“Comunión espiritual”. La reciente Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, inspira
esta semana el editorial Octava Dies para el Centro Televisivo Vaticano, de nuestro
director general, el padre Federico Lombardi
Texto y audio completo
(Audio)
El momento
culminante de las jornadas de Madrid, ha sido naturalmente el encuentro final en Cuatro
Vientos, encuentro con el Papa, pero más aún celebración comunitaria junto al Papa
en presencia de Cristo. Vale la pena recordar dos aspectos característicos que permanecerán
cruciales para la reflexión de los jóvenes y de la Iglesia, sobre la relación con
Jesucristo presente en la Eucaristía.
Ante todo la adoración vespertina.
Desde la Jornada de Colonia en el 2005 la adoración eucarística tiene un lugar central
en la Vigilia, y el silencio absoluto de centenares de millares de jóvenes en oración,
ayuda a toda la Iglesia a redescubrir la importancia de la adoración eucarística,
que muchos habíamos subestimado u olvidado. Estar en silencio con Jesús: así se puede
comenzar a escuchar y a hablar con él, se puede alimentar y profundizar la comunión
con él.
Luego la “comunión espiritual”. El hecho que durante la Misa,
por causas no previsibles, numerosos jóvenes no han podido recibir la comunión sacramental,
nos ha ayudado a recordar las preciosas palabras de un reciente documento del Papa,
que ponen en guardia de “un cierto automatismo, casi como si por el sólo hecho de
estar en la iglesia durante la liturgia se tenga el derecho o tal vez el deber de
participar a la mesa eucarística. También cuando no es posible recibir la comunión
sacramental, la participación a la santa misa permanece necesaria, valida, significativa
y fructuosa”. En estas circunstancias es necesario “cultivar el deseo de la plena
unión con Cristo”, como dice una antigua y bella tradición, hacer la “comunión espiritual”
(Sacramentus caritatis, n.55).
En la misa la comunidad de la Iglesia
celebra la muerte y la resurrección de Jesús, vivo y presente. Recibirlo sacramentalmente
continúa siendo un don gratuito; el deseo intenso de estar unidos a él es también
una eficaz fuente de comunión. Esta es una palabra importante de esperanza y de solidaridad
para todos aquellos que por tantos motivos – prácticos o ligados a la condición de
vida familiar- no pueden hoy recibir la comunión sacramental. Es un gran mensaje positivo
del no deseado ayuno eucarístico de un millón de jóvenes en Cuatro Vientos .