“Dios no puede fracasar en su intento de salvar al hombre”, sino que permanece fiel
a su promesa. Lo afirmó Benedicto XVI en su catequesis de la audiencia general
Miércoles, 1 jun (RV).- El Santo Padre celebró esta mañana a las 10,30 en la plaza
de San Pedro la tradicional audiencia general de los miércoles. En su catequesis,
Benedicto XVI continuó desarrollando el nuevo ciclo dedicado a la oración, en esta
ocasión siguiendo el ejemplo de Moisés. Escuchemos el resumen de este tema que el
Papa leyó en nuestro idioma:
Queridos hermanos
y hermanas: Continuamos hoy el tema de la oración con el ejemplo de Moisés. Según
la Escritura, él hablaba con Dios como quien habla a un amigo. En uno de los encuentros
que la Biblia describe, Moisés sube al monte Sinaí a recibir las tablas de la ley;
ayuna cuarenta días, para significar que la vida viene de Dios y que él la espera
en el don de la Ley, signo de su alianza. En un determinado momento, el Señor le dice
que baje del monte, pues el pueblo se ha construido un ídolo, cayendo así en una tentación
constante para el hombre, construirse un dios comprensible y manejable. Ante esta
infidelidad, Dios dice a Moisés que le deje destruir a ese pueblo terco y hacer de
él un gran pueblo. Pero Moisés ha comprendido en el diálogo con Dios su misericordia
y sabe ver con su corazón, por eso entiende que lo que Dios le pide en realidad es
su intercesión. Hace caso omiso de la ‘tentadora’ propuesta y eleva una súplica a
favor del pueblo rebelde, en ella no resalta ningún mérito del hombre ni tampoco intenta
excusar su conducta, sino que basa todo el argumento en la honra de Dios: Dios no
puede fracasar en su intento de salvar al hombre, debe permanecer fiel a su promesa.
Así, Moisés asume la suerte de su pueblo y se hace portavoz de la gratuidad del don
de Dios, que se hace patente con la restitución de unas nuevas tablas.
De
los diversos saludos a los grupos de peregrinos presentes esta mañana en la plaza
de San Pedro, destacamos el dirigido a los fieles polacos, especialmente a los jóvenes,
a quienes recordó que el próximo sábado se reunirán en Lednica. Por esta razón que
les pidió que den gracias Dios por la vida y por la beatificación de Juan Pablo II,
padre, sacerdote y amigo de los jóvenes. “¡Él –dijo– construyó la casa sobre la roca
que es Cristo! Seguía la voz del Evangelio. Perseveraba en la oración y en la adoración
de la Eucaristía. Para cada hombre tenía abierto su corazón. Sufría con Cristo. Era
un extraordinario peregrino de la fe”. Y les deseó que el lema del encuentro, a saber
“¡Juan Pablo II, lo que importa es la santidad!” sea para ellos fuente de inspiración;
a la vez que bendijo de corazón su camino hacia la santidad.
A los peregrinos
croatas el Santo Padre les recordó que el próximo sábado y domingo viajará a Zagreb,
en Croacia, para celebrar con ellos la Jornada de las familias católicas. Y los invitó
–mientras espera este encuentro con alegría– a rezar para que su viaje a esta querida
tierra dé muchos frutos espirituales y las familias cristianas sean sal de la tierra
y luz del mundo.
Como esa habitual, el Pontífice se dirigió a los jóvenes,
enfermos y recién casados que participaron en esta audiencia general. Al destacar
que hoy comenzamos el mes de junio, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, el Papa
pidió que nos detengamos muchas veces a contemplar este profundo misterio del Amor
divino. A los queridos jóvenes, les deseó que en la escuela del Corazón de Cristo
aprendan a asumir con seriedad las responsabilidades que les esperan. A los queridos
enfermos, les manifestó su deseo de que encuentren en esta fuente infinita de misericordia
la valentía y la paciencia para cumplir la voluntad de Dios en todas las situaciones.
Y a los recién casados les pidió que permanezcan fieles al amor de Dios y que lo testimonien
con su amor conyugal.
Al saludar a los numerosos fieles procedentes de América
Latina y de España, Benedicto XVI les dijo:
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los de la parroquia de San Juan
Evangelista, de Madrid, así como a los demás grupos provenientes de España, Argentina,
Ecuador, México y otros países latinoamericanos. Que el Señor nos ayude a comprender
en la oración su designio gratuito de salvación, que ha llegado a su culminación en
el don de su Hijo, Jesucristo, para que siguiendo su ejemplo demos la vida por los
demás, sin esperar nada a cambio. Muchas gracias.