Viernes, 18 nov (RV) La primera visita de Benedicto XVI, esta tarde, después de la
ceremonia de bienvenida, tiene un matiz eucarístico y mariano El Te Deum en acción
de Gracias, la Salve Reina y el Magnificat, son los cantos elegidos para la visita
de Benedicto XVI a la Catedral de Cotonú, construida en 1901 y dedicada a Nuestra
Señora de la Misericordia... Cómo no recordar con esta visita, la oración con la
que el mismo Santo Padre, en Yaundé, invitaba a rezar a la Virgen, encomendándole
en particular el continente africano, en 2009, con la que concluía el Instrumentum
laboris de la Asamblea sinodal: Oremos juntos queridos hermanos, dijo Benedicto
XVI: «Santa María, Madre de Dios, Protectora de África, tú has dado al mundo la
luz verdadera, Jesucristo. Por tu obediencia al Padre y por la gracia del Espíritu
Santo, nos has dado la fuente de nuestra reconciliación y nuestra justicia, Jesucristo,
nuestra paz y nuestro gozo. Madre de ternura y sabiduría, muéstranos a Jesús, tu
Hijo e Hijo de Dios, ayúdanos en nuestro camino de conversión, para que Jesús haga
brillar su Gloria sobre nosotros en todos los aspectos de nuestra vida personal, familiar
y social. Madre llena de misericordia y de justicia, por tu docilidad al Espíritu
Consolador alcánzanos la gracia de ser testigos del Señor Resucitado, para que seamos
cada vez más la sal de la tierra y la luz del mundo. Madre del Perpetuo Socorro,
confiamos a tu maternal intercesión la preparación y los frutos del Segundo Sínodo
para África. Reina de la Paz, ruega por nosotros. Nuestra Señora de África, ruega
por nosotros».