El Papa exhorta a los fieles de Aquileia a redescubrir, defender y profesar con valentía
la verdad fundamental que es Cristo, esperanza y futuro
Sábado, 7 may (RV).- Con el lema «Tú confirma nuestra fe», dos son las ciudades que
acogen este fin de semana al Papa y dos las ocasiones de esta visita pontificia. Aquileia,
para la preparación del segundo encuentro eclesial, que tendrá lugar en esa ciudad
en Pentecostés de 2012. Y Venecia, para la inauguración de Biblioteca del Studium
Generale Marcianum, que ha sido restaurada. El logo de esta visita de Benedicto XVI
presenta la unión de dos mosaicos de la Basílica de San Marcos, que representan a
Pedro y a Marcos, acompañados de la cruz de Aquileia, signo de comunión entre las
Iglesias del noreste de Italia, junto con el lema de la misma visita que evoca la
misión específica del sucesor de Pedro y la razón profunda de su viaje.
El
Santo Padre salió del Vaticano a las tres de la tarde y desde el aeropuerto romano
de Ciampino, viajó en avión rumbo a Aquileia. Su llegada al aeropuerto de ‘Fruli-Venezia
Giulia’ de Ronchi dei Legionari, fue hacia las cuatro y cuarto de esta misma tarde.
Poco después de su llegada a Aquileia, Benedicto XVI saludó a los ciudadanos
en la Plaza del Capitolo. Luego, en la Basílica, se dirigió a los participantes en
la Asamblea de preparación del segundo Congreso de Aquileia. Hacia las seis y cuarto
de esta tarde, el Santo Padre prosiguió su viaje, en helicóptero, hacia Venecia. En
la célebre plaza de San Marcos, Benedicto XVI saludó a los venecianos, y en la Basílica
dedicada al evangelista, se detuvo en oración ante sus reliquias.
Recibido
con grandes muestras de cariño y aplausos, Benedicto XVI saludó cordialmente esta
tarde a la multitud reunida en la Plaza del Capitolo de Aquileia, evocando la historia
antigua e ilustre de la Iglesia en esta amada tierra. Tras dirigirse a los Pastores,
autoridades y fieles de las diócesis italianas de las tres venecias, así como a los
Eslovenia, Croacia, Austria y Baviera, el Santo Padre concluyó sus intensas palabras
con una vibrante exhortación a permanecer con valentía en la fe, testimoniando a Cristo,
la justicia y la paz, con la esperanza cristiana que tanto necesita la humanidad:
«Queridos hermanos,
hijos y herederos de la gloriosa Iglesia de Aquileia, estoy entre vosotros para admirar
esta rica y antigua tradición – pero ante todo - también para confirmaros en la fe
profunda de vuestros Padres: en esta hora de la historia redescubrid, defended y profesad
con calor espiritual esta verdad fundamental. Sólo de Cristo, de hecho, la humanidad
puede recibir esperanza y futuro. Sólo con Él puede percibir el significado y el
poder del perdón, la justicia y la paz ¡Mantened siempre vivas, con valentía, la fe
y las obras de vuestras raíces! Sed en vuestras Iglesias y en la sociedad "quasi beatorum
chorus" - como afirmaba Jerónimo del clero de Aquilea – por medio de la unidad de
la fe, el estudio de la Palabra, el amor fraterno y la armonía gozosa y multiforme
del testimonio eclesial».
El Santo Padre concluyó su apremiante exhortación
haciendo hincapié en la importancia del testimonio y de la caridad evangélica, en
particular en este momento histórico:
«Os invito a ser siempre
nuevamente discípulos del Evangelio, para traducirlo al fervor espiritual, la claridad
de la fe, caridad sincera y pronta sensibilidad hacia los pobres. Que podáis plasmar
vuestra vida según el ‘sermo rusticus’ que señalaba Jerónimo, refiriéndose a la calidad
evangélica de la comunidad de Aquileia. Sed asiduos en el ‘pesebre’, como decía Cromacio,
es decir en el altar, donde Cristo mismo es el alimento, Pan de vida, fortaleza en
las persecuciones, alimento que alienta en todo momento de desconfianza y de debilidad,
que da valentía y ardor cristiano. Que el recuerdo de la santa Madre Iglesia de Aquileia
os sostenga, os impulse a nuevas metas misioneras en este atormentado periodo histórico
y os haga artífices de unidad y de comprensión entre los pueblos de vuestras tierras.
