2011-09-06 13:35:14

Guatemala: no usar el drama de los migrantes para alcanzar votos


RV- La iglesia de Guatemala exhorta a los gobiernos de Estados Unidos, de México y de toda Centroamérica a emprender reformas migratorias que permitan a los migrantes una vida digna y la realización de sus sueños, frente a los persistentes abusos e injusticias, de las que son objeto, desde las detenciones, incluso de niños, hasta las deportaciones masivas. Igualmente, frente a las inminentes elecciones presidenciales pide a los candidatos no utilizar el drama de los migrantes como un trampolín para alcanzar más votos, sino integrar en sus planes de gobierno programas dirigidos a ayudar a que los guatemaltecos no tengan que abandonar el país para mejorar su situación económica y defender delante de los Estados los derechos de los migrantes.

Con motivo de la celebración, el pasado domingo, del Día Nacional del migrante la Comisión de Movilidad Humana del episcopado guatemalteco hizo público un mensaje, que bajo el tema “Migrantes, un sueño, una familia”, denuncia que los migrantes en situación de detención son tratados como criminales, por el simple hecho de ser indocumentados, cuando tienen el derecho de recibir atención consular, médica, atención especial de acuerdo a su condición, y acceder al debido proceso. Asimismo, evidencia que, aunque la familia es una realidad valiosa en cualquier nación del mundo, las políticas migratorias no ofrecen oportunidades para la reunificación familiar a los hijos e hijas de migrantes en los Estados Unidos y otros países. “Son preocupantes – señala el mensaje- las constantes redadas y deportaciones masivas que a diario son efectuadas y que separan familias enteras, dejándolas a su propio azar.

Ante las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos de los migrantes, en buena parte resultado de políticas de los Estados que crean e implementan leyes migratorias de corte racista y xenofóbico y que vulneran su dignidad, la Iglesia Católica- subraya el mensaje- continuará cumpliendo el compromiso de defender y promover los Derechos de los migrantes, demandando políticas migratorias integrales con rostro humano, que tomen en cuenta a las familias de los migrantes para que la reunificación familiar sea una realidad.

El episcopado guatemalteco también exhorta a las conciencias de los cristianos sobre la responsabilidad de vivir con coherencia la condición de discípulos del Señor Jesús, presente en los migrantes, abrumados bajo la terrible zozobra de las redadas, deportaciones, secuestros, extorsiones y desapariciones. En el mensaje se hace un llamado a la comunidad cristiana ser una casa de acogida para los extranjeros y forasteros, descubrir en ellos la presencia de Cristo, para que en medio de “las dificultades, las angustias y las penas que a diario enfrentan” los migrantes puedan encontrar un refugio.

Texto completo

MENSAJE PASTORAL DE LA COMISIÓN DE MOVILIDAD HUMANA DE LA
CONFERENCIA EPISCOPAL DE GUATEMALA, CON OCASIÓN DEL DIA NACIONAL DEL
MIGRANTES

MIGRANTES, UN SUEÑO, UNA FAMILIA

La celebración anual del Día del Migrante, en el primer domingo de septiembre, tiene como tema central en este año: MIGRANTES, UN SUEÑO, UNA FAMILIA.
La Comisión Episcopal de la Pastoral de la Movilidad Humana desde hace años ha
promovido esta celebración del Día Nacional del Migrante, para poner en la conciencia de los cristianos, hombres y mujeres, la responsabilidad de vivir con coherencia la condición de discípulos del Señor Jesús, presente en los migrantes, abrumados bajo la terrible zozobra de las redadas, deportaciones, secuestros, extorsiones y desapariciones.
Nuevamente ahora, esta Comisión Episcopal se dirige a los fieles católicos, a los
hermanos cristianos no católicos y a los hombres y mujeres de buena voluntad, para compartir algunas reflexiones que se concretizan en demandas precisas delante de quienes tienen poder de ayudar a mejorar la situación de los hermanos y hermanas migrantes.

Las comunidades cristianas, “casas de comunión y acogida”.

