cristo en Cuba
Hermanos Por Elección jesuita Guillermo Ortiz
(AUDIO)
(RV).- Por
el pasillo del tren circulaba un hombre de unos 50 años. Otro que estaba sentado,
le gritó bien fuerte “Hermano”. El hombre que caminaba por el pasillo se dio vuelta
y lo reconoció. Quizá le reconoció la vos o el modo de decirle hermano o que sé yo.
Se abrazaron como los que hace tiempo que no se ven y con mucha alegría. Se sentaron
juntos a conversar. No se parecían en nada y no eran hermanos, sin embargo por esas
cosas de la vida se sentían hermanos, no sé, hermanos es algo más que amigos. Amigos
parece algo más espiritual, mientras que hermanos es como si algo material como la
misma sangre corriera por las venas de los dos, algo muy concreto los unía de modo
que no tenían miedo de llamarse hermanos entre ellos y de estar y dialogar como tales.
¿Qué les habrá sucedido juntos para que estos hombres se sintieran hermanos? Los
cristianos tenemos una razón muy especial y concreta para llamarnos hermanos y es
que el hijo de Dios se hizo como nosotros, uno de los nuestros en el vientre de María
de Nazaret y haciéndose uno de los nuestros se hizo hermano nuestro en todo. Solo
por esto, porque el Hijo de Dios se hizo hombre, Dios Padre nos acepta como hijos
y así, en Cristo todos los bautizados somos material y espiritualmente hermanos. No
porque en nuestras venas circule la misma sangre sino porque respiramos el mismo Espíritu
de Dios, que es la fuerza y el aliento de Dios en nuestra vida; aquello que nos permite
la comunión en la fe, la esperanza y el amor cristiano. Hace Jesús que vivamos
como hermanos. Del 18 al 25 de enero: Semana de Unidad de los Cristianos
Contra
toda esperanza jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- Es hermosa la imagen
del anciano Simeón de larga barba blanca, los ojos aguzados en el horizonte, esperando.
Es bello por esto, porque se hizo viejo esperando; sin perder la esperanza. Espera
en el templo, rezando y contemplando, porque Dios le ha prometido que no morirá sin
haber visto al “Sol de justicia”. Sosteniendo a Jesús en sus brazos, con el alma colmada
de gozo, de alegría, reza: “Ahora Señor puedo morir en paz, porque mis ojos han visto…
La luz que ilumina a las naciones, la gloria de tu pueblo…”.
Simeón es imagen
del Dios rico de tiempo. Así como el padre bueno del hijo pródigo, que subido a la
terraza mira el horizonte deseando el regreso del hijo perdido, es la bellísima imagen
del Padre Dios que no se cansa de esperarnos a ti y a mí, así, la imagen de Simeón
es la contra cara de la misma esperanza del Dios rico de tiempo, pero en el rostro
y el corazón del ser humano. ¡Cuantos de los que están a tu lado, a mi lado, se están
haciendo viejos de esperar! Peregrinan el largo camino de la esperanza sin desistir,
sin abandonar, sin aflojar. Como Simeón creen que Dios no falla; que Dios es demasiado
rico de tiempo; pero cumple lo que promete.
La hermosa imagen del viejo Simeón
en la presentación de Jesús en el templo es una reconfortante invitación a seguir
esperando contra toda esperanza, porque Dios no nos defraudará ni a ti ni a mí, si
no desistimos en la esperanza. (jesuita Guillermo Ortiz - RV).
Dejemos
crecer la ternura jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- Dejemos crecer la
ternura, no la crueldad. No nos amputemos la ternura del corazón, hagámosla crecer
con la caricia a los más indefensos. La imagen del pesebre con María y José cuidando
al Niño Jesús suscita en nosotros ternura, y esperanza de futuro de la familia humana.
Pidamos a Jesús, cuidado por María y José, que nos ayude a dejar crecer la ternura
con el gesto de amor, con la caricia a los próximos más frágiles, esos que se hacen
invisibles ocultos por el sufrimiento, verdaderas víctimas de la injusticia.
Contrasta
terriblemente esta imagen del Pesebre con la crueldad de Herodes, esa violencia que
hoy también es noticia por la masacre de cristianos en Nigeria, por ejemplo, y tantos
otros martirios, empezando por el mismo Jesús, el inocente por antonomasia, que no
fue alcanzado por Herodes esa vez, pero al final fue crucificado.
Asusta hasta
dónde podemos llegar tú o yo. Podemos mutilarnos del corazón la ternura a tal punto,
que ya no nos remuerda la conciencia el desprecio del otro, como les pasó a Herodes
y a los que lo indujeron al crimen.
Tanto la ternura como la crueldad pueden
crecer en nosotros, depende a qué le damos cabida; qué dejamos que crezca en nosotros.
