Audiencia general: el Para recuerda su viaje a Croacia y señala que las naciones de
sólida tradición cristiana de Europa tienen una especial responsabilidad en la defensa
y promoción de la familia fundada en el matrimonio
Miércoles, 8 jun (RV).- Esta mañana a las diez y media de la mañana, Benedicto XVI
celebró en la Plaza de San Pedro la Audiencia general. Su catequesis de esta mañana
la dedicó a su reciente viaje apostólico a Croacia. Un viaje que como él definió
breve, y sin embargo rico de encuentros y sobre todo de un intenso espíritu de fe,
considerando que los croatas son un pueblo profundamente católico.
Con el lema
“Juntos en Cristo” y en la jornada nacional de las Familias croatas, el Papa hizo
un llamamiento a las autoridades europeas a promover y defender a la familia. Como
dijo el Santo Padre, vivida en el contexto de la novena de Pentecostés, el clima espiritual
parecía a un gran cenáculo, con las familias invocando juntas el don del Espíritu
Santo. Este lema, les dijo el Papa, expresa sobretodo la experiencia de encontrarse
todos unidos en el nombre de Cristo, la experiencia de ser Iglesia, manifestada en
el encuentro del pueblo de Dios alrededor al Sucesor de Pedro.
“El Beato Juan
Pablo II el cual visitó tres veces este país, dio una gran importancia al papel de
la familia en la Iglesia, de manera que con este viaje, siguió Benedicto XVI, he querido
dar continuidad a este aspecto de su magisterio”. En la Europa de hoy, las naciones
de sólida tradición cristiana tienen una especial responsabilidad en el defender y
promover el valor de la familia fundada en el matrimonio, que permanece decisiva en
el campo educativo y en el social.
Sin embargo el Papa recordó que en esta
época por desgracia se constata el multiplicarse de las separaciones y divorcios,
la fidelidad de los cónyuges se ha convertido en un testimonio significativo del amor
de Cristo, que permite vivir el matrimonio como lo que es, la unión de un hombre y
una mujer que con la gracia de Cristo, se aman, y se ayudan toda la vida, en la alegría
y en el dolor, en la salud y en la enfermedad.
Y es en este punto, que el
Pontífice dijo que la primera educación a la fe consiste en el testimonio de esta
fidelidad en el pacto conyugal, de allí los hijos aprenden sin palabras que Dios es
amor fiel, paciente, respetuoso y generoso. El testimonio de una fidelidad al amor
conyugal se traduce naturalmente en amor por los hijos, fruto de esta unión. Pero
esta fidelidad no es posible sin el apoyo de la fe y del Espíritu Santo.
En
cambio en la Vigilia con los Jóvenes, Benedicto XVI dijo que a ellos les recordó que
la alegría de la fe es descubrir que Dios es el primero que nos ama. Y de los otros
dos momentos importantes de esta visita, a decir, la celebración de las vísperas con
los obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y novicios, el Papa dijo que también
aquí en modo particular, se experimentó el ser “familia” como comunidad eclesial.
Y hablando del beato cardenal Alojzije Stepinac, Benedicto XVI dijo que a
la luz de su testimonio animó a los obispos y a los presbíteros en su ministerio,
exhortándoles a la comunión y al empuje apostólico. “Les volví a proponer, dijo, la
belleza y la radicalidad de su forma de vida, e invité a los seminaristas y novicios
a seguir con alegría a cristo que los ha llamado por nombre”.
Y sobre el encuentro
con los exponentes de la ciudad civil y religiosa, el Papa dijo que en este último
encuentro, hablando de la tradición cultural croata, recordó la profunda vocación
de Europa por cuidar y renovar un humanismo con hondas raíces cristianas. Un humanismo
que pone en el centro la conciencia del hombre, su apertura trascendente y al mismo
tiempo su realidad histórica, capaz de inspirar proyectos políticos diversificados
pero convergentes en la construcción de una democracia sustancial, fundada en los
valores éticos radicados en la misma naturaleza humana.
El Papa rindió homenaje
a la gran tradición cultural croata, inseparable de su historia de fe y de la presencia
viva de la Iglesia, promotora desde hace siglos de múltiples instituciones y sobre
todo formadora de ilustres investigadores de la verdad y del bienestar común. Entre
estos el Papa recordó al padre jesuita Ruder Boskovic, gran científico del cual este
año se cumplen sus 300 años de nacimiento.
Este fue el resumen que de su catequesis
hizo el Papa en español para los fieles de nuestro idioma.