Una comunidad cristiana no podrá considerarse tal, si no acoge con atención y ternura a los hermanos y hermanas migrantes y sus familias. Ella debe ser casa de acogida para los extranjeros y forasteros que llegan a tocar sus puertas buscando auxilio y apoyo. La coherencia con el evangelio así lo exige. Sin embargo, se debe reconocer que, pastoralmente hablando, muchas veces es difícil lograr que en las comunidades cristianas los migrantes sean incorporados como hermanos y hermanas necesitados de protección y cuidado. Descubrir en ellos y ellas la
presencia de Cristo supone una fe madura, y la vivencia de un profundo y permanente contacto con el Señor, que trasciende una práctica ritualista y rutinaria de la vida cristiana.
Las dificultades, las angustias y las penas que a diario enfrentan los migrantes deben encontrar un refugio en el corazón de los miembros de cada comunidad cristiana. Cuando esto sucede la comunión de fe se hace efectiva y afectiva.

Una perspectiva diferente delante del fenómeno migratorio

Como repetidamente se ha dicho, el fenómeno de la globalización en su dimensión
económica en lugar de acercar a los seres humanos, los distancia cada vez más, al
construir enormes barreras legales que impiden la libre movilización de los millones de personas que buscan una vida digna para ellos y sus familias. Asimismo, el modelo económico imperante, hijo de esta globalización que busca solamente el lucro y la ganancia, empobrece cada vez más a los países más pobres en vías de desarrollo.
En el momento actual, en general, es la situación de pobreza la que empuja a millones de migrantes a salir de sus tierras. Esta situación mundial exige contemplar el fenómeno de las migraciones desde la perspectiva del derecho que todo ser humano tiene de vivir una vida digna, acorde a su condición humana y a su identidad como hijo de Dios, y consecuentemente el derecho a migrar a otro país, cuando en su propia tierra no encuentra lo que necesita para lograr ese
derecho.
La Iglesia Católica, fiel a la misión recibida del Salvador, continuará cumpliendo el
compromiso de defender y promover los Derechos de los y las migrantes, demandando políticas migratorias integrales con rostro humano, que tomen en cuenta a las familias de los migrantes para que la reunificación familiar sea una realidad. Es verdad que existe una crisis económica neoliberal que golpea la mayoría de las naciones del mundo, pero ella no puede ser utilizada como excusa para culpar o criminalizar a los migrantes, ni mucho menos para utilizar mecanismos legales que contradicen el valor de la justicia y el respeto al ser humano.

Violaciones a Derechos de Migrantes

En pleno siglo XXI las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos de las y los migrantes continúan. Ellas, son en buena parte el resultado de políticas de los Estados de la región que de forma inadecuada abordan el fenómeno de la migración, y crean e implementan leyes migratorias de corte racista y xenofóbico, que vulneran la dignidad y

Derechos de los migrantes y sus familiares

Como tantas veces se ha repetido, cuando los Estados en lugar de hacer respetar los derechos humanos de los migrantes levantan muros e implementan políticas represivas con legislaciones inhumanas, lo que logran es exponer la vida de los migrantes a graves peligros en el viaje, tales como: secuestros, extorsiones, violaciones sexuales, estafas por parte de los traficantes de personas y a los que se dedican a la trata de personas. En la actualidad hay que añadir, lastimosamente, la utilización de los migrantes so pena de eliminarlos físicamente, por parte de los poderosos cárteles del narcotráfico y crimen organizado que actúan impunemente.
Las situaciones mencionadas contradicen totalmente el plan de amor del Dios de la vida, y son el resultado del mal que se ha instaurado en nuestra sociedad. Los verdaderos creyentes en Dios-Amor no pueden ni deben permanecer indiferentes ante todo esto. Por ello, en ocasión de la celebración del Día del Migrante para lograr sensibilizar a los fieles cristianos, la Comisión Episcopal de Movilidad Humana, exhorta encarecidamente a todas las comunidades cristianas, en las Diócesis y Vicariatos del país, a celebrar el triduo del migrante, uniéndose de modo especial a los familiares de los migrantes que sienten el sufrimiento de la lejanía y separación de sus seres queridos.