Ignacio de Loyola habla de la conciencia fina y de la conciencia laxa. Con
la oración; con la escucha y la contemplación del Pesebre, de la Palabra hecha carne,
se afina la capacidad de sentir y conocer las inspiraciones de Dios; crece la ternura,
el amor. Ese amor con el que Jesús vence la crueldad. (jesuita Guillermo Ortiz –
RV).
El rechazo también es una puerta jesuita Guillermo Ortiz
(RV).-
Se terminó la ira
de Dios con el niño que nace pobre y humilde en Belén, con el único abrigo de la ternura
y el amor de su Madre María y José carpintero. Con Jesús en el pesebre -el niño de
la no-violencia-, se terminó el furor del trueno, el terremoto y el rayo que acompañaban
las manifestaciones de Dios en el viejo testamento. Música y luz, ternura, amor, paz,
son ahora los signos de la presencia del Dios-con-nosotros, y la paciencia, el perdón,
la reconciliación son su camino, el camino del encuentro; de la construcción de la
familia humana nueva en germen.
Sin embargo hay quienes hoy continúan con su
violencia asesina. La violencia del egoísmo, de los intereses particulares, que dominan,
como somete y esclaviza la droga, sigue sembrando luto y dolor con su estruendo y
sus rastros de sangre.
¿Cómo entrará Dios en nuestro mundo?
Entró y
avanza por la misma puerta del rechazo. Nace pobre porque no hay lugar para él en
el albergue y alcanza la vida plena con el martirio, porque su “pobreza” y su asesinato
son testimonio de su amor por nosotros. Y Dios-amor triunfó, triunfa y triunfará.
“La verdadera imitación de Cristo es el amor… el martirio secreto", dijo Benedicto
XVI. Aquellos que ponen en práctica los mandamientos del Señor le rinden testimonio
en cada acción, porque hacen aquello que Él quiere y con fidelidad invocan el hombre
del Señor. Como en la antigüedad también hoy la sincera adhesión al Evangelio puede
pedir el sacrifico de la vida de muchos cristianos y en varias partes de mundo están
expuestos a persecuciones y a veces al martirio. Pero, nos recuerda el Señor, “Quien
persevere hasta el fin se salvará” (Mt 10,22). (jesuita Guillermo Ortiz – RV).
¿Llegaron
al lugar preciso?, ¿Qué puedes ver tu y yo si buscamos en el misterio?
Vieron
y vemos: Un niño en la miseria de un establo, pero cuidado por sus padres con todo
su amor. Vemos una familia pobre pero amante y por tanto vemos futuro, como es la
vida palpitando en el corazón de un hijo recién nacido. Es algo hermoso, sagrado.
Ahí está ya todo el hombre pero para alcanzar su estatura plena necesita todo nuestro
amor. En realidad pide la vocación esencial del ser humano: ayudar a crecer.
Ya
hay futuro, promesa, esperanza en la imagen de cualquier pareja con un niño en los
brazos. Pero esta familia ahí, en un hueco de la noche y del mundo es como una flor
en un pantano; entre el estiércol de un establo. ¿Qué harías tú ahí? Los escritos
sagrados hablan de signos maravillosos, como la cometa y el coro de ángeles que cantan
“Gloria”, esos que en mi pesebre navideño son hoy de cartón y luz de corriente eléctrica.
¿Quién vio y escuchó?
Aquellos trabajadores que cuidaban por la noche sus ovejas
contaron a María y José que un ángel de Dios les dijo: «No teman, les traigo una
buena noticia… les ha nacido un Salvador… encontrarán a un niño recién nacido envuelto
en pañales y acostado en un pesebre». Y una multitud de ángeles alababa a Dios: ¡Gloria
a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él».
Liturgia Oración:
Dios nuestro, que de modo admirable creaste al hombre a tu imagen y semejanza, y de
modo aún más admirable lo elevaste con el nacimiento de tu Hijo, concédenos participar
de la vida divina de aquel que ha querido participar de nuestra humanidad.
Aleluya,
les anuncio una gran alegría: hoy nos ha nacido el Salvador que es Cristo el Señor.
Aleluya
Nacimiento de Jesús - Del Evangelio según san Lucas 2,1-16
En
aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara
un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la
Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía
a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de
Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio
a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque
no había lugar para ellos en el albergue. En esa región acampaban unos pastores,
que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el
Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un
gran temor, pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia,
una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un
Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un
niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y junto con el Ángel,
apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él». Después
que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos
a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado». Fueron rápidamente
y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Ant.
Y el Verbo se hizo carne y hemos visto su Gloria.
Bendición Que desde el Santuario
de San Pedro en Roma, llegue en esta Navidad la Bendición de Dios para ti y tu familia,
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡FELIZ NAVIDAD!
