El Santo Padre estableció contacto con los astronautas en misión en la Estación Espacial
Internacional
Sábado, 21 may (RV).- A primeras horas de esta tarde el Santo Padre estableció un
contacto vía satélite sin precedentes en la historia: en la Sala Foconi del Vaticano,
sentado frente a una mesa y con una amplia pantalla televisiva, Benedicto XVI comunicó
con un grupo de 12 astronautas.
Es sábado 21 de mayo, 13 horas con 11 minutos
de Roma: A partir de ese momento y por 20 minutos que pasarán a formar parte de la
historia de la Iglesia del tercer milenio, el Papa ha dialogado y acompañado a los
tripulantes en su última misión en la Estación Espacial Internacional del transbordador
Endeavour, que despegó el lunes 16 de mayo desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo
Cañaveral, Florida, para realizar una misión de 16 días destinada a llevar un potente
experimento de física para investigar el origen del Universo. Se trata del último
viaje del transbordador Endeavour, antes de su retiro.
Acompañaban a Benedicto
XVI en la Sala Foconi el ex astronauta alemán Thomas Reiter, el Presidente de la Agencia
Espacial Italiana, Enrico Saggese, quien pide al Comandante de la misión, el ruso
Dimitri Kontradieff, ruso, que presente a Su Santidad la misión misma y a los tripulantes
en misión.
Cinco las preguntas que el Papa ha dirigido a los astronautas,
después de haberlos saludado diciéndoles: “Querido Astronautas, estoy muy contento
de tener la extraordinaria oportunidad de conversar con ustedes durante esta misión,
y especialmente agradecido de poder hablar con ustedes presentes en la estación espacial
en este momento”.
Benedicto XVI aludió en su breve introducción al hecho de
que la humanidad experimenta un período de rápido progreso en los campos de aplicaciones
técnicas y conocimientos científicos y que en cierto sentido ellos en este campo son
representantes de la humanidad en una exploración que introduce en el conocimiento
de nuevos espacios y posibilidades para el futuro de la humanidad que va más allá
de las limitaciones de la existencia cotidiana.
“Admiramos su valentía –les
dijo- así como la disciplina y extrema responsabilidad con que se han preparado para
cumplir con esta misión. Estamos convencidos de que ella está inspirada por nobles
ideales y tiene la finalidad de colocar los resultados de esta investigación y sus
esfuerzos a disposición de toda la humanidad para el bien común”.
Benedicto
XVI observó que esta conversación le da la oportunidad de expresar su personal admiración
y agradecimiento a ésta tripulación de astronautas y a todos los que colaboran para
hacer posible su misión
“Esta conversación me da la oportunidad de expresar
mi admiración y agradecimiento a todos los que colaboran para hacer posible la realización
de esta misión y animarlos a conducirla con éxito. Tengo –añadió el Papa- mucha curiosidad
por informarme sobre sus experiencias y reflexiones.”
Acto seguido el Sucesor
de Pedro expresó una pregunta relacionada con la visión que desde una estación espacial
se tiene de la tierra, aludiendo a que se vuela sobre las Naciones y continentes varias
veces al día. “Creo, les dijo, que debe ser evidente para ustedes que vivimos todos
juntos en la tierra y cuán absurdo sea el luchar y matar a otros”, y expresó a uno
de los astronautas su curiosidad por saber si, cuando están contemplando la tierra
desde arriba acaso se han preguntado sobre las Naciones y las personas que viven juntas
en la tierra y sobre el modo en que la ciencia puede contribuir a la causa de la paz.
El
segundo argumento afrontado por el Santo Padre fue a propósito de una temática que
suele ser tema en sus discursos y que está referida a la responsabilidad que los humanos
tenemos sobre el futuro de nuestro plantea. “Recuerdo en este momento, dijo, los graves
riesgos que enfrenta el medio ambiente con la supervivencia de las generaciones
futuras. Los científicos –añadió- nos dicen hay que tener cuidado y desde un punto
de vista ético, tenemos que desarrollar nuestra conciencia”. Y preguntó desde su perspectiva
de observación, extraordinaria, sobre el modo en que se percibe la situación en la
tierra, y si son perceptibles los signos o fenómenos hacia los que tenemos que estar
más atentos.
El Papa introdujo su tercera pregunta anteponiendo su convicción
de que la tripulación presente en la Estación Espacial Internacional vive una experiencia
extraordinaria y muy importante, sobre todo si se piensa en que tendrán que regresar
a la tierra y vivir como el resto de los seres humanos. Fue así que observó que seguramente,
a su regreso, serán admirados y tratados como héroes a los que se les pedirá hablar
de sus experiencias. Acto seguido cuestionó sobre cuáles serán los mensajes más importantes
que les gustaría transmitir especialmente a los jóvenes que van a vivir en un mundo
fuertemente influenciado por su experiencia y descubrimientos.
En su cuarta
intervención el Pontífice nuevamente subrayó que la exploración espacial es una fascinante
aventura científica. Así dijo textualmente: “Sé que han instalado nuevos equipos para
seguir la investigación científica y el estudio de la radiación procedente del espacio
exterior, pero creo que también es una aventura del espíritu humano, un poderoso estímulo
para reflexionar sobre el origen y el futuro de universo y la humanidad. A menudo
los creyentes miran el cielo ilimitado y meditan sobre el creador de todo, pensando
en el misterio de su grandeza”.
Recordó el Papa que la medalla que entregó
a uno de los dos astronautas italianos, Roberto Vittori, que participan en la misión
espacial, lleva grabada la representación de “La Creación” del hombre, pintada por
Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Recordando su intenso compromiso de trabajo y
de investigación le preguntó si hay veces en que se tienen que detener para hacer
reflexiones parecidas, y tal vez dirigir una oración al Creador, o acaso será más
fácil reflexionar sobre estas cosas estando de regreso y sobre la Tierra.
La
última pregunta de Benedicto XVI a los astronautas fue en italiano, dirigida al segundo
astronauta de esta nacionalidad, Paolo Nespoli, diciéndose conocedor de que en días
pasados falleció su madre: “cuando dentro de pocos días regreses a casa ya no la encontrarás
que te espera. Todos estamos cercanos a ti, he rezado también yo por ella…”. A él
el Santo Padre ha dirigido su última cuestión para saber si en la estación espacial
los astronautas se sienten lejanos y aislados, sufriendo un sentido de separación,
o por el contrario se sienten unidos entre ellos mismos y por lo tanto miembros de
una comunidad que los acompaña con atención y afecto.
Hacia el final de la
conexión que duró 20 minutos a sus queridos astronautas, el Papa dedicó desde el Vaticano
palabras de agradecimiento cordial por la bellísima ocasión de encuentro y de diálogo:
“Ustedes han ayudado, no solamente a mí sino a tantas otras personas, a reflexionar
juntas sobre temas importantes para el futuro de la humanidad. Expreso los mejores
deseos para el desarrollo de su trabajo y por el resultado de ésta gran misión al
servicio de la ciencia, de la colaboración internacional, del progreso auténtico y
de la paz en el mundo. Continuaré a seguirlos con mi pensamiento y mi oración”. Y
tras citar estas palabras Benedicto XVI impartió su bendición apostólica. (P.L.J.R)