2011-05-06 13:10:47

A los nuevos reclutas de la Guardia Suiza Pontificia Benedicto XVI les agradece el sentido del servicio desinteresado recibido de sus padres


Viernes, 6 may (RV).- Después de mediodía, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, Benedicto XVI recibió a los guardias suizos que esta tarde prestarán juramento como miembros de la Guardia Suiza Pontificia, acompañados por sus padres. A todos ellos, el Pontífice les dirigió una alocución en alemán, francés e italiano, las lenguas de la Federación Helvética.

Al saludar a su comandante, así como al capellán, a los queridos oficiales y a los miembros de este Cuerpo militar, junto a todos los presentes, el Papa manifestó su satisfacción por esta audiencia en esta jornada de celebración, a la vez que saludó de modo especial a los nuevos reclutas que “siguiendo el ejemplo de no pocos compatriotas –dijo– han elegido dedicar algunos años de su juventud al servicio del Sucesor de Pedro”.

Tras destacar que la presencia de sus padres, parientes y amigos que han venido a Roma para participar en estos días de fiesta, expresa no sólo la relación de muchos católicos suizos con la Santa Sede, sino también la enseñanza, la educación moral y el buen ejemplo mediante el cual los padres han transmitido a sus hijos la fe cristiana y el sentido del servicio desinteresado, Benedicto XVI añadió textualmente:

“La jornada de hoy constituye la ocasión para dirigir una mirada al glorioso pasado de la Guardia Suiza Pontificia. Pienso en particular en el evento –recordado numerosas veces porque es fundamental en vuestra historia– del famoso “Saco de Roma”, que vio a los guardias suizas empeñados en la valerosa defensa del Papa, hasta dar su vida por él. El recuerdo de aquel saqueo terreno debe hacer reflexionar acerca de que existe también la amenaza de un saqueo más peligroso, que podríamos definir espiritual. En efecto, en el actual contexto social, muchos jóvenes corren el riesgo de caer en un empobrecimiento progresivo del alma, puesto que persiguen ideales y perspectivas de vida superficiales, que sólo colman necesidades y exigencias materiales”.

El Santo Padre les pidió asimismo que hagan que su permanencia en Roma constituya “un tiempo propicio para aprovechar de la mejor manera posible las muchas posibilidades que esta ciudad les ofrece, para dar un sentido cada vez más sólido y profundo a su vida”. Porque como les dijo el Papa, el período que transcurrirán en la “Ciudad Eterna”, será “un momento excepcional en su existencia” si lo vivirán con espíritu de sincera hermandad, ayudándose recíprocamente a “conducir una vida ejemplarmente cristiana, que corresponda a su fe y a su misión peculiar en la Iglesia”.

Hablando en francés, Benedicto XVI les hizo la siguiente recomendación: “Cuando algunos de vosotros juren hoy fielmente el servicio en la Guardia Suiza Pontificia, y otros renueven este juramento en su corazón, pensad en el rostro luminoso de Cristo, que os llama a ser auténticos hombres y verdaderos cristianos, protagonistas de vuestra existencia. Su pasión, muerte y resurrección son una elocuente llamada a afrontar con consciente madurez los obstáculos y los desafíos de la vida, sabiendo bien, como nos lo ha recordado la Liturgia en el curso de la Vigilia pascual, que el Señor resucitado es ‘Rey eterno que ha vencido las tinieblas del mundo’".

El Obispo de Roma no dejó de recordarles a estos “queridos jóvenes” que el Señor camina con ellos, los sostiene, y los anima a seguirlo en la misma fidelidad; razón por la cual les deseó “de corazón” que sientan “siempre la alegría y el consuelo de su presencia luminosa y corroborante”. Al mismo tiempo, el Santo Padre les dijo que este encuentro le ofrecía la oportunidad de manifestar a los nuevos reclutas su “profunda gratitud por la elección de ponerse a disposición del Sucesor de Pedro por un período, y contribuir así a garantizar el orden necesario y la seguridad dentro de la Ciudad Vaticano”.

De la misma manera, el Papa aprovechó de buen grado esta ocasión para extender su reconocimiento al entero Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia, llamado a desarrollar, entre sus diversas tareas, el de acoger “con cortesía y con gentileza a los peregrinos y visitantes del Vaticano”. Y les dijo que esta obra de vigilancia que desarrollan “con diligencia, amor y solicitud es ciertamente considerable y delicada”, porque requiere a veces “no poca paciencia, perseverancia y disponibilidad a la escucha”.

Hablando en italiano el Pontífice les dijo: “Queridos amigos, vuestro servicio es sumamente útil para el tranquillo y seguro desarrollo de la vida cotidiana y de las manifestaciones espirituales y religiosas de la Ciudad del Vaticano. Que vuestra significativa presencia en el corazón de la cristiandad, donde multitudes de fieles llegan sin cesar para encontrar al Sucesor de Pedro y para visitar las tumbas de los Apóstoles, suscite cada vez más en cada uno de vosotros el propósito de intensificar la dimensión espiritual de la vida, así como también el empeño para profundizar vuestra fe cristiana, testimoniándola gozosamente con una coherente conducta de vida”.

Por último, Benedicto XVI les aseguró su ferviente oración, mientras de corazón impartió su bendición apostólica a cada uno de ellos y a cuantos los acompañan en esta circunstancia especial.







All the contents on this site are copyrighted ©.