El Papa pide el cese la violencia en los países del norte de África y de Oriente Medio
y que los cristianos sean considerados plenos ciudadanos en Tierra Santa
Viernes, 24 jun (RV).- Las revueltas en los países árabes y la difícil situación de
los cristianos en Tierra Santa puntos destacados del discurso de Benedicto XVI a los
miembros de la ROACO, la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales,
recibidos esta mañana al final de su Asamblea.
En su discurso a la Asamblea
de la ROACO, el Papa ha dado las gracias a todos los benefactores por la generosa
cooperación y, recordando la solemnidad ayer del Corpus, ha dicho que la procesión
eucarística, que el mismo presidió desde la basílica de san Juan de Letrán a la Basílica
de Santa María la Mayor, “siempre trae consigo un llamamiento a Roma y a toda la comunidad
católica, para que caminen por los caminos no fáciles de la historia, entre las grandes
pobrezas espirituales y materiales del mundo, para ofrecer la caridad de Cristo y
de la Iglesia, que emana del Misterio Pascual, misterio de amor, de entrega total
que genera vida”.
“El
amor no pasa nunca" (1 Cor 13:8), dice el apóstol Pablo, y es capaz de cambiar los
corazones y el mundo con el poder de Dios, sembrando y despertando por doquier la
solidaridad, la comunión y la paz. Son regalos confiados a nuestras manos frágiles,
pero su desarrollo es seguro, porque la fuerza de Dios actúa en la debilidad, si sabemos
abrimos a su acción, si somos verdaderos discípulos que tratan de serle fieles (cf.
2 Cor 12,10).
El Santo Padre ha pedido a los amigos de la ROACO, que no
olviden jamás la dimensión eucarística de su objetivo para mantenerse constantemente
en el movimiento de la caridad eclesial, dirigido especialmente a Tierra Santa, y
también a Oriente Medio en su conjunto, para sostener la presencia cristiana. Y les
ha pedido que hagan todo lo posible para que en Oriente, donde han nacido los pastores
y los fieles de Cristo, puedan permanecer no como "extranjeros”, sino como ciudadanos.
Oriente es
justamente su patria terrena. Allí están llamados también hoy a promover, sin distinción,
el bien de todos, por su fe. Una igual dignidad y una real libertad deben ser reconocidas
a todas las personas que profesan esta fe, permitiendo así una cooperación ecuménica
e interreligiosa más fructífera.
El Papa se ha referido asimismo a la situación
actual en los países del norte de África y de Oriente Medio y ha hecho un llamamiento
para que se exploren todas las formas de mediación y cese la violencia, se restablezca
la armonía y la convivencia pacífica, respetando los derechos humanos y las comunidades.
El Santo Padre ha manifestado su cercanía a quienes están sufriendo y con los que
intentan escapar y ha pedido el urgente envío de asistencia humanitaria.
Benedicto
XVI ha agradecido también sus reflexiones sobre los cambios que están teniendo lugar
en los países del norte de África y Oriente Medio, fuente de preocupación en el mundo.
De hecho gracias a las informaciones procedentes del Patriarcado copto y el maronita,
la representación pontificia en Jerusalén y la Custodia Franciscana en Tierra Santa
se ha podido evaluar la situación sobre el terreno de la Iglesia y de los pueblos
de la región, “un importante aspecto para la paz y la estabilidad mundial”.
“La
Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio, que tuvo lugar en
el Vaticano el pasado octubre y en la que participaron algunos de ustedes - ha señalado
el Pontífice - significa que la Iglesia de Oriente está en el corazón profundo de
la Iglesia Universal” y que le acompaña también en los momentos de sufrimiento. Y
ha recordado a este respecto como “poco después, miembros indefensos en la Catedral
siro-católica de Bagdad sufrían un acto de violencia sin sentido. Un golpe cruel seguido
después de otros incidentes en otros lugares”.
“Bajo la guía de sus pastores,
-ha terminado su discurso Benedicto XVI- las Iglesias orientales católicas sabrán
siempre confirmar la comunión con la Sede Apostólica, celosamente custodiada durante
siglos, y dar una contribución original a la nueva evangelización.