El Papa exhorta a Macedonia y Bulgaria a “construir la nueva Europa, sin olvidar sus
raíces cristianas y sin meros intereses económicos, sino con valores fundados en la
ley moral universal"
Lunes, 23 may (RV).- A las once de la mañana Benedicto XVI ha recibido en audiencia
a la delegación de la ex república Yugoslava de Macedonia encabezada por su presidente.
Acompañaban al presidente miembros del gobierno, otras autoridades y representantes
de la Iglesia Ortodoxa y de la Iglesia Católica. El Santo Padre tras manifestarles
su alegría por estar con ellos les ha recordado que la “fiesta de los santos Cirilo
y Metodio es para todos nosotros un motivo de alegría”.
“Ellos animados
por la pasión de dar a conocer el Evangelio de Cristo y precisamente por este motivo
se prodigaron en dar a conocer la doctrina cristiana, recogiéndola en libros escritos
en lengua eslava. Sin duda esto fue un acontecimiento decisivo para el crecimiento
y el desarrollo de la civilización y de la cultura eslava en general”.
A
este punto Benedicto XVI ha subrayado a los presentes que el testimonio y las enseñanzas
de estos hermanos santos son actuales tanto para aquellos que están al servicio del
Evangelio, como para aquellos que están llamados para gobernar la suerte de las naciones.
"La vida de estos
hombres estuvo totalmente dedicada a la actividad apostólica y a la intuición divina
para hacer comprensible y accesible el mensaje de la Revelación a las poblaciones
y motivo de unidad para las tradiciones y culturas diferentes. En la acogida del designio
salvífico de Dios, los pueblos pueden encontrar de nuevo sus fundamentos sobre los
que edificar la civilización y la sociedad impregnadas por el espíritu de reconciliación
y de convivencia pacífica. No puede haber unidad real sin el respeto por la dignidad
de cada persona humana y de sus derechos inalienables”.
El Santo Padre
ha recordado que el Evangelio de Cristo, como habían comprendido muy bien los santos
Cirilo y Metodio, es capaz de iluminar todos los ámbitos y dimensiones de la experiencia
humana, para hacerla plenamente humana. La Palabra de Dios llama continuamente a la
conversión del corazón, para que toda decisión, cada opción quede purificada de intereses
egoístas; y es precisamente de esta permanente conversión a Dios es posible que nazca
una humanidad nueva.
Como siempre Benedicto XVI antes de despedirse les ha
recordado que su peregrinación anual a Roma debe ser una ocasión para renovar los
vínculos de amistad entre la ex república Yugoslava de Macedonia y la Iglesia Católica,
y al mismo tiempo, que sirva para reforzar y promover el compromiso por el bien común
de su país.
Y al recibir, como es tradicional, también a la delegación de
Bulgaria, encabezada por la presidenta del Parlamento, que ha venido a Roma para lo
que es ya una cita anual, en el contexto de la fiesta litúrgica de estos santos, compatronos
de Europa y apóstoles de los pueblos eslavos, el Papa ha recordado que «fueron evangelios
vivos y signos elocuentes de la bondad del Señor» y que por ello «su testimonio alcanzó
con mayor facilidad a los hombres de su tiempo».
Benedicto XVI ha reiterado
asimismo la actualidad de la «relevancia espiritual y cultural de los Santos Cirilo
y Metodio – beneméritos pioneros de la evangelización de Europa, honrados tanto en
Oriente como en Occidente – que impulsaron una vasta renovación espiritual, sentando
las bases para una auténtica promoción de la libertad y de la unidad de la Europa
cristiana».
Cirilo y Metodio «recuerdan a los pueblos europeos de hoy - que
se abren a nuevas perspectivas de cooperación - que su unidad será más firme si se
basa en las comunes raíces cristianas». Pues, en efecto, «en la compleja historia
de Europa, el cristianismo representa un elemento central y cualificado, ha hecho
hincapié Benedicto XVI, señalando luego que «la fe cristiana plasmó la cultura del
viejo continente y se entrelazó de forma indisoluble con su historia, al punto que
ésta no sería comprensible si no se enfocara con las vivencias que caracterizaron
primero el gran periodo de la evangelización y, luego, los largos siglos en los que
el cristianismo asumió un papel cada vez más relevante»:
«Por lo tanto,
resulta importante que Europa crezca en la dimensión espiritual, sobre la estela de
su mejor historia. La unidad del Continente, que está madurando progresivamente en
las conciencias y se está definiendo también en ámbito político, representa una perspectiva
de gran esperanza. Los europeos están llamados a comprometerse para crear las condiciones
de una profunda cohesión y de una colaboración efectiva entre los pueblos. Para edificar
sobre bases sólidas a la nueva Europa, no basta apelar sólo a los intereses económicos,
sino que es necesario hacer leva, más bien, en los valores auténticos, que tienen
su cimiento en la ley moral universal inscrita en el corazón de todo hombre".
Anhelo
de corazón que la herencia moral y cultural de los Santos Cirilo y Metodio alimente
siempre en cada uno de vosotros el deseo de valorizar el patrimonio espiritual de
vuestras tierras y, al mismo tiempo, el de la apertura y de la comunión en el respeto
mutuo. Que este encuentro pueda ser motivo de ulteriores relaciones en la fraternidad
y en la solidaridad. Que el Señor bendiga a vuestro amado país y a todos sus ciudadanos».