RV - Cuando se acerca ya la visita de Benedicto XVI a Alemania, cuyo lema es ‘Donde
está Dios, allí hay futuro’, el director general de Radio Vaticano, padre Federico
Lombardi, titula su editorial ‘El futuro y Dios’:
Vivimos en tiempos
de preocupaciones por el futuro: futuro del planeta Tierra y de la vida sobre él,
futuro de la economía mundial y de la paz entre los pueblos, futuro de Europa y de
las naciones que de ella forman parte, futuro de los jóvenes y de los niños que se
asoman a la vida. Visitando su País, Alemania, por muchos vista sobre todo como potencia
remolcadora en el Viejo Continente, pero donde la fe cristiana aparece en rápida disminución,
el Papa ha elegido para su viaje el lema “Donde está Dios, ahí hay futuro”. Son las
palabra clave de su homilía en el Santuario austriaco de Mariazell hace cuatro años,
cuando había leído la crisis demográfica de Europa como signo de falta de confianza
en el futuro y había reaccionado: “Pero carente de futuro estará la tierra solo cuando
se apagarán las fuerzas del corazón humano y de la razón iluminada del corazón – cuando
el rostro de Cristo no resplandecerá más sobre la tierra. Donde está Dios, ahí hay
futuro”.
Desde el primer día después de su elección, el Papa Benedicto nos
ha explicado que el anuncio del primado de Dios habría sido la primera prioridad de
su pontificado. ¿Quién es Dios? ¿Cómo ver su rostro? ¿Dónde encontrarlo y cómo hablar
con él? ¿Cómo la relación con Dios orienta la vida de cada persona y su responsabilidad
en la sociedad, funda la búsqueda de la justicia y del derecho?
Dios no es
ajeno a la vida. No nos debemos esperar del Papa respuestas a estas cuestiones marginales,
sino a aquellas esenciales. Atravesando un País donde la negación totalitaria de Dios
ha demostrado sus consecuencias más extremas, reflexionaremos juntos sobre cómo ocuparnos
– como personas, como creyentes en Dios, como cristianos y como católicos – para construir
un futuro digno del hombre.