Sábado, 17 dic (RV).- Mañana, cuarto domingo de Adviento, el Papa visitará la cárcel
romana de Rebbibia. Precisamente a este tema nuestro director general, el P. Federico
Lombardi, dedica su editorial para el Semanario Octava Dies, del Centro Televisivo
Vaticano.
Se ha observado que
la cárcel es “el espejo vuelto al revés de una sociedad, el espacio en el que afloran
las contradicciones y los sufrimientos de una sociedad enferma” (Card. Martini): el
afán de los detenidos y de sus parientes, los sufrimientos de las víctimas y de sus
familiares, los problemas de los encargados del servicio carcelario, las dificultades
de las autoridades y los interrogantes de los legisladores que constatan que gran
parte de los problemas que la cárcel debería resolver permanecen, de hecho, irresueltos,
sino agravados. En suma, es verdad que la condición de las cárceles es uno de los
indicadores fundamentales de la civilización de un país.
Por tanto, es natural
que la Iglesia sepa que debe estar presente en la cárcel y que también los Papas –comenzando
por la histórica visita de Juan XXIII a la de “Regina Caeli”, el 26 de diciembre de
1958– llamen a la puerta de la cárcel, para “visitar a los presidiarios”, estar un
poco con ellos y con quien comparte su suerte, escucharlos y decirles unas palabras
de consuelo. No es casual que esto suceda en el tiempo de Navidad, cuando tenemos
más necesidad de gestos fuertes de solidaridad y de amor.
Las preocupaciones
por la crisis económica no deben ser una escusa para olvidar las condiciones de quien
está al margen de la sociedad o para encarnizarse contra quien ha faltado: una sociedad
más justa y ecuánime se construye precisamente volviendo a partir desde los últimos
y tratando de reconciliar y de sanar las heridas más profundas. Recordemos las condiciones
de los presos en las diversas partes del mundo. En la conclusión del Sínodo para África
el Papa recordó las terribles condiciones de tantas cárceles africanas y reafirmó
el empeño contra la pena de muerte. Con ocasión del Jubileo del año 2000, Juan Pablo
II había pedido discreta, pero clara e insistentemente, “un gesto de clemencia” a
favor de los detenidos. ¿Se hizo o todavía lo estamos esperando? El domingo 18 estamos
todos invitados a ir espiritualmente con el Papa a la cárcel de Rebibbia. (Traducción
de María Fernanda Bernasconi – RV).