El embajador de Israel ante la Santa Sede recuerda el papel de la Iglesia en defensa
de su pueblo
Viernes, 24 jun (RV).- En el ámbito del reconocimiento “Justo entre las naciones”
por parte del Instituto para la Memoria del Holocausto “Yad Vashem”, en memoria del
sacerdote Gaetano Piccinini, que tuvo lugar ayer en Roma en el Centro Don Orione,
S.E. Mordechai Lewy, embajador de Israel ante la Santa Sede, recordó el papel de la
Iglesia en defensa de su pueblo. Al conferir este reconocimiento al religioso de la
congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, que se empeñó para salvar
a numerosos judíos arriesgando su propia vida, el diplomático afirmó que “sería un
error pensar que la ayuda a los judíos durante la Guerra, en Roma, haya partido de
conventos e institutos religiosos como si fuera una iniciativa sin el apoyo del Vaticano”.
“Quisiera
(...) señalar de modo muy breve un argumento ampliamente discutido: la actitud de
la Iglesia durante el período de la ocupación nazi en Roma, durante el cual la vida
de los judíos de la ciudad fue puesta en serio peligro, y tantos de ellos, lamentablemente,
no pudieron regresar de los campos de exterminio. Sin el padre Gaetano Piccinini,
y de otros hombres y mujeres como él, el número de vidas humanas truncadas habría
sido mucho más elevado. Al padre Piccinini le reconocemos que no sólo dio asilo, sino
que lo hizo en el respeto de los orígenes e identidad de cada uno”.
Y añadió
que en Roma a partir de octubre de 1943, “monasterios y orfanatos gestionados por
las órdenes religiosas abrieron sus puertas a los judíos y tenemos motivos para pensar
que esto sucedía bajo la supervisión de la más alta cúpula del Vaticano, que estaba,
por tanto, informada de estos gestos, por tanto, sería un error declarar que la Iglesia
Católica, el Vaticano y el mismo Papa se opusieran a la acciones tendentes a salvar
a los judíos. Más bien es verdad lo contrario: prestaron ayuda cada vez que pudieron”.
Durante la ceremonia también hablaron dos de las personas salvadas por el
padre Piccinni: Giuseppe Sorani -que en septiembre de 1943 era un muchacho judío de
15 años, y Bruno Camerini, que se salvó con las hermanas y la madre del sacerdote-
quienes recordaron que el religioso respetaba siempre la fe judía. Por su parte, el
padre Flavio Peloso, superior general de los Orionistas, recordó que el padre Piccinini
“concentraba en sí mismo toda una Protección civil de la caridad” y tras la guerra
fue infatigable para socorrer a los pobres y a las víctimas italianas del terremoto
de Irpina en 1962 y de la presa de Vajont en 1963, así como a las víctimas del terremoto
en Belice de 1972.