El Papa exhorta a conjugar “la fidelidad a la fe de la Iglesia con una creatividad
catequética que tenga en cuenta el contexto, la cultura y la edad del destinatario”
Lunes, 13 jun (RV).- “La palabra de la fe puede enmudecer si no encuentra una comunidad
que la ponga en práctica, haciéndola viva y atrayente”. Así lo expresó, Benedicto
XVI inaugurando esta tarde, en la Basílica de San Juan de Letrán, el Congreso eclesial
de la Diócesis de Roma sobre el tema: "Se les traspasó el corazón. La alegría de generar
la fe en la Iglesia de Roma".
El Santo Padre explicó que después de los primeros
dos años de reflexión dedicados a la participación en la Misa dominical, y al testimonio
de la caridad, el itinerario de verificación pastoral se centra, en el próximo bienio,
en la iniciación cristiana a partir de las aportaciones realizadas en los últimos
meses sobre este tema central de la pastoral ordinaria.
En su discurso, el
Papa insistió en la necesidad de volver a proclamar la Buena Nueva en las regiones
de antigua tradición cristiana y exhortó a recorrer el camino en el que no se descubre
el Evangelio como una utopía, sino como una forma de existencia plena.
En
este contexto, Benedicto XVI destacó la importancia de la catequesis que “es acción
eclesial y por lo tanto es necesario que los catequistas enseñen y testimonien la
fe de la iglesia y no una propia interpretación”, puesto que para ello se ha realizado
el Catecismo de la Iglesia Católica. Y al entregarlo idealmente a los presentes como
compromiso de una renovada educación a la fe, el Papa pidió creatividad.
"La fidelidad a
la fe de la Iglesia debe conjugarse con una creatividad catequética que tenga en cuenta
el contexto, la cultura y la edad del destinatario. El patrimonio de historia y arte
que Roma custodia es un camino ulterior para acercar a las personas a la fe".
Al
referirse al tema de la nueva etapa pastoral de la diócesis de Roma en pos de una
nueva iniciación cristiana, el Pontífice citó las palabras de un teólogo suizo que
había utilizado en una de sus intervenciones durante el Sínodo Romano.
‘La fe no debe
presuponerse sino proponerse’. Es así. La fe no se conserva por sí misma en el mundo,
no se transmite automáticamente al corazón del hombre, mas debe ser siempre anunciada.
Y el anuncio de la fe, a su vez, para ser eficaz debe partir de un corazón que cree,
que espera, que ama, un corazón que adora a Cristo y cree en la fuerza del Espíritu
Santo.
El Santo Padre recordó que en los Hechos de los Apóstoles se señala
que ante el anuncio de la Resurrección de Jesús, la gente de Jerusalén sintió que
esa proclamación realizaba las promesas y hacía desear la conversión y el perdón de
los propios pecados, “Comprendió que la resurrección de Jesús podía iluminar la existencia
humana”, y que de este “evento había nacido una nueva comprensión de la dignidad del
hombre y de su destino”,
Queridos amigos,
la Iglesia, cada uno de nosotros, debe llevar al mundo esta alegre noticia que Jesús
es el Señor. Aquel en el cual la cercanía y el amor de Dios por cada hombre y mujer,
y por toda la humanidad, se hicieron carne. Este anuncio debe resonar nuevamente en
las regiones de antigua tradición cristiana.
El Papa recordó que la necesidad
de este anuncio ya había sido advertido por Juan Pablo II, “una nueva evangelización
dirigida a cuantos, a pesar de conocer la fe, ya no aprecian la belleza del Cristianismo,
e incluso es posible que lo consideren como un obstáculo para alcanzar la felicidad.
En este contexto, el Pontífice repitió sus palabras a los jóvenes de la Jornada Mundial
de la Juventud de Colonia: “la felicidad que ustedes buscan, la felicidad a la que
tienen derecho tiene un nombre y un rostro: el de Jesús de Nazaret escondido en la
Eucaristía”.
Benedicto XVI expresó su deseo de que crezca el compromiso cristiano
con una renovada estación de evangelización, que no es sólo la labor de algunos, sino
de todos los miembros de la Iglesia. Porque como recordó el Papa, “cada bautizado
es el mensajero de este anuncio”. En primer lugar los padres, que están llamados a
colaborar con Dios en la trasmisión del don inestimable de la vida, pero también tienen
que dar a conocer a Aquél que es la Vida. En este sentido, el Papa aseguró a los padres
el apoyo de la Iglesia en esta labor fundamental.
Desde siempre la
comunidad cristiana ha acompañado la formación de los niños y muchachos ayudándoles
no sólo a comprender con la inteligencia las verdades de la fe sino también a vivir
las experiencias de oración, de caridad y de fraternidad. La palabra de la fe puede
enmudecer si no encuentra una comunidad que la ponga en práctica, haciéndola viva
y atrayente como experiencia de la verdadera vida.