Informe Cloyne: respuesta de la Santa Sede al Gobierno Irlandés
RV- Después de la publicación del Informe de la Comisión de Investigación sobre la
diócesis de Cloyne, sobre abusos sexuales contra menores por parte de miembros del
clero y a la forma en que han sido afrontados en dicha diócesis, la esperada respuesta
solicitada a la Santa Sede ha sido entregada esta mañana.
El documento ha
sido entregado a la Señora Helena Keleher, encargada de negocios ad interim
de Irlanda ante la Santa Sede y ha sido publicado por la Oficina de Prensa de la Santa
Sede. Es en inglés y consta de más de 20 páginas, estructurado de forma clara, para
afrontar todas las cuestiones levantadas y darles respuestas argumentadas y documentadas.
El
documento de la Santa Sede se abre con el debido reconocimiento de la gravedad de
los abusos cometidos y de la serie de graves e inquietantes errores en la forma de
afrontar las acusaciones de abuso sexual de niños y jóvenes, por parte de eclesiásticos
en la diócesis de Cloyne.
Asimismo, la Santa Sede desea reafirmar, ante todo,
su profunda repugnancia por los delitos de abuso sexual sucedidos en esa diócesis
y lamenta y se avergüenza profundamente por los terribles sufrimientos que las víctimas
y sus familias han tenido que soportar en la Iglesia de Jesucristo, lugar donde eso
jamás tendría que ocurrir.
Sobre las cuestiones suscitadas por algunos líderes
políticos irlandeses al respecto, la Santa Sede comprende y comparte los profundos
sentimientos de enfado y frustración ante las conclusiones del Cloyne Report, pero
desea dejar bien claro que de ningún modo ha obstaculizado o intentado interferir
en ninguna investigación de casos de abuso sexual de menores en la diócesis de Cloyne.
En las observaciones finales, la Santa Sede ofrece una presentación de la
actitud de la Iglesia hacia la protección de menores, incluyendo la correspondiente
legislación canónica, y hace referencia a la Carta a los católicos de Irlanda del
Santo Padre, publicada el 19 de marzo de 2010, en la que el Papa Benedicto indica
su vivo deseo de que los obispos irlandeses cooperen con las autoridades civiles,
apliquen plenamente las normas del Derecho Canónico y aseguren la aplicación plena
e imparcial de las normas de la Iglesia en Irlanda para la protección de los menores.
La publicación del Cloyne Report es un paso más en el largo y difícil camino
de comprobación de la verdad, de penitencia y purificación, de sanación y renovación
de la Iglesia en Irlanda. La Santa Sede no se considera ajena a este proceso, sino
que lo comparte en espíritu de solidaridad y compromiso.
La Santa Sede, a
la vez que rechaza las acusaciones infundadas, acoge con espíritu de humildad todas
las observaciones y sugerencias objetivas y útiles para combatir con determinación
el espantoso delito del abuso sexual de menores.
La Santa Sede es también
consciente de la comprensible rabia, de la desilusión y del sentimiento de traición
experimentados por quienes, particularmente las víctimas y sus familias, se han visto
afectados por estas acciones viles y deplorables y por el modo en que a veces se han
afrontado por parte de las autoridades eclesiásticas. Y por ello desea reiterar su
dolor por lo sucedido.
Asimismo desea que las medidas que la Iglesia ha introducido
en los últimos años, universalmente, como también en Irlanda, sean más eficaces para
prevenir la repetición de dichos actos y contribuyan a la sanación de quienes han
sufrido los abusos y a restablecer la confianza recíproca y la colaboración entre
las autoridades eclesiásticas y las estatales, lo cual es esencial para luchar eficazmente
contra el flagelo del abuso.
En sintonía con dicha actitud, la Santa Sede
desea reafirmar una vez más su compromiso por dialogar constructivamente y cooperar
con el Gobierno irlandés, diálogo y cooperación que naturalmente deben basarse en
el respeto mutuo, de forma que todas las instituciones, tanto públicas como privadas,
religiosas o civiles, trabajen juntas para asegurar que la Iglesia, más aún, la sociedad
en general, sea siempre un lugar seguro para la infancia y los jóvenes.