Queridos
hermanos y hermanas: Hoy quiero hablarles de mi viaje apostólico a Croacia.
Con el lema “Juntos en Cristo”, he realizado está visita para expresar no sólo la
experiencia de unidad en el nombre del Señor, manifestada en el encuentro del Pueblo
de Dios junto al Sucesor de Pedro, sino también el valor de la familia con ocasión
de la celebración de la primera Jornada Nacional de las familias católicas croatas.
Con gran gozo me he reunido con los diversos estamentos eclesiales y civiles, confirmando
así en la fe a la familia croata. He rendido un homenaje a la gran tradición cultural
de ese amado país, en el que, a lo largo de los siglos, la Iglesia ha sido promotora
de múltiples instituciones y ha formado ilustres buscadores de la verdad y del bien
común. Una vez más, en Croacia, se hizo visible la profunda vocación que tiene Europa
de cuidar y renovar un humanismo con hondas raíces cristianas; que sea fiel al hombre
en su apertura trascendente y al mismo tiempo en su realidad histórica; y que sea
además capaz de inspirar proyectos políticos diversificados, pero convergentes, para
la construcción de una democracia sustancial, fundada sobre los valores éticos arraigados
en la misma naturaleza humana. Agradezco a los que me han acompañado y sostenido con
la oración en este viaje realizado con gran satisfacción.
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos de España, Puerto
Rico, Costa Rica, México, Perú, Argentina y otros países Latinoamericanos. Os invito
a dar gracias al Señor por esta visita apostólica a Croacia, y a rogar, por intercesión
de Santa María Virgen, que cuanto he podido sembrar en estos días genere frutos abundantes
para las familias croatas, para esa noble Nación y para toda Europa. Muchas gracias.
Como
es habitual el Papa saludó en distintos idiomas. Al dirigirse a los fieles de habla
inglesa, saludó a los miembros del seminario sobre cristiandad y cultura patrocinado
por la Seton Hall University, también a los miembros del Consejo internacional católico
carismático y a los delegados del congreso mundial sobre la menopausia.
A
los fieles polacos, el Papa les recordó que en estos días que preceden a la solemnidad
del Pentecostés, pidamos en modo particular los dones del Espíritu Santo: sabiduría,
intelecto, ciencia, consejo, fortaleza, piedad, temor de Dios, y todo lo que nos da
el Consolador, como frutos del misterio pascual de Cristo.
Al dirigirse a los
fieles en lengua italiana saludó a las diferentes religiosas que en estos días están
celebrando los respectivos Capítulos Generales. Y como es tradición saludó a los jóvenes,
enfermos y recién casados. Les recordó que este domingo será la Solemnidad de Pentecostés.
A los jóvenes, el Papa les exhortó a invocar frecuentemente el espíritu Santo, que
nos hace intrépidos testimonios de Cristo.
Y que el Espíritu Consolador, dijo
el Papa, ayude a los enfermos a acoger con fe el misterio del dolor y ofrecerlo para
la salvación de todos los hombres, y apoye a los recién casados en la construcción
de sus familias, en la base sólida del Evangelio.
Benedicto XVI bendice
la ‘Antorcha de la Paz’ Al final de su audiencia general de hoy, Benedicto
XVI ha bendecido la ‘Antorcha de la Paz’ de la tradicional peregrinación, que se realiza
cada año, desde la ciudad italiana de Macerata hasta el Santuario Mariano de Loreto
y que tendrá lugar el próximo sábado, llegando a su trigésimo tercera edición.
Esta
peregrinación, promovida por el Movimiento Comunión y Liberación, es un gesto de fe
popular, en el que participan cada año miles de personas, sobre todo jóvenes. Durante
el camino nocturno, que se desarrolla por cerca de 26 Km. entre las colinas de Le
Marche, los peregrinos alternan el rezo del Rosario con cantos y testimonios significativos.
En sus tradicionales palabras de saludo a los jóvenes, a los enfermos y a
los recién casados, que participaban en la audiencia general de hoy, el Papa ha recordado
que el próximo domingo se celebra la solemnidad de Pentecostés. Tras exhortar a la
juventud a invocar frecuentemente al Espíritu Santo, para ser intrépidos testigos
de Cristo, Benedicto XVI ha deseado que el Espíritu Consolador ayude a los queridos
enfermos a acoger con fe el misterio del dolor y a ofrecerlo por la salvación de todos
los hombres. Y que ayude a los recién casados a construir su familia sobre el sólido
cimiento del Evangelio.
