Jueves, 1 dic (RV):- Hoy se celebra la Jornada Mundial del sida, promovida cada primero
de diciembre por las Naciones Unidas ofreciendo la ocasión a personas de horizontes
diversos reunirse para reflexionar sobre la enfermedad, trazar un balance sobre la
acción de contraste y testimoniar su solidaridad frente a las víctimas. En este quinquenio
la jornada será observada como un único tema “Objetivo cero: cero nuevas infecciones
del sida, cero discriminación, decesos por el HIV”, en sintonía Cobn la estrategia
de la campaña mundial de lucha contra el sida, que quiere disminuir a cero las muertes
producidas por la pandemia por medio del acceso universal a las terapias de prevención
y curación, y la voluntad de parte de los poderes públicos de continuar con los compromisos
asumidos en materia de erogación de recursos económicos nacionales a favor de la sanidad
y por la lucha contra el sida.
Se estima que 34 millones de personas sufren
el sida, y casi 30 millones han muerto desde el anuncio del primer caso el 5 de junio
de 1981. el año pasado 420 mil niños se beneficiaron de las terapias específicas,
con un aumento del 50 por ciento respecto al 2008. Recordamos la reciente exhortación
postsinodal que entregó el Pontífice Benedicto XVI al continente africano en la cual
dice que el problema del sida exige una respuesta médica y farmacéutica. Pero no es
suficiente, pues el problema es más profundo, es sobretodo ético.
El cambio
de conducta que requiere, como por ejemplo la abstinencia sexual, el rechazo a la
promiscuidad sexual, la fidelidad en el matrimonio, plantea la cuestión fundamental
del desarrollo integral, que implica un enfoque y una respuesta global de la Iglesia.
En efecto, se lee en el documento, la prevención del sida debe basarse en una educación
sexual fundada en una antropología enraizada en el derecho natural, e iluminada por
la Palabra de Dios y las enseñanzas.
En esta exhortación el Papa renueva
su apoyo a las instituciones y movimientos de la Iglesia que trabajan en el campo
del sida. Y pide a los organismos internacionales que les reconozcan y ayuden respetando
su especificidad, y en espíritu de colaboración. Y tras animar a los institutos y
programas de investigación terapéutica y farmacéutica que luchan por erradicar estas
pandemias recordó que la Iglesia sostiene desde hace mucho tiempo la causa de un tratamiento
médico de alta cualidad y de menor costo para todos los afectados.