CdM
& ER - RV
Texto Completo
Síntesis de la Respuesta
al señor Eamon Gilmore, vice primer ministro de Irlanda (Tánaiste)
y ministro de Exteriores y Comercio, acerca del Cloyne
Report
El 14 de julio de 2011, después de la publicación del Informe
de la Comisión de Investigación sobre la diócesis de Cloyne, conocido como Cloyne
Report, el señor Eamon Gilmore, vice primer ministro de Irlanda (Tánaiste)
y ministro de Exteriores y Comercio, en el curso de un encuentro con el Nuncio Apostólico
en Irlanda, el arzobispo Giuseppe Leanza, trasladó la petición del Gobierno irlandés
de una respuesta por parte de la Santa Sede al Informe y a las consideraciones del
Gobierno sobre el mismo.
Observaciones generales acerca del
Cloyne Report
La Santa Sede ha examinado cuidadosamente
el Cloyne Report, que ha evidenciado graves e inquietantes errores en la forma
de afrontar las acusaciones de abuso sexual de niños y jóvenes por parte de eclesiásticos
en la diócesis de Cloyne.
La Santa Sede desea reafirmar, ante todo, su profunda
repugnancia por los delitos de abuso sexual sucedidos en esa diócesis y lamenta y
se avergüenza profundamente por los terribles sufrimientos que las víctimas y sus
familias han tenido que soportar en la Iglesia de Jesucristo, lugar donde eso jamás
tendría que ocurrir. La Santa Sede está muy preocupada por los hallazgos de la Comisión
respecto a las graves carencias en el gobierno eclesial de la diócesis y el trato
inadecuado de las acusaciones de abuso. Es particularmente alarmante que todas estas
deficiencias hayan podido suceder a pesar de que los obispos y los superiores religiosos
hayan asumido el compromiso de aplicar las líneas guía desarrolladas por la Iglesia
en Irlanda a fin de ayudar a garantizar la protección de los niños, y a pesar de las
normas y de los procedimientos de la Santa Sede relativos a los casos de abuso sexual.
En cualquier caso, la actitud adoptada por la Iglesia en Irlanda en tiempos recientes
respecto al problema del abuso sexual de menores se está beneficiando de la experiencia
en marcha y está demostrando cada vez mayor eficacia en la prevención de la repetición
de tales delitos y en el trato de los casos que surgen.
Cuestiones
suscitadas por el Cloyne Report
El texto de la Respuesta
de la Santa Sede afronta detalladamente las diversas acusaciones presentadas contra
ella, que parecen fundarse principalmente en la relación y la valoración que el Cloyne
Report ha dado respecto a la carta dirigida a los obispos irlandeses el 31 de
enero de 1997 por el entonces Nuncio Apostólico, el arzobispo Luciano Storero, relativa
a la respuesta de la Congregación para el Clero al documento Child Sexual Abuse:
Framework for a Church Response (el Documento Marco). La Comisión de Investigación
afirma que la mencionada respuesta proporcionó apoyo a quienes disentían de la línea
oficial de la Iglesia y fue de poca ayuda especialmente respecto a la denuncia ante
las autoridades civiles.
La Santa Sede desea afirmar cuanto sigue en relación
a la respuesta de la Congregación para el Clero:
La Congregación
describió el Documento Marco como un “documento de estudio” sobre la
base de la información que le habían proporcionado los obispos irlandeses, quienes
describieron el texto no como un documento oficial de la Conferencia Episcopal Irlandesa,
sino más bien como un “informe” del Comité consultivo de los obispos católicos
irlandeses sobre los abusos sexuales de menores cometidos por clérigos y religiosos;
informe recomendado “a las diócesis individuales y a las congregaciones como marco
para afrontar la cuestión del abuso sexual de menores”.
