La Santa Sede y Malasia establecen relaciones diplomáticas
Miércoles, 27 jul (RV).- Como se había anunciado, después de la audiencia de Benedicto
XVI al primer ministro malasio, el pasado 18 de julio, la Santa Sede y Malasia, con
el deseo de promover lazos de amistad mutua, han decidido de común acuerdo establecer
relaciones diplomáticas a nivel de Nunciatura Apostólica, de parte de la Santa Sede,
y de Embajada, de parte de Malasia.
Con Malasia son 179 los países que han
establecido relaciones diplomáticas con la Santa Sede. En el sureste asiático, la
última nación ha sido Timor Oriental, en 2002.
Malasia, con una superficie
de 329.750 Km. cuadrados, tiene una población multirracial y multicultural de más
de 28 millones de habitantes. La religión del estado es el Islam, profesada por el
60,4% de sus habitantes. Siguen los budistas (19,2%); los cristianos (9,1%); los hindúes
(6,3%); las religiones populares chinas (2,6%) y los animistas (2,4%).
Esta
nación, independiente desde 1957, ha vivido un periodo de rápido desarrollo en varios
sectores, colocándose entre los mayores productores de componentes electrónicos del
mundo y ocupa el primer lugar del sureste asiático para el ensamblaje y la exportación
de autos. Asimismo, Malasia se va considerando, cada vez más, como importante interlocutor
sobre temáticas de interés global. Como el diálogo interétnico, intercultural e interreligioso.
En
particular, ha adquirido un creciente perfil internacional, brindando una contribución
significativa a operaciones de paz y comprometiéndose en el control de algunas crisis
en la región. Además, como miembro cofundador de la Asociación de Naciones del Sureste
Asiático, ha asumido un papel de relieve entre los otros países miembros.
La
Iglesia católica está presente en Malasia desde 1511, con la llegada de los primeros
misioneros portugueses a la ciudad de Malaca, donde también llegó san Francisco Javier
en 1545. Hoy la Iglesia tiene 9 circunscripciones eclesiásticas, 11 obispos, 274 sacerdotes
diocesanos, 119 sacerdotes y 123 religiosos, 759 religiosas y 270 seminaristas mayores.
Los católicos son más de 850 mil, cerca del 3% de la población.
En particular,
la Iglesia católica es muy activa en la evangelización y en la pastoral para la familia
y la juventud. Y está presente en los campos educativo, caritativo y social, con numerosas
escuelas primarias y secundarias y con instituciones en favor de los más necesitados
y de los trabajadores migrantes, en el respeto de la identidad religiosa y cultural
de cada uno. Numerosos laicos participan en la liturgia dominical y en varios grupos
de oración, formados a través de la animación de los catequistas. No faltan iniciativas
para promover la armonía social y la reconciliación entre las diversas comunidades
religiosas, en el diálogo, en la igualdad de los derechos y de los deberes y en el
respeto recíproco.
El Beato Juan Pablo II recibió el 7 de junio de 2002, al
entonces primer ministro Mahathir bin Mohamad, siendo ésta la primera vez que un mandatario
malasio mantenía un encuentro con un Pontífice y sus más estrechos colaboradores.
En 2005, el gobierno de Kuala Lumpur envió un mensaje por la muerte del Papa Karol
Wojtyla y una misión extraordinaria para las exequias pontificias. Así como envió
también una misión extraordinaria para el comienzo del Pontificado de Benedicto XVI.
Ese mismo año, en ocasión del 50 aniversario de la erección de la archidiócesis de
Kuala Lumpur, el entonces Secretario para las Relaciones con los Estados, Mons. Giovanni
Lajolo, realizó una visita a Malasia, la primera de este nivel. Y hace pocos días,
en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, después de que Benedicto XVI recibiera
al Primer Najib Bin Abdul, se anunció la decisión de establecer relaciones diplomáticas
entre Malasia y la Santa Sede. Además se destacó el encuentro con el Secretario
de Estado, Card. Tarcisio Bertone, acompañado de Mons. Dominique Mamberti, Secretario
para las Relaciones con los Estados. El comunicado correspondiente señaló que en
las cordiales conversaciones se habían recordado los desarrollos positivos en las
relaciones bilaterales y que se había pasado revista a la situación política y social
en el mundo y en el continente asiático, con especial referencia a la importancia
del diálogo intercultural e interreligioso para la promoción de la paz, de la justicia
y de la mayor comprensión entre los pueblos.