«Madrid, estupenda manifestación de fe para España y el mundo"
En el Palacio Apostólico de Castegandolfo, Benedicto XVI dedicó su audiencia general
del 24 de agosto a la JMJ Madrid 2011
Queridos hermanos
y hermanas, hoy quisiera volver brevemente con el pensamiento y con el corazón a los
extraordinarios días transcurridos en Madrid para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud.
Ha sido un evento eclesial emocionante, cerca de dos millones de jóvenes de todos
los Continentes han vivido, con alegría, una formidable experiencia de fraternidad,
de encuentro con el Señor, de compartir y de crecimiento en la fe: una verdadera cascada
de luz. Doy gracias a Dios por este don precioso, que da esperanza para el futuro
de la Iglesia: jóvenes con el deseo firme y sincero de enraizar su vida en Cristo,
permanecer firmes en la fe, caminar juntos en la Iglesia.
Evocando con
gratitud y emoción los intensos momentos vividos, el Papa recorrió su viaje apostólico
desde el comienzo:
«Tengo en la
mente el entusiasmo incontenible con el que los jóvenes me han recibido, el primer
día, en la Plaza de Cibeles, sus palabras ricas de esperanza, su fuerte deseo de orientarse
a la verdad más profunda y enraizarse en ella, aquella verdad que Dios nos ha dado
a conocer en Cristo».
Luego su encuentro - en el imponente Monasterio
de El Escorial, rico de historia, de espiritualidad y de cultura – con las jóvenes
religiosas y a los jóvenes docentes universitarios. A las primeras les recordó la
belleza de su vocación vivida con fidelidad y la importancia de su servicio apostólico
y de su testimonio profético. Alentando después a los profesores a ser verdaderos
formadores de las nuevas generaciones, guiándolas en la búsqueda de la verdad no solamente
con las palabras, sino también con la vida, conscientes que la Verdad es Cristo mismo.
Y, en particular, el momento del Vía Crucis:
«Una multitud
variegada de jóvenes ha revivido con intensa participación las escenas de la pasión
y muerte de Cristo: la cruz de Cristo da mucho más de aquello que exige, lo da todo,
porque nos conduce a Dios».
Destacando, la Santa Misa, el viernes pasado
en la Catedral de la Almudena, en Madrid, con los seminaristas: jóvenes que quieren
enraizarse en Cristo para hacerlo presente un mañana, como ministros suyos, Benedicto
XVI reiteró su anhelo:
«¡Deseo que crezcan
las vocaciones al sacerdocio! Entre los presentes había más de uno que había oído
la llamada del Señor precisamente en las precedentes Jornadas Mundiales; estoy seguro
que también en Madrid el Señor ha llamado a la puerta del corazón de muchos jóvenes
para que le sigan con generosidad en el ministerio sacerdotal o en el de la vida
religiosa».
Y, tras señar que la visita a un Centro para jóvenes discapacitados
le hizo ver «el gran respeto y amor que se nutre hacia toda persona» y agradeciendo
a los miles de voluntarios, que testimonian silenciosamente el Evangelio de la caridad
y de la vida», el Papa destacó los momentos culminantes de Madrid:
«La Vigilia de oración
de la tarde y la gran Celebración eucarística conclusiva del día siguiente fueron
dos momentos muy intensos: en la tarde una multitud de jóvenes en fiesta, para nada
atemorizados por la lluvia y por el viento, permaneció en adoración silenciosa de
Cristo presente en la Eucaristía, para alabarlo, en acción de gracias, rogando su
ayuda y luz. Luego, el domingo, los jóvenes manifestaron su exuberante alegría, celebrando
al Señor en la Palabra y en la Eucaristía, para insertarse cada vez más en Él y reforzar
su fe y vida cristiana.
Después de renovar también su gratitud a los voluntarios,
con el encuentro, que precedió la ceremonia de despedida, Benedicto XVI anunció los
lemas de las próximas JMJ:
La del próximo
año, que se desarrollará en cada Diócesis, tendrá como lema ‘Alégrense siempre en
el Señor’, tomado de la Carta a los Filipenses (4, 4). Mientras que en la Jornada
Mundial de la Juventud del 2013 en Río de Janeiro, el lema será el mandato de Jesús
‘¡Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos!’ (cfr Mt 28,19). Desde
ahora encomiendo a la oración de todos la preparación de estas importantes citas.
Gracias
El Santo Padre dirigió un agradecimiento especial a cuantos han
trabajado generosamente por esta Jornada: al Cardenal Arzobispo de Madrid, a los demás
Obispos de España y de las otras partes del mundo, al Pontificio Consejo para los
Laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos. Así como a las Autoridades españolas,
a las instituciones, a los voluntarios y a quantos han ofrecido el apoyo de la oración,
sin olvidar a los Reyes de España y la calurosa acogida de todo el País.
Y
-como es tradicional-, Benedicto XVI destacó su reciente viaje Apostólico también
en otras lenguas. Escuchemos su palabras en español
Saludo con
afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes
de España, Honduras, Chile, Argentina, México y otros países Latinoamericanos. Invito
a todos a dar gracias al Señor por mi visita apostólica a Madrid para la Jornada Mundial
de la Juventud. A la vez que agradezco de corazón a quienes han hecho posible el magnífico
desarrollo de esta iniciativa, ruego, por intercesión de María Santísima, que los
jóvenes que en ella han participado, «arraigados y edificados en Cristo, firmes en
la fe», lleven al mundo entero la alegría del Evangelio, con la palabra y una vida
colmada de obras de caridad. Muchas gracias.