Los
obispos irlandeses jamás buscaron la recognitio de la Santa Sede para el Documento
Marco, que, según el canon 455 del Código de Derecho Canónico, habría sido necesario
solicitar sólo si ellos pretendían que el documento fuera un decreto general de la
Conferencia Episcopal vinculante para todos sus miembros. En cualquier caso, la falta
de la recognitio de por sí no impide la aplicación de las indicaciones contenidas
en el documento, dado que cada obispo podía adoptarlas sin tener que referirse a la
Santa Sede. Esto es, de hecho, cuanto generalmente ha sucedido en Irlanda.
Los obispos irlandeses consultaron a la Congregación para resolver dificultades
relativas a algunos contenidos del Documento Marco. La Congregación aconsejó
a los obispos con el fin de asegurar que las medidas que querían aplicar resultasen
eficaces y non problemáticas desde un punto de vista canónico. Por esa razón, la Congregación
llamó la atención sobre la necesidad de que dichas medidas estuvieran en armonía con
la normativa canónica para evitar conflictos que pudieran dar lugar a apelaciones
con éxito en los tribunales eclesiásticos. La Congregación no ha rechazado el Documento
Marco. La Congregación no rechazó el Documento Marco. Ésta, más bien, quiso
asegurar que las medidas contenidas en el Documento Marco no minaran los esfuerzos
de los obispos en la aplicación de las medidas disciplinarias contra los culpables
de abuso sexual de menores en la Iglesia. Al mismo tiempo, es importante recordar
la decisión de la Santa Sede en 1994 de conceder una normativa especial a los obispos
de los Estados Unidos para tratar los abusos sexuales de menores en la Iglesia. Esta
normativa se extendió a los obispos de Irlanda en 1996 para ayudarles a superar las
dificultades que estaban experimentando en aquel tiempo (Cfr. Parte VI de la Respuesta).
Cumplir con los requisitos canónicos para asegurar la correcta administración
de justicia en la Iglesia de ningún modo impedía la cooperación con las autoridades
civiles. La Congregación para el Clero expresó reservas acerca de la obligación de
denuncia, pero no prohibió a los obispos irlandeses denunciar a las autoridades civiles
las acusaciones de abuso sexual de menores, ni animó a los obispos a que no observaran
la ley irlandesa. Al respecto, el entonces prefecto de la Congregación, el cardenal
Darío Castrillón Hoyos, en su encuentro con los obispos irlandeses en Rosses Point,
Condado de Sligo (Irlanda), el 12 de noviembre de 1998, afirmó inequívocamente: “Deseo
también decir con gran claridad que la Iglesia, especialmente a través de sus pastores
(los obispos), no debe de ningún modo poner obstáculos al legítimo camino de la justicia
civil, cuando éste es emprendido por quienes tienen ese derecho, mientras que al mismo
tiempo la Iglesia debe proseguir con sus propios procedimientos canónicos, en la verdad,
en la justicia y en la caridad hacia todos”. Se debe observar que, en ese tiempo,
no sólo la Iglesia, sino también el Estado irlandés estaba comprometido en el esfuerzo
de mejorar su propia legislación sobre abuso sexual de menores. A tal fin, el Gobierno
irlandés organizó en 1996 una amplia consulta sobre la obligación de denuncia y, después
de haber tomado en consideración las reservas expresadas por varios grupos profesionales
e individuos de la sociedad civil -que estaban en gran medida en sintonía con las
indicadas por la Congregación-, decidió no introducir la obligación de denuncia en
el sistema legal irlandés. Dado que el Gobierno irlandés de entonces decidió no legislar
sobre la materia, difícilmente se comprende cómo la carta del arzobispo Storero a
los obispos irlandeses, que se escribió con posterioridad, pudo ser interpretada como
un instrumento que de algún modo subvertía la ley irlandesa o debilitaba al Estado
irlandés en sus esfuerzos por tratar el problema en cuestión.
