La Iglesia católica en Inglaterra y Gales se prepara para la anual “Jornada por la
vida”
Martes, 26 jul (RV).- El próximo domingo, 31 de julio, la Iglesia católica en Inglaterra
y Gales celebrará la anual “Jornada por la vida”, para reflexionar sobre la felicidad
auténtica, bajo el lema paulino “Con la alegría de la esperanza; sed constantes en
la tribulación y perseverantes en la oración” (Rm 12, 12). La elección del tema obedece
a un pasaje del discurso de Benedicto XVI a los jóvenes de las escuelas católicas
pronunciado en Twickenham, el 17 de septiembre del año pasado, durante su viaje apostólico
al Reino Unido. En aquella circunstancia, recordamos, el Papa también dijo: “La felicidad
es algo que todos deseamos, pero una de las grandes tragedias de este mundo es que
tantas personas no logran encontrarla jamás, porque la buscan en lugares equivocados.
La solución es muy sencilla: la verdadera felicidad hay que buscarla en Dios. Tenemos
necesidad del valor de poner nuestras esperanzas más profundas sólo en Dios: no en
el dinero, en una carrera, en el éxito mundano, o en nuestras relaciones con los demás,
sino en Dios. Sólo Él puede satisfacer la necesidad más profunda de nuestro corazón”.
En los textos que se han elaborado con vistas a esta Jornada, se invita a
los fieles a gastar sus vidas por una sociedad en la que todos sean valorados como
seres creados y amados por Dios y redimidos por Cristo, y no por su fama, poder o
bienes, sino por su valor intrínseco. Se trata de una llamada a redescubrir la verdad
innata en la conciencia de ser amados por Dios desde el inicio de nuestra existencia.
Entre los temas de reflexión también se propondrá un pensamiento del Beato John Henry
Newman sobre la misión especial que el Creador ha encomendado a cada hombre, que debe
responder actuando el bien y confiando en el Señor en toda circunstancia: enfermedad,
duda, dolor y abandono. Mientras los organizadores de esta Jornada subrayan que “en
el discernimiento en torno a la verdadera felicidad, la ayuda primario la da el Sacramento
de la Penitencia, que nos reconcilia con Dios -fuente de toda alegría- con nuestro
prójimo y con nosotros mismos”.