Audiencia general: el Papa invita a leer algunos de los libros de la Biblia para descubrir
la riqueza del tesoro de la Palabra de Dios
El Santo Padre reanudó esta mañana a las 10.30 la celebración de la tradicional audiencia
general –en Castel Gandolfo donde transcurre el período de verano– ante la presencia
de unos 4.500 fieles y peregrinos de diversos países que se dieron cita en la Plaza
de la Libertad, frente al Palacio Apostólico.
En su breve catequesis, el Papa
ofreció a los fieles algunos consejos para las vacaciones, dado que no hemos sido
hechos sólo para trabajar, sino también para pensar. Y alguna vez, dijo, vale la pena
''perdernos para reencontrarnos después enriquecidos''. En particular, Benedicto XVI
dio algunas sugerencias de lectura, si bien la mayor parte de los libros que se leen
durante las vacaciones son “de evasión, y esto es normal”, pero también se puede tener
tiempo para alguna lectura “más empeñada”. Y se preguntó “por qué no descubrir algunos
de los libros de la Biblia que son menos conocidos, y que se escuchan sólo durante
la liturgia.
''Muchos cristianos –admitió el Pontífice– jamás toman la Biblia
en sus manos y algunos de sus libros también son desconocidos a los buenos cristianos”.
Entre las sugerencias de algunos libros bíblicos muy breves, que se pueden leer enteramente
en una ora, el Papa destacó el libro de Tobías, que habla de la familia y del matrimonio;
el de Ester o Rut, que refiere las vicisitudes de una extranjera que conoce a Dios.
Mientras otros, prosiguió, son auténticas obras de arte, si bien son más largos, como
el libro de Job, por ejemplo, que ''afronta el tema del dolor inocente'', el Eclesiastés,
de ''desconcertante modernidad, o el Cantar de los Cantares, 'estupendo poema simbólico
de amor humano''.
Al saludar en diversas lenguas a los grupos de peregrinos
presentes, hablando en polaco, el Santo Padre se dirigió de modo particular a las
Religiosas de Santa Isabel que participan en el seminario de renovación espiritual
que se celebra en Roma. Y deseó a todos que el tiempo de las vacaciones sea ocasión
para la lectura de la Biblia, para el conocimiento de la profundidad y de la belleza
de sus libros, a fin de que, como dijo el Papa, “su meditación sea alimento espiritual
vivificante, e inspiración de la oración y del diálogo con Dios”.
Hablando
en italiano, el Pontífice dirigió un saludo cordial a las Religiosas Maestras de Santa
Dorotea, a las Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón y a las Ursulinas de San
Carlos de San Ambrosio, que están celebrando durante estos días sus respectivos Capítulos
Generales. Además el Papa saludó a los fieles procedentes de Cenate San León, que
recuerdan el IV aniversario de la fundación de su parroquia, así como al numeroso
grupo de peregrinos de Ampollosa.
A todos ellos, el Obispo de Roma les aseguró
su oración, para que, sostenidos por la Gracia divina, se comprometan con renovado
impulso apostólico en la obra de la nueva evangelización. Y, como es costumbre, en
su pensamiento dirigido a los jóvenes, enfermos y recién casados, el Papa, llamándolos
“queridos amigos”, les deseó que “la luz de Cristo ilumine siempre su vida y la haga
fecunda de bien”.
Al saludar a los peregrinos procedentes de América Latina
y de España, el Papa les dijo:
“Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España,
México, Venezuela, Chile, Perú y otros países latinoamericanos. Invito a todos, en
este tiempo para muchos de descanso, a escoger como lectura uno de los libros de la
Biblia, descubriendo así, poco a poco, la inmensa riqueza de este tesoro que es la
Palabra de Dios. Gracias por vuestra presencia y oración. Que el Señor vaya siempre
con vosotros”.
