Niños abandonados y enfermos recibieron la visita del Papa
Sábado, 19 nov (RV).- Agradecieron los pequeños de Cotonou por el privilegio de la
primera Audiencia del pontificado de Benedicto con los niños.
En la tarde, el Sucesor
de Pedro se reunió con los niños en el Foyer “Paix et Joie”, en la parroquia de Santa
Rita, gestionado por las Misioneras de la Caridad de la Beata Madre Teresa, que hospeda
algunas decenas de pequeños abandonados y enfermos, y provee asistencia a numerosos
niños de la zona. Llegó a las 17hs, acompañado por la Superiora regional y por la
Superiora de las Misioneras y fue recibido por los niños con cantos y danzas. (jGO-R)
Traducción
al español de las palabras de Benedicto a los niños:
Queridos niños.
Agradezco
a Monseñor René-Marie Ehuzu, Obispo de Porto Novo y responsable de la Pastoral Social
de la Conferencia Episcopal de Benin, sus palabras de bienvenida. Doy las gracias
también al Señor Cura Párroco y a Aïcha por lo que me han dicho en nombre de todos.
Después de este precioso momento de adoración, os saludo con gran alegría. Gracias
por haber venido tantos.
Dios nuestro Padre nos ha convocado alrededor
de su Hijo y nuestro hermano, Jesús, presente en la hostia consagrada en la misa.
Es un gran misterio que hay que adorar y creer. Jesús, que nos quiere tanto, está
verdaderamente presente en los sagrarios de todas las iglesias del mundo, en los sagrarios
de las iglesias de vuestros barrios y parroquias. Os invito a visitarlo con frecuencia
para manifestarle vuestro amor.
Algunos de vosotros habéis hecho ya
la primera comunión, otros os estáis preparando para hacerla. El día de mi primera
comunión fue uno de los más bonitos de mi vida. También para vosotros, ¿no es verdad?
Y, ¿sabéis por qué? No sólo por los lindos vestidos, los regalos o el banquete de
fiesta, sino principalmente porque en ese día recibimos por primera vez a Jesús-Eucaristía.
Cuando yo comulgo,
Jesús viene a habitar dentro de mí. Tengo que recibirlo con amor y escucharlo con
atención. En lo más profundo del corazón, le puedo decir por ejemplo: «Jesús, yo sé
que tú me amas. Dame tu amor para que te ame y ame a los demás con tu amor. Te confío
mis alegrías, mis penas y mi futuro». Queridos niños, no dudéis en hablar de Jesús
a los demás. Es un tesoro que hay que saber compartir con generosidad.
En
la historia de la Iglesia, el amor a Jesús ha llenado de valor y de fuerza a muchos
cristianos, incluso a niños como vosotros. Así, a san Kizito, un muchacho ugandés,
lo mataron porque él quería vivir según el bautismo que acababa de recibir. Kizito
rezó. Había comprendido que Dios no sólo es importante sino que lo es todo.
Pero,
¿qué es la oración?
Es un grito
de amor dirigido a Dios nuestro Padre, deseando imitar a Jesús nuestro Hermano. Jesús
se fue a un lugar apartado para orar. Como Jesús, yo también puedo encontrar cada
día un lugar tranquilo para recogerme delante de una cruz o una imagen sagrada y hablar
y escuchar a Jesús. También puedo usar el Evangelio. Después me fijo con el corazón
en un pasaje que me ha impresionado y me que guiará durante la jornada. Quedarme así
por un rato con Jesús, él me puede llenar con su amor, su luz y su vida. Y estoy llamado,
por mi parte, a dar este amor que recibo en la oración a mis padres, mis amigos, a
todos los que me rodean, incluso a los que no me quieren o a los que yo quiero tanto.
Queridos niños, Jesús os ama. Pedid también a vuestros padres que recen con vosotros.
Algunas veces habrá que insistirles un poco. No dudéis en hacerlo. Dios es muy importante.
Que
la Virgen María, su madre, os enseñe a amarlo cada vez más mediante la oración, el
perdón y la caridad. Os confío a todos a Ella, así como a vuestras familias y educadores.
Mirad, saco un rosario de mi bolsillo. El rosario es como un instrumento que uso para
rezar. Es muy sencillo rezar el rosario. Tal vez lo sabéis ya, si no es así, pedid
a vuestros padres que os lo enseñen. Además, cada uno de vosotros recibirá un rosario
al terminar nuestro encuentro. Cuando lo tengáis en vuestras manos, podréis rezar
por el Papa, la Iglesia y por todas las intenciones importantes. Y ahora, antes de
que os bendiga con gran afecto, recemos juntos un Ave María por los niños de todo
el mundo, especialmente por los que sufren a causa de la enfermedad, el hambre y la
guerra. Recemos ahora: Ave María.