2011-05-10 13:00:50

Esta tarde en Roma tendrá lugar una vigilia de oración dedicada al Beato Juan Pablo II en el 30° aniversario de la Laborem exercens


Martes, 10 may (RV).- En el ámbito de la Beatificación de Juan Pablo II y en el 30° aniversario de la Laborem exercens, la primera Encíclica social del Papa Wojtyła, esta tarde a las siete, tendrá lugar una vigilia de oración dedicada al Beato en la Basílica romana de la Santa Cruz de Jerusalén, por iniciativa de las Asociaciones Cristianas de los Trabajadores italianos, la Confederación italiana de los Sindicatos de los trabajadores y el Movimiento Cristiano de los trabajadores.

Presidirá la celebración Monseñor Paolo Schiavon, Obispo Auxiliar de Roma. Recordamos que en esta encíclica, promulgada el 14 de septiembre de 1981, el Beato Juan Pablo II escribía que tras haberse cumplido noventa años desde la publicación -por obra de León XIII, el gran Pontífice de la" cuestión social"- de aquella Encíclica de decisiva importancia, que comienza con las palabras Rerum Novarum, deseaba dedicar este documento precisamente al trabajo humano, y más aún deseaba dedicarlo al hombre en el vasto contexto de esa realidad que es el trabajo.

“El trabajo –leemos en la Laborem exercens- es uno de estos aspectos, perenne y fundamental, siempre actual y que exige constantemente una renovada atención y un decidido testimonio. Porque surgen siempre nuevos interrogantes y problemas, nacen siempre nuevas esperanzas, pero nacen también temores y amenazas relacionadas con esta dimensión fundamental de la existencia humana, de la que la vida del hombre está hecha cada día, de la que deriva la propia dignidad específica y en la que a la vez está contenida la medida incesante de la fatiga humana, del sufrimiento y también del daño y de la injusticia que invaden profundamente la vida social dentro de cada Nación y a escala internacional”.

Y añadía: “Si bien es verdad que el hombre se nutre con el pan del trabajo de sus manos, es decir, no sólo de ese pan de cada día que mantiene vivo su cuerpo, sino también del pan de la ciencia y del progreso, de la civilización y de la cultura, entonces es también verdad perenne que él se nutre de ese pan con el sudor de su frente; o sea no sólo con el esfuerzo y la fatiga personales, sino también en medio de tantas tensiones, conflictos y crisis que, en relación con la realidad del trabajo, trastocan la vida de cada sociedad y aun de toda la humanidad”.

En su gran humanidad, el Beato Juan Pablo II concluía sus reflexiones de esta primera encíclica social impartiendo de corazón la propiciadora Bendición Apostólica y haciendo una confidencia personal. El Papa explicaba que este documento lo había preparado para que fuera publicado el 15 de mayo de 1981, con ocasión del 90° aniversario de la Encíclica Rerum Novarum de su Predecesor León XIII, y escribía que había podido revisarlo definitivamente sólo después de su permanencia en el hospital. En efecto, amigos oyentes, como muchos recordarán, el Beato Juan Pablo II sufrió, precisamente el 13 de mayo de 1981, el atentado por parte del turco Mehmet Ali Ağca, quien le disparó en la plaza de San Pedro dos golpes de pistola.








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