Que os ampare siempre en el camino la Virgen María y mi bendición os acompañe».
Benedicto
XVI saludó y agradeció también en esloveno, alemán y croata, lengua ésta en la que
recordó que dentro de un mes estará en Zagreb. Luego, en la Basílica de esta misma
ciudad, se dirigió a los participantes en la Asamblea de preparación del segundo Congreso
de Aquileia.
En el magnífico marco de la histórica Basílica de Aquileia, acogido
de forma solemne y cariñosa por los representantes de las 15 diócesis italianas de
las tres Venecias, Benedicto XVI saludó cordialmente al Cardenal Patriarca de Venecia,
a los obispos y al clero, reflexionando sobre el camino que les está conduciendo al
segundo encuentro eclesial de Aquileia y sobre la importancia de la nueva Evangelización,
compartiendo el encuentro personal con Jesús. Sobre cómo anunciar hoy a Cristo, cómo
comunicar el Evangelio y cómo educar en la fe.
En esta región con profundas
raíces cristianas, desde donde germinaron las Iglesias del noreste de Italia así como
las de Eslovenia, Austria, Croacia, Baviera y Hungría - que es testigo y heredera
de una historia rica de fe, cultura y arte, el Santo Padre ha animado a perseverar
también en la caridad y en el voluntariado.
«La misión prioritaria
que el Señor os encomienda hoy, renovados en el encuentro personal con él es la de
testimoniar el amor de Dios al hombre. Estáis llamados a hacerlo, ante todo con las
obras de amor y las opciones de vida en favor de las personas concretas, a partir
de los más débiles, frágiles, indefensos, no autosuficientes, como los pobres, los
ancianos, los enfermos, los discapacitados».
Tras hacer hincapié en la importancia
del testimonio de la caridad evangélica en la dimensión social, el Papa reiteró la
urgencia del compromiso pastoral en la defensa de la familia y de la vida, sin olvidar
a los jóvenes:
«Procurad centrar
vuestra atención en la familia, cuna del amor y de la vida, célula fundamental de
la sociedad y de la comunidad eclesial. Este compromiso pastoral es aún más urgente
hoy ante la crisis siempre más difundida de la vida conyugal y de la drástica disminución
de la natalidad. En toda vuestra acción pastoral no descuidéis a los jóvenes. Ellos
miran hoy al futuro con gran incertidumbre, viven a menudo en una condición de malestar,
de inseguridad y de fragilidad ¡pero llevan en su corazón gran hambre y sed de Dios,
que requiere constate atención y respuesta!
Ante los apremiantes desafíos
de hoy, teniendo en cuenta el contexto geográfico en que se encuentran, cruce entre
el occidente y el oriente de Europa, y recordando el fenómeno del turismo y de la
inmigración, el proceso de homologación provocado por la acción pervasiva de los medios
de comunicación, que han acentuado el pluralismo cultural y religioso, Benedicto XVI
renovó su invitación a no renegar del Evangelio, comunicando con su mismo estilo de
vida aquel humanismo que ahonda sus raíces en el cristianismo, para construir junto
con todos los hombres de buena voluntad una ciudad más humana, justa y solidaria:
«Encomiendo también
a vosotros, así como a las otras Iglesias en toda Italia, el compromiso de suscitar
una nueva generación de hombres y de mujeres capaces de asumir responsabilidades directas
en todos los ámbitos de la sociedad, en particular en el político. Éste necesita más
que nunca de personas, sobre todo de jóvenes, capaces de edificar un ‘vida buena’
en favor y al servicio de todos. De este compromiso no se pueden eximir los cristianos
que son peregrinos hacia el Cielo, pero que viven ya aquí un anticipo de eternidad».