El Papa exhorta a dar testimonio común del Evangelio como respuesta a "un contexto
histórico de violencia, indiferencia y egoísmo, donde tantos hombres y mujeres se
sienten perdidos”
Martes, 28 jun (RV).- Benedicto XVI ha recibido a la delegación enviada por el Patriarca
Bartolomé I con motivo de la solemnidad de san Pedro y san Pablo, en el contexto del
tradicional intercambio de visitas entre la Iglesia de Roma y el Patriarcado Ecuménico
de Constantinopla, en ocasión de las Fiestas de sus respectivos patronos.
El
Santo Padre ha exhortado a ofrecer un testimonio común de la verdad del Evangelio
“en un contexto histórico de violencias, indiferencias y egoísmo”, donde tantos hombres
y mujeres de nuestro tiempo se sienten perdidos. De esta forma, ha subrayado el Pontífice
“podremos ayudar al hombre de nuestro tiempo a reencontrar el camino que lo conduce
a la verdad”, que a su vez es también la búsqueda de la justicia y de la paz.
El
Pontífice ha alabado el gran compromiso con el que Su Santidad Bartolomé se prodiga
en este contexto y ha recordado su invitación “a los hermanos cristianos, a los exponentes
de otras tradiciones religiosas del mundo y a personalidades del mundo de la cultura
y de la ciencia a participar el próximo 27 de octubre en la ciudad de Asís en una
Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, que
tendrá como tema ‘Peregrinos en la verdad, peregrinos en la paz’ ”. “Caminar juntos
por las calles de la ciudad de San Francisco –ha insistido Benedicto XVI- será el
signo de la voluntad de proseguir recorriendo el camino del diálogo y de la fraternidad.
Este
intercambio de visitas entre la Iglesia de Roma y el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla
comenzó en 1969, con la visita a Constantinopla del cardenal Johannes Willebrands,
presidente del entonces «Secretariado para la unidad de los cristianos», en ocasión
de la Fiesta de San Andrés, protector del Patriarcado Ecuménico.
Integran la
Delegación del Patriarcado Ecuménico de este año: Su Eminencia Emmanuel, metropolita
de Francia y director de la Oficina de la Iglesia ortodoxa ante la Unión Europea;
Su Excelencia Athenagoras, obispo de Sinope, y auxiliar del metropolita de Bélgica;
y el archimandrita Maximos Pothos, vicario general de la Metropolía de Suiza.
TEXTO
COMPLETO «Queridos hermanos en Cristo, bienvenidos a Roma en ocasión
de la fiesta de los Patronos de esta Iglesia, los santos Apóstoles Pedro y Pablo.
Me complace de forma especial saludaros con las palabras que san Pablo dirigía los
cristianos de Roma: ‘Que el Dios de la paz sean con todos vosotros’ (Rm 15,32). Dirijo
de todo corazón mi profunda gratitud al Venerado hermano el Patriarca Ecuménico, Su
Santidad Bartolomé I y al Santo Sínodo de este Patriarcado, que han querido enviar
a la mencionada delegación como representantes para que participen en esta solemne
celebración.
El Señor Jesucristo, apareciendo a sus discípulos después
de la resurrección les confirió la tarea de ser testigos del Evangelio de Salvación.
Los Apóstoles han llevado a su cumplimiento fielmente esta misión, testimoniando hasta
el sacrificio cruento de su vida la fe en Cristo Salvador y el amor a Dios Padre.
En esta ciudad de Roma, los Apóstoles Pedro y Pablo han afrontado el martirio y desde
entonces sus tumbas son objeto de veneración. Vuestra participación en esta Fiesta
nuestra, como la presencia de nuestros representantes en Constantinopla para la Fiesta
del Apóstol Andrés, expresa la amistad y la auténtica fraternidad que une a la Iglesia
de Roma y al Patriarcado Ecuménico, vínculos que están sólidamente fundados sobre
aquella fe recibida por el testimonio de los Apóstoles. La íntima cercanía espiritual
que experimentamos cada vez que nos encontramos es para mí motivo de profunda alegría
y de gratitud a Dios. Sin embargo, al mismo tiempo, la comunión aún no completa que
ya nos une, debe crecer hasta lograr la plena unidad visible.
Seguimos
con gran atención el trabajo de la Comisión mixta para el diálogo teológico entre
la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto. Con una mirada puramente
humana, se podría tener la impresión de que el diálogo teológico avance con fatiga.
En realidad, el ritmo del diálogo está ligado a la complejidad de los temas en discusión,
que exigen un extraordinario empeño de estudio, de reflexión y de apertura recíproca.
Estamos llamados a proseguir juntos en la caridad este camino, invocando del Espíritu
Santo luz e inspiración, en la cereza de que Él quiere conducirnos al pleno cumplimiento
de la voluntad de Cristo: que todos sean uno (Jn 17,21). Me siento particularmente
agradecido a todos los miembros de la Comisión mixta y en especial a los copresidentes,
Su Eminencia el Metropolita de Pérgamo Ioannis y Su Eminencia el Cardenal Kurt Koch,
por su infatigable dedición, su paciencia y su competencia.
En un contexto
histórico de violencias, indiferencias y egoísmo, tantos hombres y mujeres de nuestro
tiempo se sienten perdidos. Es precisamente con su testimonio común de la verdad
del Evangelio que podremos ayudar al hombre de nuestro tiempo a reencontrar el camino
que lo conduce a la verdad. La búsqueda de la verdad, en efecto, es siempre también
la búsqueda de la justicia y de la paz y es con gran alegría que constato el gran
compromiso con el que Su Santidad Bartolomé se prodiga sobre estos temas. Reagrupando
intentos y recordando el bello ejemplo de mi predecesor, el Beato Juan Pablo II, he
querido invitar a los hermanos cristianos, a los exponentes de otras tradiciones
religiosas del mundo y a personalidades del mundo de la cultura y de la ciencia a
participar el próximo 27 de octubre en la ciudad de Asís en una Jornada de reflexión,
diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, que tendrá como tema ‘Peregrinos
en la verdad, peregrinos en la paz’. Caminar juntos por las calles de la ciudad de
San Francisco será el signo de la voluntad de proseguir recorriendo el camino del
diálogo y de la fraternidad.
Eminencia, queridos miembros de la Delegación,
agradeciendo una vez más vuestra presencia en Roma en esta solemne circunstancia,
os pido que llevéis mi fraterno saludo al venerado hermano, el patriarca Bartolomé
I, al Santo Sínodo, al clero y a todos los fieles del Patriarcado Ecuménico, asegurándole
el afecto y la solidaridad de la Iglesia de Roma, que hoy está de fiesta por sus Santos
fundadores.