CATEQUESIS COMPLETA Hoy
me gustaría hablar de la visita pastoral a Croacia, que realicé el pasado sábado y
el domingo. Un breve viaje apostólico, que se celebró en su totalidad en la capital,
Zagreb, sin embargo, rico de encuentros y sobre todo un intenso espíritu de fe, ya
que los croatas son un pueblo profundamente católico. Reitero mi más sincero agradecimiento
al cardenal Bozanic, arzobispo de Zagreb, a Mons. Srakić, Presidente de la
Conferencia Episcopal, y a los demás obispos de Croacia, así como al Presidente de
la República, por la cálida acogida que me dispensaron. Mi agradecimiento va a todas
las autoridades civiles y a cuantos colaboraron de diversas maneras en este
evento, especialmente a las personas que han ofrecido oraciones y sacrificios por
esta intención.
"Juntos en Cristo": este fue el lema de mi visita.
Éste expresa principalmente la experiencia de encontrarnos todos unidos en el nombre
de Cristo, la experiencia de ser Iglesia, manifestada por la reunión del pueblo de
Dios en torno al Sucesor de Pedro. Sin embargo, "Juntos en Cristo" tenía, en este
caso, una referencia particular a la familia: de hecho, el objetivo principal de mi
visita era la 1ª Jornada Nacional de las familias católicas croatas, que culminó con
la Celebración Eucarística en la mañana del domingo, y que contó con la presencia,
en el Hipódromo de Zagreb, de una gran multitud de fieles. Ha sido muy importante
para mí confirmar en la fe, especialmente a las familias, que el Concilio Vaticano
II llama "iglesias domésticas" (cf. Lumen gentium, 11). El Beato Juan Pablo II, quien
visitó Croacia en tres ocasiones, dio gran importancia al papel de la familia en la
Iglesia; por lo que, con este viaje, he querido dar continuidad a este aspecto de
su Magisterio. En la Europa de hoy, las naciones de sólida tradición cristiana tienen
una especial responsabilidad en la defensa y en la promoción del valor de la familia
fundada en el matrimonio, que sigue siendo crucial, tanto en los frentes educativo
y social. Este mensaje tenía por lo tanto, una particular relevancia para Croacia,
que, por su rico patrimonio espiritual, ético y cultural, se está preparando para
entrar en la Unión Europea.
La Santa Misa se celebró en el peculiar
clima espiritual especial de la Novena de Pentecostés. Al igual que en un gran "cenáculo"
a la intemperie, las familias croatas se reunieron en oración, pidiendo, juntas, el
don del Espíritu Santo. Esto me dio la oportunidad de destacar el don y el compromiso
de la comunión en la Iglesia, así como para alentar a los esposos en su misión. En
nuestros días, mientras lamentablemente se constata el creciente número de separaciones
y divorcios, la fidelidad de los cónyuges se ha convertido en sí mismo en un signo
importante del amor de Cristo, que permite vivir el Matrimonio por lo que es, es decir,
la unión de un hombre y de una mujer que, por la gracia de Cristo, se aman y se ayudan
mutuamente durante toda la vida, en la alegría y en el dolor, en la enfermedad y en
la salud. La primera educación en la fe consiste, precisamente, en el testimonio de
esta fidelidad en la alianza matrimonial: de ella los niños aprenden sin palabras
que Dios es amor, fiel, paciente, respetuoso y generoso. La fe en el Dios que es amor
se transmite principalmente a través del testimonio de una fidelidad al amor conyugal,
que naturalmente se traduce en amor por los hijos, fruto de esta unión. Pero esta
fidelidad no es posible sin la gracia de Dios, sin el apoyo de la fe y del Espíritu
Santo. Es por eso que la Virgen María no deja de interceder ante su Hijo para que
-como en las bodas de Caná- renueve en los esposos continuamente el don de "buen vino",
es decir, la Gracia, que permite vivir en "una sola carne" en las diferentes edades
y situaciones de la vida.
En este contexto de gran atención a la familia,
se ubicó muy bien la Vigilia con los jóvenes, en la noche del sábado, en la plaza
Jelacic, en el corazón de la ciudad de Zagreb. Allí pude reunirme con la nueva generación
de Croacia, y percibí toda la fuerza de su fe joven, animada por un gran entusiasmo
por la vida y su significado, hacia el bien, hacia la libertad, es decir, hacia Dios.
¡Fue muy hermoso y conmovedor escuchar cantar a estos jóvenes con alegría y entusiasmo
y, luego en el momento de la escucha y la oración, recogerse en profundo silencio!
