Ética y versatilidad femenina claves para un nuevo rumbo en el mercado laboral y empresarial
Jueves 5 may (RV).- “La mujer es una sembradora de ética que hace la diferencia” fue
una de las conclusiones del congreso internacional sobre la mujer y el trabajo sostenible
promovido por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, en colaboración con la Universidad
Europea de Roma. Especialistas y operadores económicos, sociales, institucionales
y universitarios, se dieron cita, este jueves, en Roma, con el objetivo de planificar
las acciones necesarias para valorizar la contribución femenina en el mundo del trabajo.
Entre
las reflexiones evidenciadas en el congreso destaca que la inversión en el progreso
de las mujeres significa ayudar el crecimiento económico y mejorar las capacidades
organizativas de las comunidades. De hecho- destaca el comunicado final de la reunión
-la mujer es capaz de dar un nuevo rumbo al mundo de los negocios, de la cultura y
de la ciencia, gracias a sus características peculiares de liderazgo, sus actitudes
y capacidad para la adaptación y la versatilidad y, sobretodo, el componente ético,
típico del género femenino.
En la apertura de las sesiones, el padre Michael
Ryan, Docente de la Facultad de Filosofía del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum,
citó las palabras del Papa Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in veritate, en la
que pone de relieve la exigencia de “soluciones nuevas” en el desarrollo de los pueblos,
las cuales deben encontrarse “en el respeto de las leyes propias de cada realidad
y a la luz de una visión integral del hombre que refleje los varios aspectos de la
persona humana, contemplada con la mirada purificada de la caridad”. En este contexto,
el Padre Ryan afirmó que el mundo de la empresa necesita encontrar valores fuertes
para enfrentar los desafíos, entre los cuales la dimensión ética, que lamentablemente
en la época contemporánea, en el mundo económico, no ha sido rigurosa.
A la
luz de las numerosas ponencias se ha podido subrayar que la “mujer posee toda una
serie de características intrínsecas a su naturaleza que puede transmitir al mundo
del trabajo y de los mercados internacionales, con particular atención a los aspectos
sociales y al impacto que su presencia en las empresas puede tener en el tejido socioeconómico
del país al que pertenece.
No obstante, también se puso de relieve la marginación
y subestimación de la mujer en el campo de las instituciones y las empresas con barreras
que todavía hoy impiden una efectiva paridad con respecto al mundo masculino. Estas
barreras pueden ser de diversas naturalezas: social, familiar, profesional, cultural
que, sin embargo, son vistas a través de enraizados prejuicios muy difíciles de eliminar.
De allí se desprende la idea que para facilitar el crecimiento del liderazgo femenino
es necesario implementar estructuras e instrumentos de soporte a las familias, nuevos
modelos de gestión basados en el mérito y, por último, un cambio cultural profundo
de mentalidad y comportamientos.