Domingo, 27 (nov RV)- Homenaje musical al Papa. Benedicto XVI reiteró el maravilloso
lenguaje universal de la música, que nos permite elevarnos hacia Dios, agradeciendo
de corazón el concierto que le ofreció la orquesta sinfónica del Principado de Asturias,
en la tarde de ayer, en el Aula Pablo VI:
Agradezco de corazón
al Gobierno del Principado de Asturias y a la Fundación María Cristina Masaveu Peterson,
con su Presidente, el Señor Fernando Masaveu, por el espléndido concierto que nos
han ofrecido, y que nos ha dado la posibilidad de hacer como un viaje interior, llevados
por la música, a través del folclore, los sentimientos y el corazón mismo de España.
Un gracias muy especial a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, dirigida
por el maestro Maximiano Valdés, por la magnífica ejecución con la cual nos ha transmitido
también un poco del hondo y rico carácter de la población española, y particularmente
asturiana. Y gracias igualmente a todos los que han hecho posible disfrutar de este
momento, así como al Señor Arzobispo de Oviedo y a cuantos están aquí presentes en
esta significativa ocasión.
Antes de viajar a Roma, el Arzobispo de Oviedo,
explicó en una Carta Pastoral – titulada ‘La música una herida al corazón’ – que este
concierto que la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias ofreció al Santo Padre
era con motivo de los veinte años de su comienzo musical y que el Papa aceptó gustoso
la iniciativa pidiendo que fuera música española o inspirada en España...y así fue,
como destacó el mismo Benedicto XVI:
«Esta tarde, se puede decir, que se ha
trasladado a esta Aula un ‘pedazo’ de España».
Expresando su gran aprecio por
la bellísima ejecución de las obras de Manuel De Falla, de Albéniz, de Strauss, y
de Rimsky-Korsakov, el Papa se refirió al more - duende - “hispano”, la manera “hispánica”
de ser, de componer y de interpretar la música, incluyendo varios temas de melodías
populares religiosas:
«Como en la primera parte de la pieza donde se reconoce
una antigua invocación asturiana con la que se ruega el amparo de la Virgen María
y de san Pedro, o el segundo movimiento en que aparece un canto gitano dedicado a
la Virgen. Son las maravillas que obra la música, este lenguaje universal que nos
permite superar toda barrera y entrar en el mundo del otro, de una nación y de una
cultura, así como nos permite también dirigir la mente y el corazón hacia lo Elevado,
con letras mayúsculas. Es decir de elevarnos hacia el mundo de Dios».
Con
sus mejores deseos para el Adviento y antes de su bendición, renovando su profundo
agradecimiento, el Papa citó un himno asturiano dedicado a la Madre de Dios:
Que la Virgen María
«que brilla en la altura más bella que el sol, y es Madre y es Reina», como reza el
himno a la celestial patrona de esas tierras, les proteja siempre con su maternal
ternura.