A ellos les repetí la pregunta que hizo Jesús a sus primeros discípulos: "¿Qué es
lo que buscáis" (Jn 1,38), pero les dije que Dios les busca antes y más de lo que
ellos mismos le buscan a Él. "Ésta es la alegría de la fe: ¡descubrir que Dios nos
ama primero! ¡Es un descubrimiento que nos mantiene siempre discípulos, y siempre
jóvenes en el espíritu! Este misterio, durante la Vigilia, se vivió en la oración
de adoración eucarística: en silencio, nuestro ser en Cristo "encontró su plenitud.
Así mi invitación a seguir a Jesús fue un eco de la Palabra que Él mismo dirigía al
corazón de los jóvenes.
Otro momento que podemos llamar ‘de cenáculo’
fue la Celebración de las Vísperas en la Catedral, con los Obispos, los sacerdotes,
los religiosos y los jóvenes que se están formando en los Seminarios y en los Noviciados.
También aquí, de modo particular, experimentamos nuestro ser “familia” como comunidad
eclesial. En la Catedral de Zagreb se encuentra la monumental tumba del beato Cardenal
Alojzije Stepinac, Obispo y Mártir. Él, en nombre de Cristo, se opuso con valentía,
primero a los abusos violentos del nazismo y del fascismo y, luego, a los del régimen
comunista. Fue encarcelado y confinado en su pueblo natal. Creado Cardenal por el
Papa Pío XII, murió en 1960, por una enfermedad que contrajo en la cárcel. A la luz
de su testimonio, alenté a los Obispos y a los presbíteros en su ministerio, exhortándolos
a la comunión y al impulso apostólico; he vuelto a proponer a los consagrados la
belleza y la radicalidad de su forma de vida; he invitado a los seminaristas, a los
novicios y a las novicias a seguir con alegría a Cristo, que los ha llamado por su
nombre. Este momento de oración, enriquecido por la presencia de tantos hermanos y
hermanas que han dedicado su vida al Señor, ha sido para mí un gran aliento. Y rezo
para que las familias croatas sean siempre terreno fértil para el nacimiento de numerosas
y santas vocaciones al servicio del Reino de Dios.
Muy significativo
fue también el encuentro con los exponentes de la sociedad civil, del mundo político,
académico, cultural y empresarial, con el Cuerpo Diplomático y con los Líderes religiosos,
reunidos en el Teatro Nacional de Zagreb. En ese contexto, tuve la alegría de rendir
homenaje a la gran tradición cultural croata, inseparable de su historia de fe y de
la presencia viva de la Iglesia, promotora a lo largo de los siglos de múltiples
instituciones y sobre todo formadora de ilustres buscadores de la verdad y del bien
común. Entre ellos, recordé en particular al jesuita Padre Ruđer Bošković,
gran científico, cuyo tercer centenario de nacimiento se conmemora este año.
Una vez más, todos percibimos la evidencia de la vocación más profunda de Europa,
que es la de custodiar y de renovar un humanismo que tiene raíces cristianas y que
se puede definir “católico”. Es decir universal e integral. Un humanismo que coloca
en el centro la conciencia del hombre, su apertura trascendente y, al mismo tiempo,
su realidad histórica, capaz de inspirar proyectos políticos diversificados, pero
convergentes en la construcción de una democracia sustancial, fundada sobre los valores
éticos arraigados en la misma naturaleza humana. Mirar a Europa desde el punto de
vista de una Nación de antigua y sólida tradición cristiana, que es parte integrante
de la civilización europea, mientras se apresta a ingresar en la Unión política, ha
recordado de nuevo la urgencia del desafío que interpela hoy a los pueblos de este
Continente: es decir, la de no tener miedo de Dios, del Dios de Jesucristo, que es
Amor y Verdad, y que no le quita nada a la libertad, sino que la devuelve a sí misma
y le dona el horizonte de una esperanza fiable.
Queridos amigos, cada
vez que el Sucesor de Pedro realiza un viaje apostólico, todo el cuerpo eclesial participa
de alguna manera en el dinamismo de comunión y de misión propio del su ministerio.
Agradezco a todos aquellos que me han acompañado y sostenido con la oración, logrando
que mi visita pastoral se pudiera desarrollar óptimamente. Ahora, mientras agradecemos
al Señor por este gran don, pidámosle, por intercesión de la Virgen María, Reina de
los Croatas, que cuanto he podido sembrar produzca frutos abundantes, para las familias
croatas, para toda la Nación y para toda Europa.