El Papa expresa su deseo de que no esté muy lejano el día en que de nuevo católicos
y ortodoxos puedan celebrar juntos la Eucaristía
RV - Friburgo, enclave en plena Selva Negra y conocido por su oposición a la Reforma
protestante, convirtiéndose así en un importante bastión católico en la Región del
Alto Rhin. Esta tarde Benedicto XVI llegó a esta cosmopolita localidad, en cuya catedral,
dedicada a Nuestra Señora, el Santo Padre adoró el Santísimo Sacramento, rezó el Ángelus
y saludó a un grupo de religiosos y religiosas de la Región, así como a algunos enfermos.
Luego, Benedicto XVI, a la salida de la catedral, saludó a la población reunida en
la Plaza, y manifestó su alegría por estar con ellos en Friburgo.
Tras el encuentro
con la ciudadanía de Friburgo, el Santo Padre se ha trasladado a la que por este tiempo
es su residencia, el Seminario arzobispal de Friburgo, donde hacia las 16,50 ha mantenido
un encuentro protocolario y a puerta cerrada con el ex Canciller alemán Helmut Kohl,
y consorte. Un convencido europeísta y artífice de la reunificación alemana, iniciada
con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 y formalmente concluida
el 3 de octubre de 1990. Helmult Kohl fue Canciller Federal de la Alemania reunificada
hasta 1998.
Luego, en el mismo seminario arzobispal de Friburgo, el Papa ha
tenido un encuentro con 15 representantes de las Iglesias Ortodoxas y Ortodoxas Orientales.
“Un encuentro ‘amistoso’, ha dicho el Pontífice, con la Ortodoxia, la Comunidad cristiana,
teológicamente, más cercana a nosotros”. “Católicos y ortodoxos poseen la misma estructura
de la Iglesia de los orígenes –ha dicho- y por ello, podemos esperar que no esté muy
lejano el día en que de nuevo podamos celebrar juntos la Eucaristía”. Actualmente,
en Alemania, viven aproximadamente un millón seiscientos mil cristianos ortodoxos
y ortodoxos orientales. Entre los temas de diálogo con los ortodoxos, Benedicto XVI
ha subrayado el del Primado del Papa.
"Es igualmente importante
continuar el trabajo para aclarar las diferencias teológicas, porque su superación
es indispensable para el restablecimiento de la plena unidad, que deseamos y por la
que oramos. Hemos de continuar nuestros esfuerzos de diálogo en la cuestión del primado,
para su justa comprensión. Aquí las reflexiones acerca del discernimiento entre la
naturaleza y la forma del ejercicio del primado, como lo hizo el Papa Juan Pablo II
en la Encíclica Ut unum sint , pueden darnos aún impulsos fructuosos".
El Papa
ha dicho estar “contento” de los resultados obtenidos de este diálogo, que hace crecer
la recíproca comprensión y el acercamiento mutuo.
"En la actual tendencia
de nuestro tiempo, en que son bastantes los que quieren, por así decir, “liberar”
de Dios a la vida pública, las Iglesias cristianas en Alemania, entre las cuales están
también los cristianos ortodoxos y ortodoxos orientales, fundado en la fe en el único
Dios y Padre de todos los hombres, caminan juntas por la senda de un testimonio pacífico
para la comprensión y la comunión entre los pueblos".
La fe en Dios, creador
de la vida, y el permanecer absolutamente fieles a la dignidad de cada persona -ha
afirmado el Santo Padre- fortalece a los cristianos para oponerse con ardor a cualquier
intervención que manipule y seleccione la vida humana.
"Por otra parte, conociendo
como cristianos el valor del matrimonio y de la familia, nos preocupa, porque es importante,
preservar de toda interpretación errónea la integridad y la singularidad del matrimonio
entre un hombre y una mujer. En este sentido, el compromiso común de los cristianos,
entre los que se encuentran numerosos fieles ortodoxos y ortodoxos orientales, ofrece
una contribución valiosa a la edificación de una sociedad con futuro, en la cual se
dé el debido respeto a la persona humana".
