Pésame de Benedicto XVI por la muerte del Card. Foley
Lunes, 12 dic (RV) Profunda gratitud del Papa por su importante servicio para impulsar
la presencia de la Iglesia en los Medios de Comunicación y su apostolado en favor
de los cristianos en Tierra Santa. Al conocer con profunda tristeza la noticia de
la muerte del Cardenal John Patrick Foley, Gran Maestre emérito de la Orden Ecuestre
del Santo Sepulcro de Jerusalén, Benedicto XVI ha transmitido sus más sentidas condolencias,
en un telegrama enviado al Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput.
Recordando
con gratitud al cardenal, que ha transcurrido los últimos años de su ministerio sacerdotal
en su amada archidiócesis de Filadelfia, el Papa destaca el distinguido servicio que
brindó a la Santa Sede, como presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones
Sociales, y más recientemente sus trabajos en favor de las comunidades cristianas
de Tierra Santa.
Tras encomendar su noble alma a Dios, Padre de toda misericordia,
Benedicto XVI eleva sus oraciones para que el compromiso que cumplió a lo largo de
toda su vida, impulsando la presencia de la Iglesia en los medios de comunicación,
inspire a otros a asumir este apostolado fundamental, para dar a conocer el anuncio
del Evangelio y el progreso de la nueva evangelización. A todos los que lloran al
cardenal Foley, con la esperanza de la Resurrección, el Papa les imparte cordialmente
su bendición apostólica como prenda de consuelo y la paz en nuestro Señor Jesucristo.
Falleció
ayer domingo en Filadelfia, Estados Unidos, el cardenal John Patrick Foley. Tenía
76 años y llevaba mucho tiempo enfermo de leucemia. Fue ordenado sacerdote en 1962.
Juan Pablo II lo llamó a Roma en 1984 confiándole el cargo de presidente del Consejo
Pontificio para las Comunicaciones Sociales, del Centro Televisivo Vaticano y de la
Filmoteca del Vaticano. En 2007, Benedicto XVI lo creó cardenal, nombrándole Gran
Maestre de la Orden ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. El pasado mes de agosto
había dejado sus cargos en Roma a causa de la enfermedad. Con el fallecimiento
de este purpurado, el Colegio Cardenalicio queda integrado ahora por 192 miembros,
de los que 109 son electores.
Sobre la figura del cardenal Foley oigamos el
testimonio y el recuerdo del director de la Oficina de prensa del Vaticano, el padre
Federico Lombardi.
Estoy muy
afectado personalmente, aunque también muy sereno, por la muerte del cardenal Foley,
que no llega de una manera inesperada ya que había regresado a Filadelfia, a su patria,
en su diócesis de origen, porque sabía que estaba enfermo de leucemia y que esta era,
por tanto, la última etapa de su vida. El cardenal Foley es una persona que todos
los que lo han conocido admiraban y querían mucho, por su amabilidad, por su espiritualidad:
era realmente un hombre de gran nivel espiritual. Todos los que han tenido contacto
con él en estos últimos años, incluso durante la última etapa de su enfermedad, verdaderamente,
quedaron admirados. Estoy convencido de que el cardenal Foley ha personificado de
la manera mejor la relación amistosa, abierta, cercana, atenta de la Iglesia con el
mundo de las comunicaciones, no tanto como un mundo "impersonal", sino como mundo
de "personas".
Nos puede hablar del papel importante que el cardenal Foley
ha tenido, ha desempeñado en el mundo de la comunicación de la Iglesia, después del
Concilio Vaticano II?
Sí, el cardenal
Foley ha sido durante muchos años el presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones
Sociales, y por tanto ha tenido esta función específica, en el ámbito de la Curia
Romana y a nivel de la Iglesia universal, de explicar con gran competencia y autoridad
lo que estaba sucediendo, cómo se desarrollaba el mundo de las comunicaciones sociales,
a todos los que pertenecen a este campo. Él estaba muy preparado para ello desde un
punto de vista personal, porque desde que fue un joven sacerdote se ocupó de las publicaciones
y de los medios de comunicación social de su diócesis. Ha sido, pues, una persona
que ha tenido una gran competencia, ha participado en numerosas reuniones, ha viajado
a muchas conferencias episcopales, congresos, reuniones, lugares donde el mundo de
la comunicación se encontraba y reflexionaba, y allí llevaba una palabra de cordialidad
y de orientación por parte de la Iglesia. En resumen, fue un hombre que se sentía
cerca, era un colega, un amigo de todos los que han trabajado en este campo. Estamos
muy unidos y muy agradecidos a él. Tengo delante de mí precisamente la carta que me
envió hace unos días para darme las gracias por haberle enviado la Historia de Radio
Vaticano, en dos volúmenes que acaban de ser publicados. Siempre le hemos sentido
muy cerca, él comprendía y alentaba de todo corazón nuestro trabajo.