El Papa insiste en la necesidad de trabajar para que nunca más haya crímenes terribles
contra los menores
RV - Dios nos acompaña de la mano. Nuestro ser Iglesia es trabajar sin cesar para
que nunca más haya crímenes terribles contra los menores, impulsar el ecumenismo para
promover el bien de la humanidad y anunciar el feliz mensaje de Cristo. Benedicto
XVI - como es tradicional, durante los viajes pontificios – respondió a algunas preguntas
de periodistas en el vuelo que le llevaba a Berlín.
La primera pregunta era
si Benedicto XVI se sigue sintiendo alemán. A lo que el Papa respondió que «permanece
el origen, la cultura y naturalmente el amor particular y la particular responsabilidad,
pero todo ello insertado y ampliado en una pertenencia mayor, ‘la civitas Dei’, como
dijo Agustín, en el pueblo de todos los pueblos en que todos somos hermanos y hermanas».
La
segunda pregunta era sobre el aumento del número de aquellos que se han alejado de
la Iglesia, en parte, también, debido a los abusos cometidos contra menores por parte
de algunos miembros de clero: «Puedo comprender que ante las informaciones sobre los
abusos, sobre todo si han sido cumplidos contra personas cercanas, uno diga, ésta
ya no es mi Iglesia».
El Santo Padre reiteró que se trata de crímenes y que
es importante reconocer que «estar en la Iglesia, no quiere decir formar parte de
una asociación, sino estar en la red del Señor, que pesca peces buenos y malos en
las aguas de la muerte y en las de la vida».
¿Por qué estoy en la Iglesia
a pesar de que haya escándalos y humanidad terribles?, preguntó el Papa, señalando
la importancia de «renovar la conciencia de la especificidad de ser Iglesia del pueblo,
de todos los pueblos, que es el pueblo de Dios. Y, así aprender a soportar también
los escándalos y trabajar contra estos escándalos, estando justo dentro de esta gran
red del Señor».
Al ser preguntado sobre algunas manifestaciones que se anuncian
contra su visita, respondió que Benedicto XVI respondió que «es algo normal, que en
una sociedad libre y en un tiempo secularizado se pueden expresar contra la visita
del Papa». Y que «es justo que cada uno – respetando a todos - pueda expresar su
contrariedad...». «Cuando las oposiciones se manifiestan de modo civil no hay nada
que decir en contra», dijo también el Santo Padre, recordando que en Alemania hay
varias dimensiones de oposición: la vieja, entre cultura germánica y románica, los
contrastes de la historia... y la Reforma, que acentuó esos contrastes».
Sin
olvidar que «hay asimismo un gran consenso en lo que respecta a la fe católica, una
creciente convicción que tenemos necesidad de una fuerza moral en nuestro tiempo...
tenemos necesidad de una presencia de Dios en nuestro tiempo». Por lo que Benedicto
XVI señaló que «hay también tanta gente que le espera con alegría, que espera una
fiesta de la fe, un estar juntos. Y la alegría de conocer a Dios y de vivir juntos
en el futuro, que Dios nos acompaña de la mano y nos muestra el camino. Por ello -
enfatizó – el Papa – voy con alegría a mi Alemania y me siento feliz de llevar el
mensaje de Cristo a mi tierra».
En la última pregunta, sobre el encuentro ecuménico,
que tendrá mañana, en Erfurt, que calificó de «punto central» de su viaje, Benedicto
XVI reiteró que aunque permanecen algunas diferencias y problemas, «es esencia, en
este momento histórico», mostrar que «somos hermanos y hermanas y trabajamos juntos
por el bien de la humanidad, anunciando el dichoso mensaje de Cristo, del Dios que
tiene un rostro humano y que habla con nosotros».