Crónica del encuentro de Raúl Cabrera
DISCURSO
COMPLETO
Eminencias, Excelencias, Venerables
representantes de las Iglesias Ortodoxas y Ortodoxas Orientales Me alegra
mucho que hoy estemos aquí reunidos. Les agradezco de todo corazón su presencia y
la posibilidad de este encuentro amistoso. Agradezco en particular al Metropolita
Augoustinos sus palabras llenas de confianza. En este contexto, repito lo que ya he
dicho en otras ocasiones: entre las Iglesias y las comunidades cristianas, teológicamente,
la Ortodoxia es la más cercana a nosotros; católicos y ortodoxos poseen la misma estructura
de la Iglesia de los orígenes. Por ello, podemos esperar que no esté muy lejano el
día en que de nuevo podamos celebrar juntos la Eucaristía (cf. Luz del Mundo. Una
conversación con Peter Seewald, pp. 99s). La Iglesia católica sigue con
interés y simpatía el desarrollo de las comunidades ortodoxas en Europa occidental,
que han tenido un notable crecimiento. Actualmente, en Alemania, viven aproximadamente
un millón seiscientos mil cristianos ortodoxos y ortodoxos orientales. Ellos se han
convertido en parte constitutiva de la sociedad, contribuyendo a hacer más vivo el
patrimonio de las culturas cristianas y de la fe cristiana en Europa. Me alegra el
incremento de la colaboración panortodoxa que en los últimos años ha realizado progresos
esenciales. La fundación de las Conferencias Episcopales Ortodoxas, allí donde las
Iglesias Ortodoxas se encuentran en la diáspora, es expresión de las intensas relaciones
dentro de la Ortodoxia. Me alegra también que en Alemania el pasado año se haya dado
dicho paso. Que las experiencias que se viven en estas Conferencias Episcopales refuercen
la unión entre las Iglesias ortodoxas y hagan avanzar los esfuerzos en favor de un
concilio panortodoxo. Desde que era profesor en Bonn y especialmente luego,
siendo también Arzobispo de Múnich y Frisinga, a través de la amistad personal con
representantes de las Iglesias ortodoxas, pude conocer y apreciar cada vez más en
profundidad la Ortodoxia. En aquel tiempo, se inició también el trabajo de la Comisión
conjunta de la Conferencia Episcopal Alemana y de la Iglesia Ortodoxa. Desde entonces,
con sus textos dedicados a cuestiones pastorales y prácticas, promueve la comprensión
recíproca y contribuye a consolidar y desarrollar las relaciones católico-ortodoxas
en Alemania. Es igualmente importante continuar el trabajo para aclarar
las diferencias teológicas, porque su superación es indispensable para el restablecimiento
de la plena unidad, que deseamos y por la que oramos. Hemos de continuar nuestros
esfuerzos de diálogo en la cuestión del primado, para su justa comprensión. Aquí las
reflexiones acerca del discernimiento entre la naturaleza y la forma del ejercicio
del primado, como lo hizo el Papa Juan Pablo II en la Encíclica Ut unum sint (n. 95),
pueden darnos aún impulsos fructuosos. Veo también con gratitud el trabajo
de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica
y las Iglesias ortodoxas orientales. Estoy contento, veneradas Eminencias y venerables
representantes de las Iglesias Ortodoxas orientales, de encontrar con ustedes a los
representantes de las Iglesias implicadas en este diálogo. Los resultados obtenidos
hacen crecer la recíproca comprensión y el acercamiento mutuo. En la actual
tendencia de nuestro tiempo, en que son bastantes los que quieren, por así decir,
“liberar” de Dios a la vida pública, las Iglesias cristianas en Alemania, entre las
cuales están también los cristianos ortodoxos y ortodoxos orientales, fundado en la
fe en el único Dios y Padre de todos los hombres, caminan juntas por la senda de un
testimonio pacífico para la comprensión y la comunión entre los pueblos. Al hacer
esto, no dejan de poner el milagro de la encarnación de Dios en el centro del anuncio.
Conscientes de que sobre este milagro se funda la dignidad de la persona, se comprometen
juntas en la protección de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.
La fe en Dios, creador de la vida, y el permanecer absolutamente fieles a la dignidad
de cada persona fortalece a los cristianos para oponerse con ardor a cualquier intervención
que manipule y seleccione la vida humana. Por otra parte, conociendo como cristianos
el valor del matrimonio y de la familia, nos preocupa, porque es importante, preservar
de toda interpretación errónea la integridad y la singularidad del matrimonio entre
un hombre y una mujer. En este sentido, el compromiso común de los cristianos, entre
los que se encuentran numerosos fieles ortodoxos y ortodoxos orientales, ofrece una
contribución valiosa a la edificación de una sociedad con futuro, en la cual se dé
el debido respeto a la persona humana. Al concluir, volvamos nuestra mirada
a María, la Hodegetria, la “guía del camino”, que es venerada también en Occidente
bajo el título de “Nuestra Señora del Camino”. La Santísima Trinidad ha dado a María,
la Virgen Madre, a la humanidad, para que Ella, con su intercesión, nos guíe a través
del tiempo y nos indique el camino hacia el cumplimiento. A Ella nos encomendamos
y presentamos nuestra petición de llegar a ser en Cristo una comunidad cada vez más
íntimamente unida, para alabanza y gloria de su Nombre. Dios os bendiga a todos.