El
Eco del Anuncio en Tu Corazón jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- Resonará nuevamente
“La Voz del Papa” el 24 y 25 de diciembre, para actualizar al mundo entero la Buena
Noticia de Jesús, nacido en un establo, envuelto en pañales y, sobre todo, por la
caricia tierna de su Madre y por los cuidados amorosos de José carpintero de Nazaret.
El
deseo de los que hacemos Radio Vaticana en lengua española es, que el eco de esta
Buena Noticia para todos los que buscan a Dios, llegue a tu casa estimadísimo oyente,
a la gente de tu comunidad, a tu familia, como una caricia del Amor tan grande de
Dios también para tu corazón herido. Que el eco de este anuncio reencienda la luz
de la esperanza. ¡Sí! El Hijo de Dios nacido en el pesebre camina con nosotros y
su Amor puede transformar el mundo.
Como los pastores, adoremos al Verbo hecho
carne unidos al Papa, con todos los cristianos del mundo.
¡Feliz Navidad!
Redacción
de Programas en lengua española (jesuita Guillermo Ortiz – RV).
Dios
ofrece algo lindo jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- Escuchemos en esta
Navidad el anuncio feliz; el anuncio de que Dios no nos deja solos. Así, en un corral
de animales, Jesús es el Hijo de Dios que no nos abandona, viene a acompañarnos; a
estar con nosotros; viene para ser uno como nosotros, a pasar por nuestros trabajos,
penas, pobrezas, dificultades, y para mostrarnos que lo Dios ofrece es algo muy lindo
y bueno como lo que le paso a él mismo. Jesús trabajó, sufrió y murió como nosotros,
pero ¡Resucitó! Viene para que conozcamos el Camino de la Vida plena y feliz.
Nos
gustaría más que el Padre Dios fuera como ese Papa Noel que trae regalos lindos. El
regalo del Padre Dios es su propio Hijo Jesús que en nuestra propia carne nos acompaña,
de modo que podamos llegar con Él a la vida plena y feliz. Como dice Ignacio de Loyola:
para que siguiéndolo en la pena, también lo sigamos en la gloria (Cfr. Ejercicios
95).
El Árbol de Navidad que vemos hasta en los lugares menos religiosos, nos
recuerda que hay árboles que no dan frutos venenosos, que matan –como tantos hombres
y mujeres que han elegido el camino del desprecio y maltrato de los hermanos-. También
hay árboles que dan frutos buenos, sanos. Hay un fruto que cura, que es medicina para
el cuerpo y el alma. Por eso le decimos a la Virgen: “Bendito el fruto de tu vientre”.
Jesús, el fruto bendito del vientre de María - representado en esos frutos brillantes
del árbol de Navidad-, es bueno y nos da la vida plena que tu y yo a veces buscamos
en lugares equivocados. Ese fruto bendito del vientre de María de Nazaret en el pesebre
nos alimenta en serio, es medicina, nos cura del mal y nos llena con la fuerza y la
luz de la Vida viva.
Si de veras escuchamos atentamente, y contemplando tratamos
de penetrar el corazón del Misterio de Navidad, la oración nos moverá a ponernos de
rodillas para adorar al Verbo hecho carne, como lo hicieron los pastores y los magos
de oriente, y nos moverá a abrir el corazón a los otros, sobre todo a los más necesitados.
Obra
Maestra jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- Todo verdadero “artista”
tiene su obra maestra. ¿Cuál es la “obra maestra” del Artista con mayúscula? La
obra maestra del Creador es fruto del diálogo con un ser humano. Porque lo más grande
de la creación es el ser humano, que puede pensar, elegir, decidir, amar, como Dios
mismo. Después de siglos de intentos, por no decir ensayos –dado que Dios no tira
los borradores a la basura como otros artistas-; después de tanto tiempo de buscar
una rendija en el corazón humano clausurado al otro -como la puerta de un negocio
que terminó fraudulento-, el Artista divino encuentra en Nazaret una joven hermosa,
ungida en el cuerpo y el alma de inviolada esperanza; pudorosamente abierta a la potencia
fecunda del Misterio. El gran Artista la esposa y la hace Madre de Jesús; del Amor
hermoso que recrea el mundo masacrado desde los corazones que se abren y responden
¡Si!, como Ella. La liturgia invita: “canten al Señor un canto nuevo, porque hizo
maravillas”: En la inmensa creación agonizante, corrompida, devastada, brota un retoño
fiel a su “si” al amor y a la vida, que florece y da un Fruto que transforma el mundo
con la semilla nueva del Amor santo. Esta es la obra maestra de Dios, que podría
llamarse “Victoria”, porque es el triunfo del diálogo amoroso que alcanza la plena
comunión entre Dios y el ser humano, pero se llama solamente “María”; María de Nazaret,
la Madre de Jesús y de toda nuestra familia. ¡Gracias Madre querida!