Sábado, 26 nov (RV).- Nuestro director general, el P. Federico Lombardi titula “Las
dos puertas de África” su Editorial para el semanario Octava Dies del Centro Televisivo
Vaticano.
Inmediatamente antes de firmar la Exhortación apostólica “El empeño
de África” en la catedral de Ouidah, el Papa hizo referencia a las “dos puertas” que
se encuentran en la cercana playa de la costa atlántica. “La Iglesia en África –dijo–
está llamada a promover la paz y la justicia. La “puerta del no regreso” y la “de
la salvación” nos recuerdan este deber y nos impulsan a denunciar y a combatir toda
forma de esclavitud”. La “puerta del no regreso” era aquella a través de la cual pasaban
los esclavos antes de ser embarcados en las naves negreras, y marcaba la perdida definitiva
del reconocimiento de su dignidad humana. La “puerta de la salvación” es la edificada
más tarde por los católicos, precisamente junto a la primera, para recordar que a
la misma costa habían llegado los anunciadores del Evangelio de salvación, que desde
allí se había difundido en el África occidental. El lado oscuro de la historia del
continente y el lado luminoso. El mal más ignominioso y la esperanza.
Comentadores
no sospechosos de parcialidad a favor de la Iglesia católica han dicho que no existe
hoy un documento más completo y más claro sobre la situación y sobre los problemas
del Continente que la nueva Exhortación. Un documento que impresiona por su realismo
y su respeto por la dignidad de los pueblos africanos. Un documento que nace de una
reflexión genuinamente africana, pero integrada en la perspectiva liberatoria del
anuncio cristiano de la salvación, capaz de permanecer universal y llegar a ser verdaderamente
africano, abriendo un horizonte de empeño para el futuro. Un amigo periodista europeo
me confiaba conmovido: aquí en Benín he sentido que, como católico, pertenezco verdaderamente
a una comunidad universal. El Papa –por ser representante de Cristo– es la cabeza
espiritual de los africanos no menos que de los europeos, y les ha llevado a ellos
una gran esperanza. La acogida en Benín lo ha demostrado con evidencia. Tal vez esto
merecería una reflexión también por parte de los occidentales. No por nada el Papa
ve a África como “pulmón espiritual” para la humanidad. (Traducción de María Fernanda
Bernasconi – RV).