Cuestiones suscitadas por líderes políticos irlandeses
La
Santa Sede desea precisar lo siguiente respecto a algunas reacciones de líderes políticos
irlandeses:
La Santa Sede comprende y comparte los profundos
sentimientos de enfado y frustración ante las conclusiones del Cloyne Report, y
que se manifestaron en el discurso del señor Enda Kenny, primer ministro (Taoiseach),
pronunciado en la Cámara de Diputados (Dáil Éireann) el 20 de julio de 2011.
Sin embargo, la Santa Sede mantiene importantes reservas sobre algunos aspectos del
discurso. En particular, es infundada la acusación de que la Santa Sede pretendiera
“frustrar una Investigación en una República soberana y democrática hace sólo tres
años, no hace tres décadas”. Por lo demás, un portavoz gubernamental, cuando se
le preguntó al respecto, aclaró que el señor Kenny no se refería a ningún incidente
específico.
De hecho, las acusaciones de injerencia contra la Santa Sede
se desmienten en muchos informes que, con todo, se utilizan para criticarla. Tales
informes -elogiados por su exhaustiva investigación del abuso sexual y la forma en
que se trató- no proporcionan pruebas de que la Santa Sede haya interferido en los
asuntos internos del Estado irlandés o de que haya estado involucrada en la gestión
ordinaria de las diócesis irlandesas o de las congregaciones religiosas acerca de
los problemas de abuso sexual. Más bien lo que impacta de estos informes, y de la
amplia información sobre la que se basan, es que no existe base para tales acusaciones.
Al respecto, la Santa Sede desea dejar bien claro que de ningún modo ha obstaculizado
o intentado interferir en ninguna investigación de casos de abuso sexual de menores
en la diócesis de Cloyne. Además, en ningún momento la Santa Sede ha intentado interferir
en la ley civil irlandesa o impedir a las autoridades civiles el ejercicio de sus
funciones.
La Santa Sede desea señalar que el texto del entonces
cardenal Joseph Ratzinger, mencionado por el señor Kenny en su discurso, está tomado
del número 39 de la Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo, publicada
por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 24 de mayo de 1990. Este texto no
se refiere a la manera en que la Iglesia debe comportarse en una sociedad democrática
ni tampoco tiene relación con temáticas de protección de la infancia, como parecería
sostener el uso que, de la cita, hizo el señor Kenny, sino que se refiere al servicio
del teólogo a la comunidad eclesial.
En su encuentro
con el Nuncio Apostólico, el vice primer ministro de Irlanda (Tánaiste) y ministro
de Exteriores y Comercio, el señor Eamon Gilmore, afirmó que “entre las conclusiones
más inquietantes del Cloyne Report se encuentra aquella según la cual las autoridades
vaticanas, describiendo el Documento Marco adoptado por la Conferencia Episcopal como
un mero 'documento de estudio', socavaron los esfuerzos de la Iglesia irlandesa para
tratar los abusos sexuales de menores cometidos por el clero”. Como se aclara
en la Respuesta de la Santa Sede, tal descripción se basó en las explicaciones de
su naturaleza, proporcionadas por los obispos irlandeses y en el texto mismo publicado.
De ningún modo fue una desestimación de los serios esfuerzos emprendidos por los obispos
irlandeses para afrontar el flagelo del abuso sexual de menores.
En cuanto a la moción aprobada en la Cámara de Diputados (Dáil Éireann)
el 20 de julio de 2011 y, una semana después, en el Senado (SeanadÉireann),
deplorando “la intervención Vaticana que contribuyó a obstaculizar el Documento
Marco para la protección de la infancia y las líneas guía del Estado irlandés y de
los obispos irlandeses”, la Santa Sede desea aclarar que en ningún momento se
pronunció sobre las medidas de protección a la infancia adoptadas por el Estado irlandés,
y menos aún intentó obstaculizarlas. La Santa Sede observa que no existen pruebas
citadas en ninguna parte del Cloyne Report que permitan concluir que su presunta
“intervención” contribuyera a “obstaculizar” dichas medidas. En lo que
respecta a las líneas guía establecidas por los obispos irlandeses, la Respuesta ofrece
suficientes aclaraciones para mostrar que aquellas en modo alguno fueron debilitadas
por una intervención de la Santa Sede.