María Fernanda Bernasconi
Texto íntegro
de la audiencia general de Benedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas,
Estoy
muy contento de veros aquí en la plaza en Castel Gandolfo y retomar las audiencias
interrumpidas en el mes de julio. Quiero continuar con el tema que tenemos, es decir,
una escuela de oración, un buen modo diverso sin alejarme del tema, subrayar algunos
aspectos de carácter espiritual y concreto. Me parecen útiles no sólo para quién vive
en una parte del mundo el periodo de vacaciones de verano como nosotros, si no para
todos aquellos que están comprometidos en el trabajo cotidiano.
Cuando
tenemos un momento de pausa en nuestra actividad, de manera especial en nuestras vacaciones,
a menudo tenemos entre manos un libro para leer. Precisamente este es el primer aspecto
sobre el cual quiero detenerme. Cada uno de nosotros tiene necesidad de tiempo y espacio
para el recogimiento, la meditación, la calma… gracias a Dios esto es así. En efecto,
esta exigencia nos confirma que no estamos hechos solamente para trabajar, si no también
para pensar, reflexionar, o sencillamente para seguir con la mente y con el corazón
un relato, una historia en la que sumergirse, en cierta manera “perderse” para después
encontrarnos enriquecidos.
Naturalmente muchos de estos libros de lectura
son generalmente de evasión, y esto es normal. Sin embargo, algunas personas, particularmente
las que tienen más espacios prolongados de pausa y de relax, se dedican a leer algo
más laborioso y comprometido. Quisiera hacer ahora una propuesta: ¿Por qué no descubrir
algunos libros de la Biblia, que normalmente son menos conocidos? ¿O de los que a
lo mejor hemos escuchado algún fragmento durante la Liturgia, pero que no hemos leído
en su totalidad? En efecto, muchos cristianos no leen nunca la Biblia, y tienen de
ella un conocimiento muy limitado y superficial. La Biblia -como dice el nombre- es
un conjunto de libros, una pequeña “biblioteca”, nacida en el curso de un milenio.
Algunos de estos libros que la componen son casi desconocidos para la mayor parte
de las personas. Otros son muy breves, como el libro de Tobías. Una narración que
contiene un sentido muy amplio de la familia y del matrimonio. O el libro de Esther,
en el que la Reina judía, con la fe y la oración, salva a su pueblo del exterminio;
o, todavía más breve, el libro de Ruth, una extranjera que conoce a Dios y experimenta
su providencia. Estos pequeños libros pueden leerse en una hora. Más laboriosos, y
auténticas obras de arte, son el libro de Job, que afronta el gran problema del dolor
inocente. El Eclesiastés que asombra por la desconcertante modernidad con la que pone
en discusión el sentido de la vida y del mundo; el Cantar de los Cantares, estupendo
poema simbólico del amor humano. Como veis éstos son libros del Antiguo Testamento.
¿Y del nuevo? Ciertamente, el Nuevo Testamento es más conocido, y los géneros
literarios están menos diversificados. Pero la belleza de leer un Evangelio de seguido
hay que descubrirlo, como los Hechos de los Apóstoles o una de las Cartas.
En
conclusión, queridos amigos, os sugiero que tengáis a mano durante el periodo estivo,
o en los momentos de pausa, la Sagrada Biblia para disfrutarla de una nueva manera,
leyendo de seguido algunos de sus Libros, tanto los menos conocidos como los que más,
como los Evangelios, pero de manera continuada. Consiguiendo así que los momentos
de distensión se conviertan, además de enriquecimiento cultural, también en alimento
del espíritu capaz de alimentar el conocimiento de Dios y propiciar el diálogo con
Él, la oración. Y así parece más bien una bonita ocupación para las vacaciones: tomar
un libro de la biblia y -de esta manera- tener un poco de distención. Asimismo, tener
tiempo para entrar en el gran espacio de la Palabra de Dios, profundizar nuestro contacto
con lo eterno, precisamente, como objetivo del tiempo libre que el Señor nos da.
Traducción
del italiano Rafael Álvarez Taberner, Eduardo Rubió y Diego Álvarez