El Santo Padre encuentra a familiares de marineros secuestrados
Domingo, 10 jul (RV).- Comunicado del Apostolado Marítimo de la Fundación Emigrantes
de la Conferencia Episcopal italiana
Este Domingo del Mar luego del rezo del
Ángelus, el Santo Padre Benedicto XVI, encontró en privado a un grupo de representantes
internacionales de las familias de marineros secuestrados y retenidos por piratas.
Son familiares de los marineros victimas de los piratas de todo el mundo y
representan a los más de 800 secuestrados por la piratería.
Una vez más la
Iglesia muestra su cercanía a los marineros y sus familias, en este caso el Papa Benedicto
XVI, durante la celebración de la Jornada Mundial del Mar, encuentra y expresa la
oración a favor de los marineros de todo el mundo involucrados en el dramático fenómeno
de la piratería.
La piratería ha alcanzado su máximo histórico en el año 2010
con 445 ataques, 53 naves secuestradas y 1.181 marineros capturados. Actualmente este
fenómeno no tiende a disminuir, considerando que hasta ahora han sido denunciados
214 nuevos episodios, con 26 naves aun en mano de los piratas (IMB Piracy Reporting
Centre).
Si bien en gran parte los ataques se registran a lo largo de las costas
de Somalia, de hecho la piratería continúa siendo un desafío mundial que reclama
una respuesta global, porque la ilusión de ganancias fáciles e inmediatas ha atraído
también a las organizaciones criminales internacionales.
En sintonía con el
comunicado del Pontificio Consejo para los Emigrantes e Itinerantes se expresa esta
preocupación y se dirige un llamamiento:
A los Gobiernos y a las Organizaciones
internacionales, para que activen tempestivamente los canales oportunos para regresar
sanos y salvos a sus casas a los marinos secuestrados y encuentren soluciones a este
problema, considerando que es necesario actuar desde las raíces profundas del fenómeno,
como por ejemplo la desigualdad en la distribución de bienes entre los países y la
explotación de los recursos naturales.
A los armadores, para que adopten medidas
preventivas para garantizar la seguridad no sólo de las naves y de su carga, sino
también de los marineros.
En el trágico caso de un secuestro, para que tengan
una actitud de apertura y de apoyo a las familias de los secuestrados y les garanticen
asistencia inmediata, con el fin de reducir los efectos traumáticos y a largo plazo.
A
todos los marineros secuestrados, para que no pierdan la esperanza de reunirse pronto
con sus seres queridos y permanezcan firmes en su fe. A ellos el Apostolado del Mar
desea hacer llegar toda su solidaridad.
A los familiares de los marineros
secuestrados, para que no duden en dirigirse a los Centros Stella Maris para recibir
consuelo y asistencia. En tales dramáticas situaciones, estos centros pueden ser más
que nunca para ellos un puerto seguro y un faro de esperanza. Que los marineros sepan
que los capellanes y voluntarios del Apostolado del Mar están a su lado para afrontar
los largos meses de incertidumbre y de miedo.
A las comunidades cristianas,
para que pidan a María, Estrella del Mar, proteger a la gente de mar de todo posible
peligro y apoyar a todos cuantos, a causa de la piratería, están atravesando un momento
oscuro y difícil en su vida.
A los piratas, para que pongan fin a tales acciones
criminales, tomen conciencia del gran drama que provocan a los marineros (y a sus
familias), y los traten con respeto y humanidad.
Gracias al esfuerzo del Comandante
General de las Capitanías de puerto en su calidad de Presidente del Comité Nacional
de Welfare estos representantes han llegado a Castelgandolfo viniendo de todas partes
del mundo.
La disponibilidad del Santo Padre a acoger a la representación internacional
de las familias de los marineros, es una señal importante y un llamado de sensibilización
a este problema aun desconocido por la mayor parte de la opinión pública, pero también
una dura condena a esta “redada” contra la gente del mar.
En este momento el
fenómeno golpea (datos del sitio) a 800 marinos secuestrados y a menudo maltratados
por los piratas. Con este encuentro el “fenómeno piratería” se ha trasformado en un
encuentro con personas, los familiares, que, con profunda dignidad, viven en medio
de gran sufrimiento y graves dificultades la separación de sus seres queridos.
Expresamos
toda nuestra gratitud al Santo Padre, guía universal de la Iglesia, que ha demostrado
también en su pausa estival, tener un gran corazón para la escucha, la acogida y la
oración para con estas familias, para que nadie se sienta solo y todos se sepan recordados
y amados también a través de este “pequeño gran gesto”.
Invitamos una vez más
a todos a visitar el sitio y a suscribir la petición para sensibilizar a los gobiernos
del propio país a enfrentar y encontrar soluciones eficaces a este problema. RC