Observaciones
finales
En su Respuesta, la Santa Sede ofrece una presentación de
la actitud de la Iglesia hacia la protección de menores, incluyendo la correspondiente
legislación canónica, y hace referencia a la Carta a los católicos de Irlanda
del Santo Padre Benedicto XVI, publicada el 19 de marzo de 2010, en la que el Papa
Benedicto indica su vivo deseo de que los obispos irlandeses cooperen con las autoridades
civiles, apliquen plenamente las normas del Derecho Canónico y aseguren la aplicación
plena e imparcial de las normas de la Iglesia en Irlanda para la protección de los
menores. La publicación del Cloyne Report es un paso más en el largo y
difícil camino de comprobación de la verdad, de penitencia y purificación, de sanación
y renovación de la Iglesia en Irlanda. La Santa Sede no se considera ajena a este
proceso, sino que lo comparte en espíritu de solidaridad y compromiso.
La
Santa Sede, a la vez que rechaza las acusaciones infundadas, acoge con espíritu de
humildad todas las observaciones y sugerencias objetivas y útiles para combatir con
determinación el espantoso delito del abuso sexual de menores. La Santa Sede desea
manifestar de nuevo que comparte la profunda preocupación e inquietud expresadas por
las autoridades irlandesas, por los ciudadanos irlandeses en general y por los obispos,
sacerdotes, religiosos y laicos de Irlanda respecto a los actos delictivos y pecaminosos
de abuso sexual perpetrados por miembros del clero y por religiosos. La Santa Sede
es también consciente de la comprensible rabia, de la desilusión y del sentimiento
de traición experimentados por quienes, particularmente las víctimas y sus familias,
se han visto afectados por estas acciones viles y deplorables y por el modo en que
a veces se han afrontado por parte de las autoridades eclesiásticas. Y por ello la
Santa Sede desea reiterar su dolor por lo sucedido. Desea que las medidas que la Iglesia
ha introducido en los últimos años, universalmente, como también en Irlanda, sean
más eficaces para prevenir la repetición de dichos actos y contribuyan a la sanación
de quienes han sufrido los abusos y a restablecer la confianza recíproca y la colaboración
entre las autoridades eclesiásticas y las estatales, lo cual es esencial para luchar
eficazmente contra el flagelo del abuso. Naturalmente, la Santa Sede sabe bien que
la dolorosa situación provocada por los episodios de abuso no puede resolverse rápida
o fácilmente y que, aunque se hayan realizado muchos progresos, queda aún mucho por
hacer. Desde los primeros días del Estado irlandés, y especialmente desde el
establecimiento de relaciones diplomáticas en 1929, la Santa Sede siempre ha respetado
la soberanía de Irlanda, ha mantenido relaciones cordiales y amistosas con el país
y sus autoridades, frecuentemente ha expresado su admiración por la extraordinaria
contribución de hombres y mujeres de Irlanda a la misión de la Iglesia y a la mejora
de las condiciones de vida de poblaciones de todo el mundo; además, la Santa Sede
no ha ahorrado su apoyo a todos los esfuerzos para promover la paz en la isla durante
las últimas atormentadas décadas. En sintonía con dicha actitud, la Santa Sede desea
reafirmar una vez más su compromiso por dialogar constructivamente y cooperar con
el Gobierno irlandés, diálogo y cooperación que naturalmente deben basarse en el respeto
mutuo, de forma que todas las instituciones, tanto públicas como privadas, religiosas
o civiles, trabajen juntas para asegurar que la Iglesia, más aún, la sociedad en general,
sea siempre un lugar seguro para la infancia y los jóvenes.