Texto y audio íntegro
de la catequesis de Benedicto XVI (Audio)
Queridos
hermanos y hermanas,
hoy quisiera volver brevemente con el pensamiento
y con el corazón a los extraordinarios días transcurridos en Madrid para la XXVI Jornada
Mundial de la Juventud. Ha sido un evento eclesial emocionante, cerca de dos millones
de jóvenes de todos los Continentes han vivido, con alegría, una formidable experiencia
de fraternidad, de encuentro con el Señor, de compartir y de crecimiento en la fe:
una verdadera cascada de luz. Doy gracias a Dios por este don precioso, que da esperanza
para el futuro de la Iglesia: jóvenes con el deseo firme y sincero de enraizar su
vida en Cristo, permanecer firmes en la fe, caminar juntos en la Iglesia. Un gracias
a cuantos han trabajado generosamente por esta Jornada: al Cardenal Arzobispo de Madrid,
a sus Auxiliares, a los demás Obispos de España y de las otras partes del mundo, al
Pontificio Consejo para los Laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos. Renuevo
mi reconocimiento a las Autoridades españolas, a las instituciones, a los voluntarios
y a quantos han ofrecido el apoyo de la oración. No puedo olvidar la calurosa acogida
que he recibido de Sus Majestades los Reyes de España, así como de todo el País.
En
pocas palabras no puedo describir los momentos tan intensos que hemos vivido. Tengo
en la mente el entusiasmo incontenible con el que los jóvenes me han recibido, el
primer día, en la Plaza de Cibeles, sus palabras ricas de esperanza, su fuerte deseo
de orientarse a la verdad más profunda y enraizarse en ella, aquella verdad que Dios
nos ha dado a conocer en Cristo. En el imponente Monasterio de El Escorial, rico de
historia, de espiritualidad y de cultura, he encontrado a las jóvenes religiosas y
a los jóvenes docentes universitarios. A las primeras he recordado la belleza de su
vocación vivida con fidelidad, y la importancia de su servicio apostólico y de su
testimonio profético. A los profesores he recordado ser verdaderos formadores de
las nuevas generaciones, guiándolas en la búsqueda de la verdad no solamente con las
palabras, sino también con la vida, conscientes que la Verdad es Cristo mismo. Por
la tarde, en la celebración del Vía Crucis, una multitud variegada de jóvenes ha revivido
con intensa participación las escenas de la pasión y muerte de Cristo: la cruz de
Cristo da mucho más de aquello que exige, lo da todo, porque nos conduce a Dios.
Al
día siguiente, la Santa Misa en la Catedral de la Almudena, en Madrid, con los seminaristas:
jóvenes que quieren enraizarse en Cristo para hacerlo presente un mañana, como ministros
suyos. ¡Deseo que crezcan las vocaciones al sacerdocio! Entre los presentes había
más de uno que había oído la llamada del Señor precisamente en las precedentes Jornadas
Mundiales; estoy seguro que también en Madrid el Señor ha llamado a la puerta del
corazón de muchos jóvenes para que le sigan con generosidad en el ministerio sacerdotal
o en el de la vida religiosa.
La visita a un Centro para jóvenes discapacitados
me hizo ver el gran respeto y amor que se nutre hacia toda persona y me dio la ocasión
de agradecer a los miles de voluntarios, que testimonian silenciosamente el Evangelio
de la caridad y de la vida. La Vigilia de oración de la tarde y la gran Celebración
eucarística conclusiva del día siguiente fueron dos momentos muy intensos: en la tarde
una multitud de jóvenes en fiesta, para nada atemorizados por la lluvia y por el viento,
permaneció en adoración silenciosa de Cristo presente en la Eucaristía, para alabarlo,
en acción de gracias, rogando su ayuda y luz. Luego, el domingo, los jóvenes manifestaron
su exuberante alegría, celebrando al Señor en la Palabra y en la Eucaristía, para
insertarse cada vez más en Él y reforzar su fe y vida cristiana. En un clima de entusiasmo,
mantuve un encuentro con los voluntarios, agradeciéndoles su generosidad y con la
ceremonia de despedida dejé el país, llevando en mi corazón estos días.
Queridos
amigos, el encuentro de Madrid fue una estupenda manifestación de fe para España y
para el mundo. Para la multitud de jóvenes, provenientes de todos los rincones de
la tierra, fue una ocasión especial para reflexionar, dialogar, intercambiar experiencias
positivas y, sobre todo, rezar juntos y renovar su compromiso de arraigar su propia
vida en Cristo, Amigo fiel. Estoy seguro de que han regresado a sus hogares con el
firme propósito de ser levadura en la masa, llevando la esperanza que nace de la fe.
De mi parte, sigo acompañándolos con la oración, para que permanezcan fieles a los
compromisos asumidos. A la maternal intercesión de María, encomiendo los frutos de
esta Jornada.
Y ahora deseo anunciar los temas de las próximas Jornadas
Mundiales de la Juventud. La del próximo año, que se desarrollará en cada Diócesis,
tendrá como lema ‘Alégrense siempre en el Señor’, tomado de la Carta a los Filipenses
(4, 4). Mientras que en la Jornada Mundial de la Juventud del 2013 en Río de Janeiro,
el lema será el mandato de Jesús ‘¡Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos!’
(cfr Mt 28,19). Desde ahora encomiendo a la oración de todos la preparación de estas
importantes citas. Gracias
Traducción del italiano: Rafael Álvarez Taberner
y Cecilia de Malak