Asimismo ante la dramática situación que viven los migrantes y sus familiares, la Comisión Episcopal de Movilidad Humana, expone lo siguiente:
• Es urgente recordar al presidente de Estados Unidos de América, la importancia
de realizar una reforma migratoria integral, principalmente, el DREAM ACT para
que los jóvenes puedan realizar sus sueños y tener un futuro digno. Lamentamos
profundamente que los sueños de los jóvenes sean frustrados por la falta de
voluntad política de los poderes públicos del Estado.
• Manifestar a los presidentes de México, Centro América y al Primer Ministro de
Canadá, que mientras persistan las injusticias en contra de los migrantes, la Iglesia
Católica del Continente Americano no quedará pasiva y callada ante los abusos
cometidos contra esta población vulnerable.
• Urgir al presidente de Estados Unidos, para que en el proceso de aplicación de la
vigilancia en la frontera a través de la patrulla fronteriza se dé la atención
necesaria al respeto de los Derechos Humanos y a la dignidad de las personas
indocumentadas.
• Lamentar profundamente que las detenciones sean consideradas como una
política “efectiva” de Estado para condenar a los indocumentados. Es preocupante
que los niños y niñas no acompañados permanezcan detenidos por largos
períodos, causándoles traumas psicológicos. Los migrantes en situación de
detención no deben ser tratados como criminales, tienen el derecho de recibir
atención consular, médica, atención especial de acuerdo a su condición, y acceder
al debido proceso.
• Recordar que las personas en proceso de deportación tienen el derecho de recibir
una atención adecuada y justa, mientras se averigua detalladamente su situación
o estado migratorio. El gobierno de Estados Unidos ha diseñado medidas para
proteger lo que ellos llaman “la seguridad de sus fronteras”, impidiendo muchas
veces que las personas tengan acceso al proceso de asilo y encarcelando
inmediatamente a los recién llegados que no tienen la documentación requerida.
• Evidenciar que, aunque la familia es una realidad valiosa en cualquier nación del
mundo, sin embargo, las políticas migratorias no ofrecen oportunidades para la
reunificación familiar a los hijos e hijas de migrantes en los Estados Unidos y otros
países. Son preocupantes las constantes redadas y deportaciones masivas que a
diario son efectuadas y que separan familias enteras, dejándolas a su propio azar.
Los daños psicológicos a los niños y niñas separados de sus padres y madres,
son muchas veces irremediables. La reunificación de la familia sigue siendo la
base apropiada para una política justa de migración. No hay que olvidar que la
base para la construcción de una sociedad es la familia.
• Ante las inminentes elecciones, la Comisión Episcopal pide a los candidatos a ser
elegidos, integrar en sus planes de gobierno, una atención especial al fenómeno
migratorio, en una doble vertiente: ayudar a que los guatemaltecos y
guatemaltecas no tengan que abandonar el país para mejorar su situación económica y defender delante de los Estados los derechos de los migrantes guatemaltecos. No es justo, además, que el drama de los migrantes sea utilizado
como un trampolín para alcanzar un puesto de elección popular.
Finalmente, la Comisión Episcopal desea que todos los guatemaltecos y guatemaltecas vivan y celebren con entusiasmo el Día del Migrante, y que tal celebración sea propicia para compartir sus tristezas y alegrías como también las de sus familias en todas las diócesis, comunidades y parroquias. Ojalá que las acciones de solidaridad para ayudar a los migrantes se multipliquen en todo el país.

Agradecemos en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, a quienes con esfuerzo y
dedicación sirven a los migrantes en los lugares de acogida, en las comunidades
parroquiales y en las familias, aún exponiendo muchas veces sus vidas. Ellos demuestran su entrega al servicio del Reino de Dios, y fortalecen el trabajo Pastoral junto a los Migrantes en la Iglesia.

Que la Sagrada Familia y el Beato Juan Bautista Scalabrini – Padre de los Migrantes, nos iluminen y nos acompañen en la defensa, protección y atención de los migrantes y sus familiares; y que acompañen siempre a todos los migrantes y sus familiares.

Monseñor Álvaro Ramazzini
Obispo de San Marcos
Presidente de la Pastoral de Movilidad Humana
Conferencia Episcopal de Guatemala.
Guatemala de la Asunción, Septiembre de 2011

ATD-RV








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