Evitar que las consecuencias del cambio climático recaigan sobre los más vulnerables
Martes, 1 nov (RV).- “Es necesario evitar que las consecuencias del impacto del cambio
climático recaigan sólo sobre las personas más vulnerables”. Lo subrayó el cardenal
arzobispo de Sydney, cardenal Goerge Pell, en su intervención en un seminario en la
catedral de Westminster de Londres. El purpurado indicó la necesidad de evaluar atentamente
los efectos finales que provocará el cambio climático sobre las poblaciones menos
desarollados.
En particular, el cardenal centró la atención en el problema
de la representación distorsionada del problema climático, que sólo provoca un alarmismo
dañino, sostenido por campañas informativas que responsabiliza a los “grandes productores
de contaminación, pero las consecuencias reales y concretas de lo que comporta el
cambio climático probablemente serán pagadas solo por los usuarios finales”
Ya
en el pasado el arzobispo de Sydney había adoptado posiciones críticas hacia las campañas
que dramatizan excesivamente los riesgos relacionados con el cambio climático. “El
clima ha cambiado – observó el cardenal de desde que la tierra comenzó a modificarse”.
El purpurado añade que numerosos datos históricos demuestran que en épocas anteriores
se han verificado drásticos cambios climáticos. “Los datos históricos, evidenció,
son claros y convincentes sobre la existencia en el pasado de eras más calientes seguidas
de una pequeña fase de glaciación. Periodos contrastantes en los que el porcentaje
de anhídrido carbónico del aire no ha varado a pesar de la notable diferencia de temperatura
en todo el mundo”.
Por lo tanto, afirmó, la discusión sobre el cambio climático
no puede negar la evidencia histórica y no pude reducirse simplemente al ámbito científico.
El purpurado quiso llamar la atención sobre la necesidad de llamar la atención sobre
la necesidad de concretar propuestas y soluciones para afrontar la nueva realidad
climática, que sean válidas y beneficiosas, valorando atentamente la relación entre
los aspectos económico y morales.
En ocasiones anteriores el cardenal Pell
ya había intervenido criticando el excesivo alarmismo de ciertas campañas informativas.
En 2007, en un artículo publicado por uno de los principales periódicos australianos,
il «Sunday Telegraph», había puesto en guardia a los cristianos contra la difusión
del miedo: “Sabemos que siempre se han producido enormes cambios climáticos en la
historia del mundo, y también sabemos que en los últimos 150 años los medios de comunicación
han provocado, alternativamente, el miedo a una nueva era glacial y al calentamiento
global”.
Según el purpurado “las terribles sequías en la historia australiana
no son raras, algunas a veces durante periodos de 8 años”. Por lo tanto, añadió, “no
se puede construir una evidencia basándose en la observación de un breve periodo.
Pero los alarmistas has usado la fluctuación de las temperaturas en periodos limitados
y en lugares circunscritos para falsear el resultado a largo plazo”. Al respecto,
el cardenal citó una investigación realizada por la Universidad de East Anglia, que
ha demostrado cómo la temperatura global no ha aumentado entre 1998 y 2005, mientras
que un satélite de la Nasa ha descubierto que en el hemisferio sur del planeta no
ha aumentado la temperatura en los últimos 25 años. “La ciencia –concluyó el purpurado-
es mucho más complicada que la propaganda”.
En cuanto a los retos para
las nuevas generaciones, el arzobispo de Sydney lanzó un llamamiento sobre el ambiente
con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud de 2008: “Tenemos la obligación moral
de proteger el ambiento y no destruirlo para las futuras generaciones”. En 2005 los
obispos católicos de Australia, en una declaración, habían afirmado que son necesarias
respuestas “rápidas, radicales y detalladas” por parte de los gobiernos. De forma
especial, se había llamado la atención sobre la difícil situación de las comunidades
que viven en las islas amenazados por la subida del nivel del mar.